Ya estamos en la semana decisiva del Clásico del Caribe, que tendrá en 1999 a un escenario que no era tal desde 1984: Panamá y su hipódromo Presidente Remón. Con participación de siete países y su rica bolsa acostumbrada de US$255.000, es mucha la expectativa que ha logrado despertar este gran clásico que es apenas el inicio de un gran proyecto al estilo de la Breeders' Cup, aunque la participación de Venezuela en este ambicioso proyecto, no tiene ninguna garantía.
Aún a pesar de la polémica que generó la escogencia de Wild Dancer e It Comes Well, marginando a animales como Rommerpaz y Rey del Mar -incluso Strubinger- que ostentaban más méritos, los venezolanos estaremos ligando a estos dos representantes criollos en busca del séptimo triunfo de la cría venezolana en la cita anual -no incluios dos, que corresponden a un distanciamiento y una descalificación luego de pasar la raya adelante-, aunque la suerte ha sido esquiva en Panamá en tres ediciones previas.
Es muy probable que nuestros ejemplares sean considerados entre los principales favoritos de la competencia, por supuesto junto a los locales de Panamá, que serán cuatro. Ecuador envía una dos veces ganadora en los Estados Unidos (monta habitual de Javier José Castellano), y también participarán Colombia, República Dominicana, Guatemala y Puerto Rico.
El Clásico del Caribe, aunque no es la carrera que debería tomarse como referencia para medir nuestra cría, sí merece gran crédito por haber generado mucho ambiente hípico en varios países de la región que tienen buena parte de su programación enfocada hacia este clásico.
La carrera se podrá ver y jugar en Miami, a través del Simulcast, figura que es muy bien manejada y aprovechada en Panamá, en un hipódromo manejado por la empresa Equus, parte de uno de los consorcios que hasta hace poco estuvo participando en el interminable proceso de privatización de los hipódromos nacionales.