“No estamos proporcionando a nuestros niños bastante afecto cariñoso para que distingan entre el roce tierno y la caricia sexual” (Daris, 1999:79). La mentalidad de esta conducta es una característica destacada de las culturas anglosajonas y se dejar notar en los Estados Unidos. Según Phyllis Davis, una consejera profesional titulada, informa que cuando dos norteamericanos se hablan entre ellos tienen una barrera de distancia de dieciocho pulgadas por lo menos. (Davis, 1999:83). Durante la conversación si uno se acerca más a la otra persona, su reacción automática es apartarse de él.
Aunque existen ciertos grupos étnicos en los Estados Unidos que dependen del tacto como una forma de comunicarse, las culturas estadounidense, canadiense, alemana, e inglesa el uso de ello (Davis, 1999:79). Por ejemplo, dos amigos norteamericanos pasan un rato en un café y charlan. Tienden a tocarse como promedio dos veces por hora. En cambio dos amigos franceses se tocan ciento y diez veces a la hora y entre dos puertorriqueños ciento ochenta veces. (Davis, 1999:80). Hay varias razones que explican el porqué esta práctica existe en la cultura norteamericana. Existen factores como las experiencias de infancia y la influencia de los papeles tradicionales de género para determinar ‘la conducta adecuada’
Depende de la cantidad de tacto que uno ha recibido de su familia durante los años formativos uno muestra una actitud de repugnancia o de afición hacia el tacto. Mientras el tacto violento lleva a la gente tener relaciones de abuso físico y sexual, uno de ternura resulta en relaciones de intimidad y cariño. Dado la gran influencia del tacto sobre nuestras relaciones, representa un factor clave en el desarrollo emocional y físico de los humanos. Además, la mentalidad sobre ello es una consecuencia de la educación que influye las acciones de personas desde el nacimiento hasta la muerte.
El tacto es la acción de colocar el cuerpo, sobre todo las yemas de dedos, con contacto con uno mismo, otra persona o alguna cosa (Microsoft Encarta, 2000). No sólo involucra un acto físico sino también incluye los sentimientos ya que sirve como una manera imprescindible y compleja de comunicación (Fosshage, 2000:1). Es bien sabido que la piel es el órgano sensorial más grande (Montagu, 1986:4). Hay dos clases de tacto violento y tierno. El tacto violento trata del empleo del tacto para castigar, violar o asesinar a alguien. Cuando esto sucede, la piel se convierte en un receptor del dolor (Montagu, 1986:4). En cambio, el tacto tierno significa el empleo de caricias para asegurar, consolar y curar. Como consecuencia, los sentimientos de querer y seguridad se desarrollan. Por lo tanto, a diferencia del tacto violento, la piel se convierte en un receptor de placer (Montagu, 1986:227).
El tacto tierno tiene muchos usos. Los investigadores médicos Bowlby, Harlow, Hansen, Montagu y muchos otros han dicho que el tacto es indispensable para el crecimiento de varios “sistemas psicológicos” y para una base de relaciones que sea cariñoso y sano (Fosshage, 2000:5). Es más, Montagu señala que, según sus investigaciones, el tacto tierno es una necesidad conductista esencial como la respiración representa una necesidad fisiológica. De hecho, recién nacido crece y se desarrolla por haber recibido el tacto y el cariño maternos que le deja una base sólida para sostenerlo y tener relaciones tal cuales con otras personas durante su vida (Montagu, 1986:46). Por lo tanto, el desarrollo de autoestima está basado en parte de la cantidad y la cualidad del tacto tierno que uno recibe (Andersen and Lusting, 1987:46)
Los beneficios de tacto no son sólo de la salud emocional y psicológica sino también incluye la de fisiológica. Por ejemplo, Patton and Gardner han documentado científicamente “archivos pormenorizados” de niños a los que les han sido negado recibir el cariño de sus padres, hermanos, parientes y protectores (Montagu, 1986:46). Los resultados son sorprendentes. Los archivos muestran una relación directa entre el crecimiento de los huesos de los niños y la cantidad de tacto cariño proporcionado. En uno de los casos, un niño de tres años que fue privado del afecto materno, el crecimiento de sus huesos era la mitad del promedio para niños de su edad (Montagu, 1986: 244), Por lo tanto, el doctor Brown, de Miami Research Touch Institute (El Instituto de Investigaciones del Tacto en Miami, Florida) descubrió que un gesto tan sencillo como dejar una mano sobre los hombres o coger la cintura de alguien con un brazo tenía el poder de disminuir el ritmo del corazón y bajar la tensión sanguínea. Además, halló que en algunos pacientes que estaban en un estado hondo de coma sus ritmos del corazón fueron fortalecidos por el roce y la caricia de un íntimo amigo, conocido o socio de la familia. Se cree el tacto estimula el cerebro que crea de las endorfinas que disminuyan de una forma natural el dolor. Así se explican el hecho de que cuando un niño se corta que un abrazo pueda curar en el sentido literal la herida (Fosshage, 2000:6).
