Los dos congresos orientales del mes de abril
respondían a un movimiento patriótico de autonomía local y de sincera unión sobre la
base de las instrucciones federales.
Artigas no quería la segregación de la Banda Oriental, pero tampoco aceptaba la
dictadura de la oligarquía por-teña. El exigía ante todo y sobre todo la sanción de la
Constitución nacional, como medio de que las provincias estuvieran al abrigo de las
arbitrariedades de sus mandatarios.
Pero eso destruía el régimen oligárquico imperante, y la oligarquía resolvió a su vez
asumir actitudes radicales. ¿Cómo? De una manera bien expeditiva: desconoció el
congreso del 5 de abril, mediante el rechazo expreso de los diputados orientales que
debían incorporarse a la Asamblea General Constituyente; y desconoció el congreso de 20
del mismo mes de abril, dejando sin respuesta la comunicación de la Junta municipal
surgida de ese congreso. Y no satisfecha con su doble desconocimiento, se preparó
abiertamente para romper hostilidades contra el jefe de los orientales, que seguía
observando una conducta patriótica y moderada. Pero antes de avanzar apreciaciones,
oigamos el comentario de Artigas y el de algunos de los historiadores que se han ocupado
de estos sucesos.
En oficio de 29 de junio de 1813 (Fregeiro, "Documentos Justificativos") Artigas
formula su expresión de agravios ante el propio gobierno de Buenos Aires.
Le dice que hay reuniones de gente en Entre Ríos; que sa ha intimado la entrega de sus
armas a la guardia del Salto; que las tropas reunidas en Yapeyú han perseguido a los
soldados orientales y fusilado a dos de sus oficiales; que esos y otros hechos vienen a
complementar la obra de incidentes anteriores: como la entrega de su pasaporte al diputado
que llevó las pretensiones de la Provincia, sin resolver nada acerca de ellas; la falta
de contestación al oficio en que el gobierno municipal comunicaba su instalación; y el
rechazo de los diputados al congreso, a pretexto de un defecto absolutamente cuestionable
en los poderes.
"Esta Provincia, fiel a sus principios y constante siempre en conciliar los
intereses generales, ha hecho alarde de sus sufrimientos desde los primeros motivos que
tuvo para hacer entrar otra vez la sospecha en sus cálculos... ¿pero hasta cuándo,
Excmo. Señor, ha de servir esta moderación a garantir los proyectos de la intriga?"
"Por fin, si examinadas todas las proposiciones y hecha la combinación debida, halla
V. E. que sólo la unión puede poner el sello a nuestra obra, fijemos las garantías de
esa unión. Al efecto empiece V. E. por impartir sus órdenes y deshágase el
acantonamiento de tropas que formaliza en el Uruguay y Paraná. No crea V. E. que es
tiempo de poder cohonestar los proyectos. Sean cuales fueren las intenciones que
manifieste V. E. y sean cuales fueren sus medidas para realizarlas, sea V. E. seguro que
no nos es desconocido su fin y que por consiguiente habremos de impedirlo, habremos de
contrarrestarlo y aniquilarlo hasta garantir en las obras el sagrado de nuestra
confianza."
"La historia de la regeneración de esta Provincia es demasiado reciente para que sus
circunstancias dejen de servir de fomes a su celo por su dignidad. Es un delirio formar el
proyecto de subyugarla. Derramamos aún la sangre delante de los déspotas cuyas cadenas
quebramos hace tres años, ¿y cree V. E. que hemos de mirar con indiferencia las que
pretenden depositar en la fuerza que origina V. E.?"
"Desista V. E. del empeño: entre con nosotros al templo augusto de la
confederación, y evitemos que el luto, llanto y amarguras, vengan a ofuscar el brillante
tabló que nos presenta el destino. Por conclusión, Excmo. Señor, esta Provincia penetra
las miras de V. E.: ella está dispuesta a eludirlas; pero ella ruega a V. E. aparte el
motivo de sus temores: ella tiene ya todas sus medidas tomadas, y al primer impulso de sus
resortes hará conocer a V. E. la extensión de sus recursos irresistibles."
"El ciudadano Dámaso A. Larrañaga está encargado de concluir esta cuestión. Mis
conciudadanos esperan de rodillas el resultado. La orfandad de sus hijos, el clamor de sus
mujeres, el abandono de sus haciendas, sus lágrimas, el cuadro más imponente de la
humanidad, contrasta su grandeza. V. E. va a decidirlos."
