DESABASTECIMIENTO CONYUNTURAL DE CARBURANTE EN ARGENTINA: UN ANTICIPO DEL PETROCOLAPSO.

 

Cuando uno como en nuestro caso, lleva un tiempo prolongado haciendo comunicaciones acerca de los graves inconvenientes que ha causado el complejo transporte automotor de combustión interna mas los caminos pavimentados, tiene a veces la impresión que ya ha dicho lo que tenia que decir y que sé esta volviendo algo cargoso. A veces nos sentimos confortados en nuestra predica, porque vamos anoticiándonos que no estamos solos en la misma. Pero la desazón de apodera de nosotros cuando vemos que la “corriente principal” sigue consumiendo combustibles, como en épocas previas a la crisis de 1973.Continúa contribuyendo al “calentamiento global”, y los accidentes en las calles y carreteras siguen aumentando.

En síntesis que pese a las advertencias que se hacen, la dinámica del complejo continua, exacerbándose en sus efectos. A esto debe sumarse el consumo superfluo de productos conteniendo plástico, con lo que se suma otra vertiente al consumo irracional de un recurso natural no renovable.

Uno se pregunta, porque las advertencias de los estudiosos, la propaganda de los ecologistas y aun las medidas gubernamentales, parecieran caer en saco roto y tal  vez ello estribe en la larga etapa de sedimentación que tuvo esta criticable actitud colectiva.

Además para darle un poco de color local, todo indica que en Argentina, estas situaciones adquieren visos más dramáticos que en otras áreas.

Somos recurrentes en sostener que hacia 1925, la Argentina había logrado un equilibrado sistema de transportes que pivoteaba sobre la armónica combinación del transporte ferroviario y el transporte de cabotaje marítimo y fluvial. El transporte automotor todavía estaba en ciernes y mucho mas el aéreo. Además todavía la tracción a sangre animal tenia alguna ponderación y se utilizaba la fuerza hidráulica para los molinos harineros.

A partir de 1931,se produjo la irrupción del complejo caminero automotor, estimulado por políticas publicas, siendo la ley 11658,de vialidad un puntal en ese sentido. El avance arrollador del complejo caminero- automotriz, se puso por encima de los avatares político institucionales y sustituyo irracionalmente a la estructura preexistente que como mencionamos pivoteba sobre la combinación del ferrocarril y el transporte por agua de cabotaje.

Es nuestra hipótesis que la combinación predominante en 1925, con las actualizaciones provenientes de la tecnología, seria en la actualidad de suma racionalidad en términos de uso adecuado de los recursos energéticos disponibles.

Claro que ello, era subsumido por los hidrocarburos con un costo artificialmente bajo hasta 1973. Lo paradójico es que el avance del complejo caminero automotriz, prácticamente no tomo nota del cambio que se insinuaba a partir de esa fecha. Y así estamos hoy con una cotización del barril de petróleo que ronda los setenta dólares, y que da sustento a aquellos que particularmente desde California, preanuncian un súbito petrocolapso, que sugieren tendría efectos paralizantes.

La detección de problemas energéticos en el país no es una novedad. Existe un revelador testimonio de esa falencia en el Mensaje al Parlamento Argentino, leído por el Presidente Perón el 1ero de mayo de 1955. Eran tiempos de una planificación rigurosa como no habría de conocerse en adelante. Y allí se señalaba la cuestión energética como un talón de Aquiles, de tal envergadura que ameritaba una agresiva política de inversiones, que curiosamente fue uno de los justificativos para el golpe de estado que arraso con el estado de derecho en septiembre de ese año. Pocos años después, el critico más feroz del llamado contrato con la “California”, el presidente Frondizi, adopto las políticas que criticó en un libro. Promovió un agresivo régimen de la industria automotriz, y encargo la elaboración del tristemente conocido plan Larkin, que le fuera entregado a su consideración, semanas antes de su derrocamiento en febrero de 1962.Dicho Plan fue implementado en sus más cuantiosas recomendaciones en el ultimo gobierno de facto, bajo la responsabilidad del consultor Kogan, la misma persona que implementaría las privatizaciones ferroviarias durante la Administración Menem y fuera secretario de transportes de la Administración De La  Rua.

Pero lo concreto que en los días que corren ( principios de junio de 2006), tenemos problemas para levantar nuestras cosechas porque hay escasez de gas oil.

Esta escasez podría ser una coyuntura, que ameritaría una preocupación circunstancial en otros tiempos, pero con la perspectiva del petrocolapso, la misma pasa a constituirse un llamado de atención, que es que nos motiva a esta comunicación. Hace pocos días el parlamento argentino, acaba de sancionar una ley para promover la producción  de biocombustibles. Ya tiene media sanción una medida similar para el aprovechamiento del hidrogeno como fuente de energía.

Pero simultáneamente se siguen celebrando como logros la construcción de nuevos caminos pavimentados y el aumento de producción de automotores. El consumo de envases de plástico descartadle continua impertérrito. Y ni siquiera las luctuosas estadísticas de accidentes de transito, generan una corriente de comportamiento, mas que de opinión, que cambie la matriz energética del país,  y que sobre todo cambe el perfil de consumo de combustibles y plásticos.

Los mensajes que nos llegan de los predicadores californianos del petrocolapso, sugieren que ante dicho petrocolapso no hay paliativos, sino “un cambio cultural”. Y nosotros concordamos, aunque pensamos que cada país tiene una capacidad de respuesta acorde a los recursos disponibles y a su capital humano.

Argentina, da para una gran diversificación de fuentes energéticas. Una oportunidad por añadidura para desconcentrar y descentralizar un país y no repetir la experiencia de los gasoductos y líneas de alta tensión, que a altísimo costo alimentan el Moloch del eje San Lorenzo – La Plata.

Aquella tecnología adecuada o apropiada de la que pregonara Schumacher a principios de los setenta, daría el tono para el uso de tecnologías tan dispares como los dirigibles o la tracción a sangre con carros de materiales livianos. O el uso del vidrio para envases. En materia de soluciones técnicas, solo hay que espigar en archivos y bibliotecas.

Esta comunicación esta realizada a trazos gruesos. A modo de botella al mar, para que cada uno en el ambiente en que se encuentre, empiece a cavilar, como haría para vivir en un entorno donde súbitamente, desapareciera la provisión de hidrocarburos.

Buenos Aires, 2 de Junio de 2006