“SOBRE LA ELECCION DE CARRERAS UNIVERSITARIAS EN LA ARGENTINA
DEL 2007”
Por Alfredo Armando Aguirre
En este primer fin de semana de febrero del año 2007, al
menos un diario de gran circulación de la ciudad de Buenos Aires, ha publicado
información acerca de la inscripción para iniciar estudios en la Universidad de
Buenos Aires- la universidad pública mas grande del país - y como es habitual
algunas radiodifusoras metropolitanas se han hecho eco
de la noticia.
La presente comunicación, constituye un esbozo
interpretativo, en un tema de resulta recurrente en nuestras comunicaciones.
No esta demás hacer constar, que cuando nos iniciamos en la
docencia media a principios de 1970, lo hicimos en los cursos de quinto año de
dicho ciclo.
Como en nuestros estudios medios, el instituto donde nos
formamos, tenia lo que hoy se conoce como “gabinete de orientación
vocacional”,donde luego de una batería de tests, se nos ofrecía un menú de
carreras a seguir; nos llamó poderosamente la atención, que nuestro alumnado de
entonces, no contara no sólo con ese asesoramiento, sino con información
orientativa alguna.
Hacia 1970, en los sectores medios, todavía no sometidos al
posterior proceso de pauperización, era una pauta el que los jóvenes tuvieran
estudios secundarios completos. Y ya para esa época eran estos sectores medios,
los que proveían el alumnado a las universidades y a los institutos terciarios
equivalentes. Entonces los jóvenes, que decidían cursar estudios
universitarios, lo hacían masivamente en lo que se conocía como carreras
tradicionales: abogacía, medicina, contadores y arquitectos; y en menor medida
psicología. También había una masa importante que seguía los profesorados, ya
que en esa época había gran demanda de profesores medios.
Lo curioso es que en esa época, ya el mercado estaba saturado
de abogados, médicos, contadores y arquitectos.
Como suele suceder, en cada tiempo hay gente que es mas
conciente que otras de las problemáticas específicas y comenzaban a impartirse
nuevas carreras, mientras se producía un proceso de creación de nuevas
universidades tanto estatales como privadas.
Resultaba paradójico que entre esas creaciones, también se habilitaban
las carreras tradicionales que se consideraban no tenían posibilidades
ocupacionales.
Los procesos interrelacionados de descapitalización,
pauperización y desindustrialización acaecidos desde entonces en Argentina, no
solo limitaron a las ya saturadas carreras “Tradicionales” (se recuerdan las
propuestas de cerrar las carreras de medico y arquitecto, hasta tanto el
mercado absorbiese la masa critica redundante), sino que el campo se estrechaba
aun en las carreras que se consideraban estratégicas como por ejemplo la
ingeniería en alimentos o la enfermería.
En todo los traumáticos aconteceres que son de dominio
público, no solo aparecían nuevas carreras en los establecimientos públicos y
privados, sino que se iba haciendo creciente la consulta a las guías de
carreras universitarias, particularmente la que edita la editorial de la
Universidad de Buenos Aires.
Como efecto de los procesos arriba apuntados, la matricula de
las universidades publicas (se descuenta que en las privadas se acentuaba la
pauta) era nutridos en forma digamos mayoritaria por los egresados de las
escuelas medias privadas. Además de las implicancias económicas, se hacia mas
ostensible que los sectores medios pasaban a acentuar el monopolio de hecho que
con las excepciones de siempre han tenido los estudios universitarios y
terciarios en la argentina. Varias investigaciones han demostrado que los mayoritarios
sectores pobres e indigentes de la Argentina, no tienen acceso a ese nivel de
estudios.
Esto tiene implicancias de tipo antropológico cultural o
etnológico. Esas implicancias, son las que después de una prolongada
observación de este campo de análisis- inescidible del contexto del que forma
parte - son las
que mas nos inducen a la presente comunicación.
Es decir que la persistente actitud de los jóvenes de clase
media en seguir mayoritariamente, las carreras “Tradicionales”a pesar de los
indicios objetivos de que tiene poca inserción laboral, son un llamativo
indicador de los valores que soporta la clase o sector medio de la Argentina.
Dicho sector es minoritariamente decreciente en relación a
las franjas mayoritariamente creciente de pobres, empobrecidos e indigentes, y
esa situación de inequidad, es la que hace aun más llamativa la elección de
estudios superiores bajo análisis.
Ello no impide que la llamada “clase media argentina”, para
ser mas precisa de incluida en la ciudad de Buenos aires, en su conurbano, y en
su hinterland de la “Pampa Húmeda”, sea de algun modo la que sigue dando el
tono a la Argentina llamémosle formal o la conformada por las instituciones
publicas y privadas que ese sector maneja desde su peculiar cosmovisión.