La actitud del gobierno de Buenos Aires era como para infundir sospechas de un
próximo rompimiento de hostilidades. Y Artigas procuró entonces llevar al convencimiento
del gobierno del Paraguay la necesidad de una acción conjunta para salvar el principio de
las autoridades locales.
En su oficio de 30 de junio de 1813 (Fregeiro, "Documentos Justificativos"),
escribe a la Junta de la Asunción:
"El 1° de éste pidieron los diputados de esta Provincia su incorporación a la
Asamblea, y al día siguiente les fué negada, a pretexto de que faltaba alguna legalidad
formal a los poderes. La instancia fué enérgica y digna de unos apoderados de una
provincia libre. Pronto se les enviarán otros poderes."
"Sólo Buenos Aires se opone a la regeneración: el resto de los pueblos grita sin
cesar y miran en la constancia y energía de estas dos provincias la garantía de sus
dignos votos. Ellos miran en nosotros su sostén y ellos harán iguales reclamaciones a
medida que nosotros, ostentando nuestra grandeza, resucitemos la de ellos y facilitemos a
la masa el sistema augusto de la confederación. Felices esa gran provincia y ésta, si
aniquilando la nueva esclavitud, restablecemos e] sistema popular que selló la sangre de
nuestros hermanos en los primeros días de la Revolución."
Habla Artigas en este mismo oficio del levantamiento del sitio, decretado por el
gobierno de Buenos Aires a fines de mayo, a pretexto de una expedición española para
reforzar a Montevideo, y de la revocación de la orden respectiva a mérito de trabajos de
Rondeau.
El 3 de julio de 1813, Artigas se dirige a la Junta Gubernativa de la Asunción para
formular su proceso contra la oligarquía porteña, y lo hace en términos que denuncian
su doble y patriótico propósito de mantener la unión y de evitar que la revolución de
Mayo resulte para los orientales un simple cambio de amos irresponsables. He aquí algunos
de los párrafos salientes de este oficio (Archivo Mitre):
"Buenos Aires, constante siempre en su proyecto de hollar la libertad de los
pueblos, ha avanzado sus pasos y los ha marcado con el escándalo."
"Nuestro rol de diputados me avisó con fecha del 18 del próximo pasado la necesidad
de garantir nuestra seguridad ulterior, - que el gobierno de Buenos Aires levanta tropas
con el fin de situarlas sobre el Uruguay y Paraná, para destruir nuestras combinaciones y
fijar para siempre nuestra humillación. Cuenta con más de tres mil fusiles y se halla
tanto más decidido a realizarla cuanto observa los motivos para temer el influjo de estas
dos provincias sobre las decisiones de los otros pueblos. Yo tengo datos para no dudar de
la verdad de estos anuncios. La alarma de Entre Ríos en sus efectos reafirma el concepto,
y la conducta escandalosa que se ha tenido con nuestros diputados convence hasta la
evidencia. La incorporación les ha sido negada, dejándose descubrir el plan en la
impostura que sirve de garantía al decreto inserto en "El Redactor" del 12 del
mes próximo pasado, como se impondrá V. S. por las copias 2 y 3.
"Las circunstancias que envuelve el presente período parecen destinadas a contener
toda resolución que no consulte las miras generales que se propone la América; pero la
alternativa es demasiado imponente y es necesario deslindar la materia y concluir que los
enemigos de la libertad se han multiplicado."
"Mis lágrimas y las de mis conciudadanos deben fijar el concepto sobre la rectitud
de nuestras intenciones. ¿Qué hacer delante del cuadro de nuestros trabajos, humeando
aún la sangre de nuestros hermanos, desierta nuestra campaña, extinguidas nuestras
pingües haciendas y hechos todos al testimonio de las miserias, a la vista de una
libertad que se nos anunció en una forma la más seduciente? Pueblos de la regeneración,
decidid sobre nuestras resoluciones. Nuestra desolación y aniquilamiento selló el
decreto de nuestra dignidad y el pueblo que llevó la voz ha prostituído el objeto. Si
nuestra conducta es susceptible de un punto de vista marcado con la imprudencia, volved
los ojos a nuestra historia y veréis si los lances de la guerra o el mal giro de la
revolución nos han reducido al límite de nuestros sentimientos. Orfandad, lágrimas,
cenizas, luto y sangre, han contrastado el cuadro venturoso de nuestra antigua envidiable
prosperidad."
El pretexto del rechazo de los diputados.
No se contentó Artigas con formular el proceso en los términos notables que anteceden.
