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LA PROGRAMACIÓN

Aunque es evidente que no se encuentra entre las prioridades de las autoridades que están y las que han estado con el I.N.H. a su cargo, la programación es un punto fundamental para lograr un hipismo moderno y próspero.
A través de la programación se promueve el espectáculo y se define la clase de hipismo que queremos. Una programación mediocre y obsoleta no podrá nunca conllevar a un manejo eficiente del material equino del que se dispone, material que en estos tiempos, aunque no lo parezca, sigue siendo abundante. Como ejemplo, es oportuno mencionar el caso de un hipódromo como el de Puerto Rico, en el que hacen carreras 5 días a la semana (sólo martes y sábado no corren) sin interrupciones durante todo el año, y se manejan con una población equina que promedia los ochocientos caballos (criollos e importados) dentro del único hipódromo que tienen, El Comandante, lo que viene a ser menos de la mitad de la población equina actualmente en La Rinconada, donde hacemos únicamente dos días de carrera a la semana. En Santa Rita y Valencia, la población equina suma alrededor de los 1500 ejemplares.
La gran diferencia es que en Puerto Rico se manejan con programas de carrera bien conformados, de entre 7 y 8 competencias por jornada y con promedio de 8 participantes por carrera, pero con una programación bien manejada, sin limitar la actuación de los buenos caballos, al contrario de cómo sucede en Venezuela. Nuestra programación, en cambio, no sólo está completamente orientada hacia los caballos de menor calidad (perdedores y ganadores de 1 tienen a su disposición el 75% de la programación) y es así como los mejores animales, los que dan mejor espectáculo y promueven mayores apuestas, quedan sumamente limitados. Además, ésta programación, al clasificar a los caballos por carreras ganadas no permite bajar de lote y asigna un handicap automático que toma en cuenta toda la campaña del animal y no la más reciente, que es la realmente importante.
Desde siempre, los encargados de programar las carreras en nuestro país no han tenido capacidad de fijar objetivos, mucho menos de reunir las herramientas necesarias para tomar decisiones de manera acertada. Más que nunca en estos tiempos urge un cambio radical en este sentido. Es necesario reducir el número de carreras y reagrupar el material equino existente. Al hacerlo, se daría un paso gigantesco hacia el progreso, aunque esto debe ir acompañado de otras medidas fundamentales como el adecuado mantenimiento de la pista, el ejercicio de la autoridad, el respeto a la afición, etc.

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