Aunque los beneficios del tacto cariño son evidentes ha habido muchos “expertos” influyentes que han subrayado los provechos de evitar el contacto físico en la interrelación entre niños y mayores tanto como entre adultos. En este trabajo hablamos de dos de ellos: de Desmond Morris y de Sigmond Freud. Según su libro “La Conducta Íntima,” Morris vincula el cambio del comportamiento de niños hacia sus padres, el alejamiento de su tacto físico, como una manera de establecer autonomía. Explica que este proceso consiste en las siguientes tres fases: 1. Abrázame fuerte 2. Suéltame 3. Déjame en Paz.
Cada etapa representa la perpetua evolución de las propias necesidades desde la niñez hasta la adolescencia. Además la progresión de una fase a la otra enseña el cambio paulatino con el propósito de “imponer su independencia” (Davis, 1999:66)
Davis responde con su teoría de dos maneras: Primero, dice que para los niños las necesidades de autonomía no se excluyen mutuamente. No discrepa de que los niños necesiten la independencia. De hecho, quieren el tacto no según las condiciones de sus padres sino las suyas. Segundo, mientras los niños crecen se les dicen que no toquen cosas como la porcelana, los libros de alguien, ese niño, etcétera. Es más, son disuadidos de examinar de una manera física sus cuerpos debido al tabú social y religioso. Como consecuencia, los niños asocian sentimientos de vergüenza con el tacto físico (Davis, 1999:67).
Otro ejemplo del eludir del tacto en nuestra sociedad viene del campo de psicoanálisis. Los miembros de la profesión médica son respetados por la cultura estadounidense por su experiencia y conocimiento. Por ello los pacientes los visitan para un reconocimiento general, resolver un problema fisiológico o especialmente van al psicólogo para dirección terapéutica como los creyentes hablan con el sacerdote con el propósito de conseguir el consejo espiritual. La base de la psicología siempre ha sido el psicoanálisis. Esta doctrina ha tenido una larga historia de evitar de cualquier manera el tacto físico. Aquella prohibición se achaca al Freud, el padre de psicoanálisis. Prohibió rotundamente el tacto físico entre médico y paciente porque creía que resultaría inevitablemente en relaciones sexuales. Por consiguiente, un daño irreparable sería hecho a esta relación sagrada y profesional.
