PENTECOSTES

 


 

 

PENTECOSTES es la celebración del amor porque “el amor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rom 5,5) y “el fruto del Espíritu es amor” (Gal 5,22). Hoy celebramos todas las expresiones humanas de amor y de justicia, de paz y de fraternidad.

 

PENTECOSTES es la celebración de la purificación por la que el hombre es perdonado y recreado como “nueva creatura” (Jn 20,22-23)

 

PENTECOSTES es la celebración de los carismas y, por tanto, la celebración de la diversidad en la vida de la Iglesia y de los dones divinos que hacen viva y dinámica la comunidad cristiana.

 

PENTECOSTES es la celebración del universalismo y, por tanto, la celebración de la capacidad de la Iglesia para anunciar y encarnar el evangelio en todas las culturas y por luchar para destruir los egoísmos étnicos y raciales. Celebramos que el Espíritu “sopla donde quiere” (Jn 3, 8), obra en todas partes, dentro y fuera de la Iglesia, sin exclusivismos ni rigideces, sin exclusiones ni prejuicios.

 

PENTECOSTES es la celebración de la libertad porque “donde está el Espíritu del Seńor está la libertad” (2 Cor 3,17). Es la fiesta de los hijos de Dios, de los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios (cf. Rom 12,14) para vivir en el amor, la plenitud de la libertad. Es la fiesta del Espíritu que guía el corazón del hombre más allá y con mayor eficacia que cualquier ley y cualquier norma, porque “la letra mata, mientras el Espíritu da vida” (2 Cor 3,6).