Como medio de que el gobierno paraguayo pudiera apreciar los fundamentos de sus
acusaciones, adjuntó varias piezas justificativas relativas al rechazo de los diputados
orientales.
Recorramos esos documentos, que contienen datos y observaciones de un alto valor
histórico para el estudio del conflicto entre el jefe de los orientales y la oligarquía
que pretendía abatir su hermosa bandera de principios.
El primero de ellos es un artículo o crónica oficial de "El Redactor de la
Asamblea" correspondiente al 12 de junio de 1813, en que se explica así la causa del
rechazo de los diputados orientales al Congreso Constituyente (Archivo Mitre):
"Habiendo ocurrido en una de las sesiones anteriores mediante un oficio dirigido
al secretario de la Asamblea los diputados que dicen ser electos por la Banda Oriental,
acompañando como única credencial las cartas de aviso que les comunicaban algunos
individuos de aquellos pueblos, se acordó no hacer lugar a su incorporación hasta que
viniesen en bastante forma sus respectivos poderes. A consecuencia de este decreto se han
dirigido hoy al mismo secretario reclamando los papeles presentados e insistiendo en la
legalidad de sus poderes. El secretario ha puesto en consideración de la Asamblea este
incidente, y él ha precisado aun de nueva discusión sobre el particular, repitiéndose
la lectura de las mencionadas cartas. En seguida, los ciudadanos Vidal, Gómez, Valle,
Monteagudo y otros por el orden que pidieron la palabra demostraron que los pretendidos
poderes eran absolutamente nulos por incuestionables principios. Por una parte resultaba
la elección hecha por compromiso de los pueblos en una sola persona, habiéndose nombrado
cinco compromisarios para elegir los cinco diputados ocurrentes y sin que haya constancia
de las cartas en que sancionó el compromiso, prescindiendo de si en el caso es legítimo
y conforme a la convocatoria del 24 de octubre la elección hecha por compromiso. A más
de que los referidos avisos sólo vienen firmados por un individuo cuyo carácter se
ignora, a excepción del ciudadano Artigas que suscribe la carta dirigida al ciudadano
Larrañaga. Estas justas consideraciones fueron amplificadas en el debate y después de
concluído recayó el siguiente decreto: La Asamblea General ordena que se devuelvan por
el secretario en copia certificada, los documentos que han presentado para incorporarse
los cinco diputados que como electos por la Banda Oriental los han exhibido, por no
hallarse bastantes al indicado efecto, quedando por ahora en la secretaría los
originales. (Firmados): Vicente López, Presidente - Hipólito Vieytes, Secretario."
Advertiremos que esta misma crónica de la sesión, adjuntada por Artigas, figura
en la obra de Uladislao Frías. "Trabajos legislativos de las primeras Asambleas
argentinas", en el capítulo relativo a la sesión de 11 de junio de 1813.
Réplica de los diputados.
Otro de los documentos justificativos, es la réplica de los diputados orientales don
Dámaso Larrañaga y el doctor Mateo Vidal a la crónica de "El Redactor de la
Asamblea". Es un oficio datado en Buenos Aires el 18 de junio de 1813 (Archivo
Mitre), en que esos ciudadanos demuestran a Artigas la enormidad de la resolución de la
Asamblea al expulsarlos de su seno.
"Por su simple lectura comprenderá V. S. que se procura persuadir y se toma por
fundamento de nuestra no admisión, por ahora, el haber presentado los diputados electos
por la Banda Oriental como única credencial las cartas de aviso que les comunicaban
algunos individuos de aquellos pueblos."
"V. S. juzgará de todo el fondo y veracidad de esta aserción, luego que sepa que
los documentos presentados por los apoderados reclamantes, no sólo fueron los oficios de
los respectivos pueblos que presentaban rubricados por las justicias y testigos, en los
que no sólo les noticiaban el acordado nombramiento, sino que en él se lo ratificaban y
aun exponían sirviesen aquellos documentos por suficientes poderes para con ellos
presentarse y obtener la correspondiente incorporación en la soberana Asamblea, sino que
aun agregamos, principalmente los dos que abajo suscribimos, el acta de 5 de abril por la
que consta de un modo indudable nuestro nombramiento."
"Si, pues, "El Redactor" hace mérito en su exposición de la carta de
aviso dirigida al ciudadano Larrañaga, que si no producía efecto favorable ni menos
deparaba el menor daño y fué acompañada a los papeles presentados por un involuntario
accidente, nosotros ignoramos en qué funde el tan decidido estudio que se manifiesta de
no hacer referencia de la expresada acta, siendo así que era el documento principal en
que afianzábamos nuestras solicitudes".