Para explicar por qué lo prohibió, el Mintz explicó que había tres razones que hizo llegar a la prohibición del tacto. La primera, el psicoanálisis se desarrolló y creció durante la época victoriana, un periodo conocido por su excesiva modestia sexual. Declaró que Freud y sus partidarios fueron vistos como desviados sexuales. O sea, representaban una amenaza a la sociedad (Fosshage, 2000:3). Además, puesto que Freud se concentraba en de una manera muy destacada en “la sexualidad y la agresión” cualquier forma de tacto físico podría ser considerado provocativo de una manera sexual y violenta. Por lo tanto, habría amenazado la mera existencia de la esfera del psicoanálisis. La segunda, las conexiones fuertes del tacto con las costumbres religiosas y la magia replicaron su objetivo de crear una especialidad racional y metódica de ciencia. La tercera, Freud hizo esfuerzos varias veces para llegar a dominar al psicoanálisis sin éxito. Su técnica consistía en poner las manos y presionarlas hacia el frente, dirigiendo al paciente para recordar sus memorias del pasado. Debido a su fracaso con la hipnosis, se sintió frustrado. Así que se rindió y se alejó de aquella técnica (Fosshage, 2000:3).
Si el tacto tierno es una necesidad de vital importancia, ¿Cuáles son los beneficios de ello? Los bebes aprenden por el tacto. Tocar los objetos físicos, a las personas y a sí mismos aumenta su conciencia de si mismo y de su ambiente (Davis, 1999: 42) Lo que es más revelador es la investigación hecha por The Touch Institute (El Instituto del Tacto) y J. y E. Carton. En 1996, los investigadores médicos de ese instituto examinaron la interacción entre niños en los campos de juego de colegios, las casas y en los terrenos de juego del restaurante (de comida rápida) Los McDonalds en París y Miami. Exploraron las diferencias y las similitudes entre muy táctiles niños franceses preescolares y los poco táctiles estadounidenses. Los resultados finales demostraron que los niños franceses eran más táctiles y menos beligerantes que sus homólogos estadounidenses (David, 1999:81). Con la participación de cincuenta niños de ocho años, veinticinco de cada género, los científicos John y Erin Carton realizaron un experimento para investigar el afecto del cariño maternal y la experiencia de aprendizaje de los niños. Después de observar el ambiente de los dos grupos y las acciones cariñosas de las madres ya se notaron dos tendencias. La primera, halló que las madres que sonrieron, miraron fijamente y tocaron de una manera alentadora a los niños aumentaron su auto estima. La segunda, esos niños, (los que recibieron el tacto cariñoso y gestos positivos de comunicación corporal), pudieron participar relativamente en las actividades recreativas con más facilidad. En cambio, los resultados de los niños que recibieron poco o ningún cariño de las madres produjeron el efecto contrario (Carton, 1999:83). Aunque 50 estadounidenses caucásicos no es un grupo de muestra representativo, los resultados de las dos investigaciones refuerzan la importancia del tacto cariñoso. El vínculo tierno establecido es tan crucial porque proporciona al niño la base o los instrumentos para crear y mantener relaciones que sean cariñosas y saludables en el futuro (Montagu, 1986:206).
Antes de hablar de los efectos de privación táctil, hay que explorar las razones de la política social estadounidense de minimizar o evitar el tacto físico. Montagu señala que el cristianismo puritano refuerza “el temor de los placeres carnales” por los sermones y las clases religiosas impartidos por las escuelas dominicales. Por ejemplo, enseñan a los niños que la masturbación es una fechoría. Ya que el tacto crea una sensación agradable, tanto como de consuelo, lo consideraron un gran pecado. Como consecuencia, las personas experimentan sentimientos de culpabilidad cuando se tocan de todas maneras a si mismo o a otras personas (Davis, 1999:80). Por lo tanto, la creencia puritana de que cualquiera cosa que resulta placentera es un pecado que fortalece el eslabón cristiano entre tacto y pecado mortal.
La asociación del tacto con el sexo influye en que la gente lo eluda. Una relación amorosa y saludable podría incluir el tacto cariñoso. No obstante, el tacto cariñoso no es sólo una característica de las relaciones románticas. Se encuentra en las relaciones familiares y en las amistades (Davis, 1999:84). Puesto que los hombres relacionan el tacto con el sexo, tienen una predisposición a ver cada mujer que conocen de una manera sexual o una oportunidad de acostarse con ella. Por consiguiente, se limitan a tener sólo relaciones sexuales con las mujeres. También las mujeres evitan el tacto como una forma de comunicación no verbal en cuando se encuentran en reuniones de ambos sexos (Anderson y Lusting, 1987:99).
