En nuestro país, es costumbre de las autoridades gubernamentales atender -cuando lo hacen- lo urgente, dejando generalmente lo importante a un lado. Es la política de los "paños calientes", a través de los cuales pretenden aliviar una fiebre persistente, pero no se dedican a buscar las causas que han originado tal padecimiento, ese síntoma que refleja generalmente la presencia de una enfermedad o alteración del normal funcionamiento del organismo.
En el hipismo no escapamos a este tipo de política, y las consecuencias las estamos pagando en estos días difíciles. Más grave aún, desde hace ya bastantes años podemos observar que no hay objetivos definidos, no hay planes de desarrollo, de estímulo, de progreso. No se fijan metas y por tanto no hay ningún camino específico a seguir. Es el "como vaya viniendo vamos viendo" tan destructor.
Cuando se ha pretendido atacar a la jugada ilegal, simplemente se ha recurrido al "paño caliente" de lanzarle la policía por igual a banqueros y jugadores, sin detenerse a pensar que la causa de que la jugada ilegal haya llegado a los niveles en que está es que ofrece al que apuesta más beneficios que los ofrecidos por el hipódromo. Igual sucede con la seguridad para las personas y para los equinos dentro de las instalaciones del hipódromo -se gasta mucho dinero en contratar empresas de vigilancia pero no hay resultados-. Es lo mismo con la programación, con la pista, con la administración, con los servicios, con la infraestructura, con la autoridad, con la imagen, con el espectáculo, etc.
Ya tenemos cerca de 8 años con un I.N.H. totalmente paralizado, acéfalo, que dice simplemente estar a la espera de la culminación del proceso de privatización. Entre tanto, reina el caos y gobierna la desidia mano a mano con la indiferencia. El actual presidente (E) del I.N.H., Gonzalo Asuaje, muy apreciado en diferentes sectores de la hípica, aún está a tiempo de implementar medidas concretas y profundas que sirvan de piso para intentar salir de esta crisis agobiante. En muchos casos, más que dinero hace falta simplemente la voluntad de hacer las cosas como es debido.
Es un factor clave pensar en el mediano y largo plazo, con acciones coherentes que sean consecuencia de estudios bien enfocados y objetivos claramente fijados. Hora de atender lo importante. Lo "urgente" puede esperar.