CONTENIDO

Portada
I - Orígenes y fundación
II - Pasajes históricos del siglo XIX
III - 1887 - El año terrible de los compontes
IV - 1898 - La Guerra Hispanoamericana
V - Educación antes de 1898

APENDICES

Pizarra de Mensajes - Adjuntas y los adjunteños
Galería Fotográfica
Himno, bandera y escudo
Lista de alcaldes
Especies en peligro de extinción
Enlaces - Adjuntas en el Internet
Mapas históricos


Teniente General Manuel Macías y Casado


Coronel Francisco Puig


Félix Matos Bernier

BATALLÓN ALFONSO XIII

Los soldados del pueblo de Adjuntas estaban incluidos en el batallón de infantería Alfonso XIII, Número 24, que también incluía a militares de Ponce, Yauco y Guayanilla. La compañía adjunteña estaba compuesta por 1 jefe, 5 oficiales y 185 soldados. Del total de 191 hombres en revista, 24 estaban asignados "para destinos" y 12 a hospital. Así, un jefe, 5 oficiales y una tropa de 149, estaban destinados a combate. Adjuntas quedaría desguarnecida, cuando esta compañía fue trasladada hacia Aibonito para formar parte de la defensa del Asomante. En el pueblo quedaron sólo algunos guardias civiles, quienes abandonaron el pueblo cuando se aproximaron los americanos.

RETIRADA DEL CORONEL PUIG Y EL BATALLÓN PATRIA

Al invadir Guánica, los norteamericanos continuaron hacia el este con rumbo a Ponce. Debido a la pobre preparación por la que pasaban las tropas españolas en el suroeste de la Isla, en la noche del día 25 de julio y en la mañana del 26, el Capitán General y Gobernador, Manuel Macías y Casado, ordenaba mediante mensajes telegráficos la retirada de todas las tropas hacia Ponce primero y luego, que doblaran por la sierra montañosa hacia Adjuntas.

Cuando el Batallón Patria, comandado por su jefe, el Coronel Francisco Puig, se encontraba en Yauco, recibió un mensaje que, según el Capitán Rivero Méndez, decía textualmente:

"Capitán General a Jefe de Patria
Julio 26, diez mañana.
Ferrocarril a Ponce cortado, probablemente a altura de Tallaboa; regrese por Adjuntas y Utuado sobre Arecibo, destruyendo armamento con fuego de hagueras."

Cierto fue que el Capitán Higginson, había recibido órdenes del General Miles para destruir la línea del ferrocarril a la que alude el telegrama, precisamente a la altura del llamado "Peñón de Tallaboa", pero desistió de hacerlo, pues creyó que el mismo podía ser utilizado más tarde por sus tropas en su trayecto a Ponce.

En una carta dirigida al "Jefe de Operaciones del Ejército Libertador de la Nación Americana", firmada por el líder separatista Félix Matos Bernier desde Ponce y fechada el 26 de julio, se les informa a los invasores las medidas que estaban tomando los españoles para contrarrestar la avanzada norteamericana. En la misma Matos Bernier comunica que el gobierno español estaba trabajando activamente en el camino entre Adjuntas y el barrio Canas de Ponce y que, además, en las montañas vecinas había avanzadas locales ocultas.

Pero el propósito fundamental de la carta, era el de informar la disposición de los servicios de éste líder separatista, cuando los mismos fueran pedidos. Entiéndase, que muchos separatistas puertorriqueños creían que la invasión norteamericana convertiría a la Isla en una nación independiente.

La retirada del Coronel Puig comenzó el 27 de julio en la mañana, saliendo de Yauco y dirigiéndose al este hacia Peñuelas, cumpliendo con las órdenes dadas por el Capitán General en el mensaje del día anterior. Muy temprano el 29, se encaminaron hacia Adjuntas por el peligroso paso de la cuesta del monte Mata de Plátano.

La lluvia arreciaba en la cordillera. En una ocasión la tropa fue sorprendida por unos disparos que aparentemente surgían de la maleza. No hubo lesionados y los supuestos atacantes no fueron encontrados por los hombres de Puig.

Luego del susto el Jefe Puig se percató de haber perdido u olvidado el telegrama donde se registró la orden de retirada. Ordenó al Coronel Colorado a regresar a Peñuelas con el fin de encontrarlos, pero para lo que más tarde probó ser la desgracia de Puig, el documento no fue hallado.

Saliendo el sol el día 30 de julio, reanudaron la marcha hacia las montañas, llegando a Adjuntas cerca de las 11 de la mañana. Aquí los hombres descansaron del enorme ajetreo sufrido.

Cuando Puig y sus oficiales se disponían a reorganizar la tropa, vinieron varios campesinos anunciando que, desde Ponce, avanzaba la tropa invasora. Rápidamente evacuaron el pueblo y se organizaron en el sector del Alto de la Bandera, en posiciones militares ventajosas. Detuviéronse en el Alto de la Bandera y enviaron exploradores montados que se dirigieron hacia la dirección en la que supuestamente se encontraban los estadounidenses. Una hora más tarde, estos regresaron sin poder confirmar los rumores de los campesinos.

De aquí, las tropas se organizaron y continuaron su jornada hacia Utuado, donde entre chubascos llegaron en horas de la tarde. Descansaron y durmieron en ese pueblo y muy temprano a la mañana siguiente, partieron hacia Arecibo, donde fueron recibidos con agrado por la ciudadanía en general.

Ese mismo día un telegrama fue entregado al Capitán Puig, donde se le ordenaba entregar el mando del Batallón Patria a Don Ernesto Rodrigo, y que ocupase el puesto de comandante militar del Departamento de Arecibo. Se le pidió explicase a sus superiores en forma detallada la marcha sobre Adjuntas y el abandono de la impedimenta en el camino, que según Puig obedeció a las malas condiciones de los trechos por los que tuvieron que pasar.

Al parecer, las explicaciones de Puig no complacieron al Jefe del Estado Mayor. Sin muchas contemplaciones, frente a la Playa de Arecibo y con la satisfacción de nunca haber desobedecido órdenes superiores, el que fuera Jefe del Batallón Patria su quitó la vida, dejando una viuda y once hijos.

El ferrocarril en Tallaboa no había sido destruído y el telegrama que supuestamente alegaba lo contrario y pedía su retirada, había desaparecido. La capacidad militar del Jefe del Patria había sido cuestionada.

Continúa en la próxima página.