Davis utiliza el término “síndrome de fobia” para explicar los varios factores en la cultura estadounidense que impiden a la gente se toque. En primer lugar, hay un concepto erróneo acerca de que la gente que se toca de manera amistosa, como una palmada en la espalda, es promiscua. Esto, no es verdad. Muchas personas afectuosas vienen de una familia en la cual el tacto cariñoso fue empleado como una forma de comunicación. Su tacto se concentra en las áreas no sexuales del cuerpo que incluyen la cabeza, los hombres y los brazos. Las personas promiscuas suelen tocar en las zona erógenas (Davis, 1999:85). En segundo lugar está factor homosexual. Si mismas las mujeres se tocan aunque entre con relativamente más frecuencia mientras que los hombres lo evitan. Sin embargo, hay que reconocer que durante los últimos diez años los hombres se abrazan más a menudo pero todavía existen barreras sociales que impiden que expresen su aspecto cariñoso. Así que su capacidad para expresar el tacto tierno en sus íntimas amistades, especialmente otros hombres, es severamente limitada (Davis, 1999:86).
Por último, la influencia de Freud todavía existe en la sociedad moderna. Sir ir más lejos la teoría de complejo de Edipo, el desarrollo de sentimientos hacia el padre del género opuesto. Por el predominio de esa teoría, muchos padres dejan de tocar a sus hijos cuando llegan a la pubertad. No obstante, en la adolescencia la necesidad del tacto físico aumenta. Aunque parece que evitan gestos cariñosos de los padres por portarse de una manera tímida y madura, quieren una caricia tranquilizadora y consoladora. Además hace falta que los niños aprendan y entiendan los varios tipos de tactos cariñosos, el sexual y no el sexual (Davis, 1999:86)
El tacto cariñoso tiene el poder para curar físicamente y emocionalmente mientras lo falto de ello tiene los efectos contrarios. Montagu escribió “cuando la necesidad del tacto no sea cumplido provocará un comportamiento anormal” (Montagu, 1986:46). Los científicos Provence y Lipton observaron 75 bebés que estaban bajo la custodia estatal sin padres y compararon su conducta con 75 bebés criados por los padres. Notaron que los bebes huérfanos experimentaron un sentimiento incómodo cuando fueron cogidos por un adulto. Los describieron de tal manera porque actuaban como si fuera muñeca rígida porque doblaban todas las coyunturas básicas pero cuando fueron abrazados parecieron fríos, rígidos, sin vida. Además, observaron que cuando estos bebes llegaron a tener 8 meses adquirieron la costumbre de acunarse. Se concluyó que esa práctica de acunarse fue debida al sentimiento de frustración por no haber recibido el tacto cariñoso maternal como un mecanismo de defensa propia. Como consecuencia, el acunarse sirvió como una actividad auto-erótica. Fue utilizado para aliviar su “psicosis infantil” (Montagu, 1986:242). Si se puede hacer la suposición que los niños del orfanato fueron alimentados en la misma cantidad que los que tenían padres, entonces los resultados de estudios de Provence y Lipton confirman las conclusiones previas sobre la privación materna en animales y humanos. La privación táctil tiene efectos neuro-fisiológicos negativos también. Prescott explica que la investigación extensiva sobre el desarrollo de animales ha mostrado reiteradamente que las anormalidades del cerebro resultaron por una separación prolongada entre madre (de animal) e hijo. (Prescott, 1996:3).
