LA BIBLIA
DEL HIPISMO COMENTA

GUSTAVO NOGUERA BRUZUAL

EDITORIAL

TREN SELECTIVO

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El Simón Bolívar como cosa curiosa ha tenido un solo empate y un triunfo por distanciamiento. Lo primero ocurrió en la edición del 70, cuando el inglés Senador y el "outsider" argentino Paunero protagonizaron un sensacional duelo durante seiscientos metros, que culminó en un bonito empate en propia sentencia. Senador fue conducido por José Luis Vargas, mientras que a Paunero lo montó Adonne Bellardi, que ya había ganado el Bolívar del 68 con Vivo, en condición de aprendiz. Ahora bien, en cuanto al único distanciamiento producido en un Bolívar, éste ocurrió en la versión del 87, cuando el ganador original, Gallardete, fuera distanciado al segundo lugar al obstruir la línea de carrera de Aragonero.

Y camino al Caribe, pudiéramos recordar algunos episodios del mismo. Como la vez que la delegación mexicana estuvo integrada por un caballo de nombre Nacozareño, el cual sería conducido por un jinete venezolano, que para la época cumplía campaña en los hipódromos de California (EUA) y en la hípica mexicana, su nombre Guillermo Gavidia. El asunto es que los manitos se llevaron esa edición del clásico Internacional del Caribe del 71, celebrada en La Rinconada, cuando nuestro Guillermo Gavidia exigió a fondo al tal Nacozareño, para echar un galopón de casi cinco cuerpos. Igual le ocurrió al entrenador venezolano Pablo Schneider, que lo ganó con el representante boricua Golden End el 94.

El próximo 11 de noviembre se estarán cumpliendo 44 años de la hazaña del hipismo venezolano en tierras norteamericanas. Hablamos claro está, del rotundo triunfo que consiguieran los representantes venezolanos, El Chama y Préndase, en la edición del clásico Washington International del 55, donde ocuparon las dos primeras posiciones del marcador en ese orden. Derrotaban a varios de los mejores corredores de la hípica mundial, allí representados, ejemplares de Inglaterra, Francia, EUA, Alemania y Canadá. Los nuestros eran caballos argentinos que hacían campaña en Venezuela, con El Chama conducido por Raúl Bustamante y Préndase por Ángel "colorao" Gutiérrez.

Y siguiendo en la onda de los grandes acontecimientos ocurridos en nuestra historia hípica, recordamos uno muy especial de reciente acontecer. Este hecho tuvo lugar en el hipódromo La Rinconada un 16 de noviembre de 1996, cuando el jinete sensación del momento, ganador de cinco estadísticas, Ángel Castillo, logró ganar los tres clásicos pautados en aquella jornada de carreras. Lo cierto es que el sensacional látigo marabino consiguió triunfar en los clásicos Ciudad de Caracas, Antonio José de Sucre y Jockey Club, a través de los ejemplares Synergist, Spotted King y Demons Cloak respectivamente. Con lo cual emulaba la hazaña lograda por Tovar en el Zulia, el día de los tres clásicos caribeños, al ganar los tres.

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