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PROHIBIR … ¿SOLUCIÓN?

Desde hace ya bastante tiempo, las distintas administraciones que se han encargado de manejar el I.N.H. han adoptado el prohibir como su política de acción. Es así como en estos últimos años, se prohibió el uso de celulares, la información, la apuesta a los mejores caballos (léase invalidaciones), el dar dividendos aproximados o definitivos (tiempos de G. Carrasquero), la jugada a placé y un largo etcétera. Tácitamente, con la línea de acción de estos gobiernos ineficientes, se prohibió el desarrollo, la modernización, la promoción del espectáculo, el fomento de la cría, el estímulo a propietarios, el incentivo al aficionado, el buen servicio, etc.
Actualmente, los funcionarios del I.N.H., Directores de Línea incluidos, tienen prohibido dar declaraciones a los medios (el presidente se reserva ese "privilegio"). Se ha prohibido la venta de las revistas hípicas (y los folletos, que no son revistas) en los predios del Hipódromo La Rinconada, se quieren prohibir las transmisiones de carreras, los datos y otro largo etcétera, que alcanza hasta la privatización y un desubicado "prohibidos los banqueros". El I.N.H., si seguimos por este camino, tendría que ser descrito como I.N.P. (Instituto Nacional de Prohibiciones), y esto es algo que realmente tiene que preocuparnos, como hípicos interesados en las carreras de caballos en Venezuela.
Prohibir, limitar, reprimir, inventar. ¿En qué época estamos?. La vía para impulsar nuestro hipismo y sacarlo de la crisis no es fácil, pero sí mucho menos complicada de lo que parece. ¿Por qué no pensar en ofrecerle más a quienes realmente mantienen el espectáculo?. Un buen inicio es por supuesto la afición: nada de dividendos sorpresas, de caballos invalidados, de limitar la información. Simplemente hacen falta
mejores dividendos en todas las carreras, lo que se logra reduciendo el pechaje que actualmente tiene el I.N.H. sobre la apuesta (en promedio, una utilidad superior al 30% y repartición al aficionado entre 30 y 45%, cifra insólita y hasta grosera), y negociando con propietarios y Seniat en relación a sus porcentajes de participación sobre la jugada. A los propietarios hay que darles servicios, un espectáculo limpio, premios atractivos y programación moderna, lo que también beneficiará a los criadores, el otro bastión de todo esto, quienes necesitan estabilidad y progreso para justificar sus cuantiosas inversiones en la producción de purasangres en nuestro país.
Todo es cuestión de visión, de enfrentar el problema por el camino correcto. Una fuerte corriente de opinión, generada por grupos que económicamente se han beneficiado siempre de la jugada ilegal, plantea la legalización de los banqueros. ¿Entregarle el poder a aquellos que se han enriquecido desde la ilegalidad sin aportar nada?. Definitivamente no. Sólo es cuestión de voluntad y buena intención.

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