Que esta franja de la población argentina, venga mereciendo
ácidas criticas, no oculta el hecho de la persistencia de sus pautas culturales
las que se ven reflejadas en la elección de carreras de educación superior, que
eligen los adolescentes que han sido formados en las matrices de valores de sus
familias y de las instituciones publicas y privadas donde campea la “Weltanschauung”
de la clase media argentina.
Por aquella sentencia de Emerson en el sentido que “Tan sólo podemos
ver fuera, lo que tenemos dentro”, nos inscribimos entre los que vienen
opinando al menos desde la época en que iniciamos nuestro interés en esta
cuestión, en el sentido que las carreras universitarias que eligen
mayoritariamente los jóvenes de clase media (la mayoría de ellos provenientes
de colegios secundarios privados) no responden a la necesidades del país.
Aquí queda claro que hay una fuerte discrepancia entre la
visión implícita del país que tiene esa franja y la que tienen muchos
estudiosos. Un tema que al menos a nosotros nos hace pensar, que algunos
estudiosos deberíamos revisar los supuestos sobre los que hacemos nuestras
afirmaciones.
Hay algo muy profundo, una pauta cultural muy arraigada, para
que a pesar de todo lo acaecido en la Argentina entre 1970 y 2007, se mantenga
una línea de conducta especifica.
Tal vez, una referencia comparativa con otros países nos
ayude en esta disquisición.
En 1983, se publicaba en Estados unidos, el informe: “Una
Nación es riesgo”, donde se advertía la situación de crisis por la que empezaba
a transitar el sistema educativo del país que se estima como el más poderoso
del mundo. Hacia el año 2002, a pedido del gobierno federal de ese país, todos
los involucrados en la industria aeroespacial, elaboraron un informe, donde esa
industria “de punta”, señalaba como una de las grandes restricciones para la
industria la constituían, la falta de recursos humanos capacitados en ciencias
matemáticas y biológicas.
Los críticos internos al sistema educativo formal norteamericano,
apuntan las responsabilidades al sistema impuesto en el siglo XIX por Thomas
Mann, que fue de quien Sarmiento, tomo las ideas para aplicarlas a la
Argentina.
Las críticas al sistema educativo argentino, que se remontan
a la década del 30 (Por ejemplo las realizadas por Saúl Taborda), son muy
similares a las que se le hacen al sistema norteamericano. Una inferencia
posible es la de interpretar que las opciones que estamos analizando son
consecuencias del fracaso del sistema educativo formal adoptado. Mas como
apuntamos precedentemente este sistema educativo formal es un emergente de los
valores dominantes de la clase media argentina. Dicho de otro modo, las
familias de clase media y las escuelas a cargo de directivos y docentes de
cultura de clase media (hacemos esta aclaración por la pauperización docente),
interactúan desde similares escalas de valores y las refuerzan.
Por las consideraciones que venimos formulando, es que
pensamos que el perfil de la inscripción de alumnos a la universidad de Buenos
Aires, es un dato, que refleja cuestiones de fondo (otros las denominarían
estructurales) de la cuestión argentina. Alguien podrá contra argumentar que
hay otras universidades publicas y privadas, e institutos terciarios y
profesorados, esparcidos por el territorio argentino. Sin embargo tiene sentido
argumentar que la Universidad de Buenos Aires, es una referencia insoslayable
al resto del sistema educativo.
Hay algo que estimamos rescatable, dentro de este complejo
panorama, y es el hecho que es positivo que haya una parte importante de la
juventud que desarrolle su potencial intelectual en cualquier actividad
académica, independientemente si esta capacitación redundará en una posición
laboral. La elevación de la cultura social es un valor destacable. También es
rescatable que estas opciones se hagan en un marco de libertad. Las
universidades argentinas son autónomas y autarquicas. Son ellas a través de sus
asambleas integradas por docentes, graduados, estudiantes y en algunos casos no
– docentes, las que fijan sus planes de estudio y las carreras a impartir. Son
ellas, las que a partir de las partidas globales que les asigna el Congreso de
la Nación, hacen la distribución y administración de sus presupuestos.
La tentación de las planificaciones puntillosas, aparece al
plantearse estas cuestiones como las de las calificaciones de capital humana
que son necesarias para la Argentina.
Nos abstenemos de las propuestas, salvo la de invitar a
reflexionar sobre datos como los que nos han motivado este desarrollo, porque
en nuestra óptica son una suerte de “iceberg” que insinúa realidades de mucho
volumen y profundidad.
Buenos Aires, 08 de febrero de 2007