La falta del tacto cariñoso condiciona la sexualidad de los adolescentes. Durante los primeros años de adolescencia los padres dejan de tocar a sus hijos. Esto resulta en parte de su turbación con los cambios fisiológico del desarrollo que ocurre con los niños. No obstante, la doctora McAnarney dice que sobre todo en la adolescencia es cuando la necesidad del tacto físico aumenta (Montagu, 1986:211). Para colmo de males, varios institutos de los Estados Unidos, tal como Nicholas Junior High School en Fullerton, California, han promulgado políticas prohibiendo los abrazos, (high-fives) y cualquier forma de afecto entre los alumnos y los profesores (Davis 1999:71).
En su documental sobre la vida gueto, Bill Moyers se quedó de piedra alenterarse de que muchos chicos adolescentes eran padres de niños ilegítimos. Cuando preguntó a las madres adolescentes por qué tenía relaciones sexuales, habló de su deseo de ser abrazado, ser apreciadas y amadas (Davis, 1999:71). Por lo tanto, esta práctica de tener sexo por la añoranza del afecto continúa en la edad adulta.
La historia ha enseñando de manera repetida que cuando un deseo cualquiera es reprimido, siempre va a encontrar y utilizar un método alternativo para satisfacerlo (Davis,, 1999, 66). La privación táctil no sólo afecta la sexualidad de los adolescentes sino que también los hace volverse personas más violentas. Harlow, después de estudiar el efecto de la privación de tacto materno en los macacos bebes de la India, halló una conducta violenta como una consecuencia de dicha privación. Examinó la conducta de cinco macacos hembra criados aisladamente. O sea, nunca habían recibido el afecto y tacto materno cuando eran crías. Después de dar la luz, a los macacos hembra les faltaba este sentimiento de cariño materno hacia sus criaturas. De los cinco, dos fueron indiferentes hacia a sus bebes. Las otras tres se comportaron de manera tan brutal hacia sus diablillos que tuvieron que separarlas de ellos.
La carencia del tacto cariñoso no sólo crea un ambiente doméstico de negligencia sino también inicia un ciclo de violencia física y sexual en el cual ambos están presentes. Gelles y Cornel dicen que en la sociedad occidental los mayores probabilidades de padecer violencia, abuso emocional y sexual o asesino se dan en la propia casa por parte de un amigo o un socio de la familia (Hosking, 1997:2). Por ejemplo, el caso infame de los hermanos Menéndez; eran dos adolescentes que asesinaron a sus padres.
Al examinar los casos de maltrato en las familias por tres generaciones, los doctores, Steel y Pollack descubrieron que los culpables de malos tratos eran privados del afecto cariñoso y físico. Según tres estudios de investigación realizaron en 1993 por Egeland, Kaufaman, Zigler y Oliver, por lo menos de 30 a 40% de niños maltratados van a volverse padres que maltratan o abusan de sus niños (Hosking, 1999:2). De estos resultados, se puede deducir que los padres abusivos refuerzan conductas antisociales. Por consiguiente, continúa el modelo violento de comportamiento de una generación a la siguiente.
No se puede poner demasiado énfasis en la importancia del tacto cariñoso. Ayuda a los humanos con el aprendizaje, la expresión personal (la comunicación corporal), la curación de enfermedades y el estrés. Por lo tanto, es un instrumento que impide los comportamientos destructivos como hacer sexo sólo para cumplir las necesidades de intimidad emocional. Las experiencias positivas con el tacto cariñoso influye de una manera saludable en las vidas de las persona. Yo sé y te lo digo desde mi propia experiencia.
Pensar en mis experiencias pasadas, recuerdo cuando era un niño de cinco años cómo pasaba todos los sábados con mi padre. En la mañana, me sentaba encima de sus piernas y veíamos el Bugs Bunny (conejo de la suerte), un programa de dibujos animados. Después, me preparaba una comida como pescado frito con patatas fritas y volvíamos a ver películas antiguas e inolvidables como Matar a Ruiseño. Aquellos momentos son uno de mis recuerdos preciados sino que cuando me echaba en el regazo de mi padre, me sentía seguro, amado y apreciado. Si no fuera por aquellas experiencias, no sólo sería una persona completamente distinta pero habría tenido una comprensión de relaciones afectuosas, tiernas y cariñosas.
