Tanto la crónica del doctor Pérez Castellano, como las actas del congreso de la Capilla Maciel, mencionan una exposición de Artigas. He aquí algunas de las apreciaciones de ese documento, que es del 10 de diciembre de 1813 (Maeso, "Artigas y su época"):

"Los tratados de octubre que dieron fin a la campaña pasada, determinaron al pueblo a la emigración admirable que fijó la seguridad del territorio. Yo entonces tuve la honra de ser colocado al frente de todos los negocios de la Provincia... Las circunstancias desgraciadas que marcaron aquella expedición, obligaron al pueblo armado a establecer unas garantías que sirviesen de apoyo a su seguridad ulterior."

"Incorporados en este campo y exigido el reconocimiento de la Asamblea General Constituyente, reunido al efecto el congreso, fijó los pactos para publicar el juramento. Congregado el pueblo algunos días después, fué instalado el gobierno económico y yo honrado con la presidencia a más del gobierno de la Provincia... Sin embargo mi autoridad está desconocida, y atropellada la voluntad augusta de los pueblos. Vosotros habéis abierto vuestras sesiones sin haberos reunido en mi alojamiento... Si deseáis llenar la confianza de vuestros comitentes, estad a su espíritu, o a lo menos consultad la prudencia y haced más compatible vuestra representación exigiendo autorizaciones precisas para adoptar los principios que habéis adoptado."

"Estoy en que vuestras facultades sean extensivas a cuanto convenga al pueblo entero; pero una proposición tan general no podrá daros la autorización bastante para desbaratar ciegamente las garantías convencionales que el pueblo estableció para su seguridad. Yo no quiero insinuaros en esto que precisamente debáis estar a las actas. Vosotros podéis romperlas; pero vosotros debéis tener la prudencia de examinarlas. Las circunstancias que las produjeron y las que se siguieron en su efecto, reclaman el conocimiento del pueblo que las selló. Nunca el pueblo pudo tener intención de deciros que no hiciéreis caso de sus obras, por más que os facultare para rendiros a cualquier circunstancia y en fuerza de ello desaprobarlas".

"Suspended vuestras sesiones, ciudadanos electores. Yo voy a escribir a los pueblos y entonces veré si su voluntad es la misma que se ostenta en el congreso de su representación. De lo contrario, yo os hago responsables delante de los mismos pueblos de la continuación del abuso que hacéis de su confianza. Yo os reitero la más formal protesta de nulidad sobre cuanto actuéis. Esperad las explicaciones de vuestros constituyentes; yo no puedo ni debo prescindir de ellos; y mientras, sabedlo ciudadanos electores, yo estaré únicamente a lo deliberado en las actas de 5 y 21 de abril; cualquiera determinación que adelantéis, en contrario, la desconoceré abiertamente y vosotros responderéis a los pueblos del escándalo."


No habiendo tenido resultado esta exposición, dirigió Artigas al día siguiente una circular explicativa a los Cabildos. En ella decía (Maeso, "Artigas y su época"):

"Reunido, pues, el congreso ante el general en jefe don José Rondeau, por la complicación de las circunstancias resultaba necesariamente o que los electores debían desconocer mi autoridad en la provincia o que debían suspender el congreso. Ellos se limitaron a llamarme por medio de una diputación: yo me negué abiertamente, porque una cosa era el congreso formal a que yo había invitado; y otra cosa era ir a hacerle saber allí lo que había en el particular, estando ya presidido aquel acto por el general en jefe. Yo que siempre he ejercido la autoridad que tengo de la provincia por el voto unánime de todos los pueblos y del ejército, no puedo creer que aunque los electores viniesen autorizados para cuanto conviniese al Pueblo Oriental, hubiesen incluido sus constituyentes en una cláusula tan general las facultades bastantes para destruir a ciegas las garantías convencionales que establecieron los pueblos para su seguridad... En esa virtud yo espero que V. S. a la mayor brevedad, me declare en términos claros y positivos si ese pueblo reconoce mi autoridad y si fué su mente que su elector no concurriese al congreso a que yo invité. Sea V. S. seguro de que para mí nada hay más sagrado que la voluntad de los pueblos y que me separaré al momento si es verdaderamente su voluntad el no reconocerme."