Aunque el tacto cariñoso representa una característica necesario para una relación cariñosa y saludable, sean sexual o no, el conjunto de las cualidades de empatía, la amistad también son imprescindibles. En lo tocante al tacto, hace falta que realicen más estudios de tres maneras. Primero, las investigaciones deben de incluir un estudio de muestras que sean amplios y representativos de la población. Esto no sólo significa tener una gran cantidad de participantes sino también una muestra que conste de una variedad de razas, posición socio-económica y subculturas. Segundo, aunque hay habido numerosos estudios realizados sobre los efectos de cariño maternal, carecemos estudios sobre el impacto del cariño paternal hacia los niños. Por último, se necesita llevar a cabo más estudios sobre el impacto de la violencia en la media de comunicación de masas, sobre todo la combinación de sexo y actos violentos, y cómo influyen las actitudes de los telespectadores sobre el tacto. Como una nota personal, los varones tienen que dejar de ver una mujer como un objeto sexual y estar disponibles para otras clases de relaciones no sexuales que sean gratificantes como un gran hermano.
Una mañana, me encontraba estresado porque tenía dudas sobre si tenía éxito con este trabajo de investigación. En aquellos momentos, tenía muchas ganas de estar abrazado y hablar con alguien pero estaba solo en el apartamento. Por lo tanto, vivía en un país extranjero sin familia y amigos. Debido a mis sentimientos de frustración, me puse a llorar en abundancia. Hice un esfuerzo de ser valiente, un verdadero hombre, por reprimir mis emociones pero aquello hizo las emociones más intensas. Entonces, cogí una almohada, pero no me sirvió. Por fin, me caí en la cuenta de que, aunque me iba costar mucho y tenía miedo de hacerlo, debía tender la mano y contactar a alguien. Llamé a mi amiga Tina y lloré. En seguida llegó a mi piso y me abrazó. Mientras exteriorizaba los sentimientos, me consolaba con su tacto tranquilizador y sus chistes. Después, me dio un masaje por 30 minutos. Desde aquel momento, estaba seguro de que podía hacer un buen trabajo.
Desde el principio he hecho un gran esfuerzo para estudiar este tema de un punto de vista objetivo. Después de hacer una investigación en profundidad hallé que la evidencia validó mis experiencias personales y positivas con el tacto cariñoso. El tacto cariñoso representa muchas cosas. Es reconfortante, tranquilizador y sanativo. Sobre todo, es una necesidad de la que vital que cada estadounidense ya no puede privarse.
Bibliografía
Andersen, J.E., P.A. Andersen, and L.W. Lusting (1987) ‘Opposite Sex Touch Avoidance: A National Replication and Extension’, Journal of Nonverbal Behavior, Vol. 2, pp. 89-109.
Carton, J.S. and E.R. Carton, (1998) ‘Nonverbal Maternal Warmth and Children’s Locus of Control of Reinforcement’, Journal of Nonverbal Behavior, Vol. 1, pp.77-86 Davis, P. (1999). The Power of Touch. California: Hay House, Inc.,
Fosshage, J.L., (2000) ‘The Meanings of Touch in Psychoanalysis: A Time for Reassessment’, Psychoanalytic Inquiry, Vol. 20, [On-Line] Available: http://www.psychoanalyticinquiry.com/vol20no1.html [2000, Nov. 9]
Hosking, G. (1997), ‘The Root Causes of Violence’, [On-Line] Available: http://wwwave.org/Root_Causes_of_Violence.htm [2000, Oct. 17]
MSN Encarta World English Dictionary (2000), [On-Line] Available: http://dictionary.msn.com
Montagu, A., (1986), The Human Significance of the Skin, 3rd edition. New York, Harper & Row Publishers.
.