Artigas busca fórmulas conciliatorias.
Dos nuevas piezas justificativas vamos a reproducir: las Instrucciones y los Conocimientos
que Artigas envió el 29 de junio de 1813 al diputado don Dámaso Larrañaga, para
solucionar el conflicto y arribar a fórmulas transaccionales salvadoras.
Decía Artigas a Larrañaga en las Instrucciones (Archivo Mitre):
"Preguntará al gobierno qué es lo que exige de los orientales; que por Dios
entre a garantir la unión, que la continuación de estos pasos no hará más que atrasar
los progresos del sistema sin que él llegue a consolidar sus planes; que esté muy seguro
de que sean ellos cuales fueren, nosotros sabremos hundirlos; que todas las medidas están
al efecto tomadas y sólo resta la ejecución. Le asegurará que jamás podrá llenarse la
idea de levantar el sitio y que crea firmemente que no da paso alguno que no conozcamos su
fin."
En los Conocimientos, entraba Artigas en más amplias consideraciones (Archivo
Mitre):
"La revolución de la Banda Oriental fué siempre acompañada de incidentes que
empeñando sus sospechas, la han obligado a buscar garantías aun para asuntos nada
cuestionables."
"Esta Provincia ha tenido noticias muy positivas que el gobierno de Buenos Aires
levanta tropas con el fin precisamente de garantir sus proyectos sobre ella. Tal vez
podrían designarse pretextos para no estar a estas siniestras intenciones; pero el
silencio misterioso del dicho gobierna en orden a las pretensiones de esta Provincia; el
hecho de haber otorgado el pasaporte al ciudadano encargado de ellas sin haberlas
allanado; el desprecio inferido a su gobierno económico por la Asamblea constituyente en
no haber contestado a su primera única comunicación del 8 de mayo; el hecho de haberse
negado la incorporación a sus diputados, manifiesta más su plan por la impostura en que
garantió la negativa. El desprecio con que mira a los adictos a este sistema, la
protección que se dispensa a sus opuestos; la dignidad y decoro con que se mira a los
expulsos y sobre todo los hechos escandalosos de Quintana sobre el Salto y de Planes en
Miriñay y Mandisoví, inclinan el concepto y quitan toda duda para creer que la
fermentación de Entre Ríos y acantonamiento de tropas sobre la costa occidental del
Uruguay y las del Paraná, son un proyecto particular sobre la Oriental."
"Esta Provincia habría continuado en su moderación si le hubiese sido posible
conciliar sus sufrimientos con las atenciones generales; pero en la necesidad de combinar
sus medidas, calculando sus recursos por sus proporciones, enlaces y relaciones, cree
imprescindible fijar su seguridad; y sin desatenderse de sus afanes por la causa general,
se cree obligada a partir su atención por el doble objeto que se le hace tener. Y sin
embargo de que la situación actual de los negocios generales, exige anhelos decididos,
como el gobierno de Buenos Aires se aprovecha de su moderación para garantir sus
maquinaciones, ella teme que sus esfuerzos sean después infructuosos si deja el tiempo
bastante al dicho gobierno para concluir sus planes y ponerse en estado de sofocar
cualquier oposición y aun evitarla."
"Esta Provincia está alarmada contra el despotismo; si sus prosélitos se han
multiplicado, ella no es menos libre. Sería muy ridículo que no mirando ahora por sí,
prodigase su sangre al frente de Montevideo y mañana ofreciese a otro nuevo cetro de
hierro el laurel mismo que va a tomar de sobre sus murallas. La Provincia Oriental no
pelea por el restablecimiento de la tiranía de Buenos Aires."
Después del rechazo de los diputados orientales, parecía ya inútil seguir
abogando en favor de la unión de las provincias sobre la base de las autonomías locales.
Pero como acaba de verse, Artigas, que no deseaba ir al rompimiento con el gobierno
general, ni tampoco a la segregación, prosiguió sus gestiones en la esperanza de arribar
a fórmulas de paz y de concordia. ¿Con qué resultado?
En oficio de 29 de julio de 1813, transmite Larrañaga a Artigas, como resultado de su
comisión, los siguientes propósitos o sentimientos del gobierno de Buenos Aires (Archivo
Mitre):
"Que se admitirán cuatro diputados contando con el de Maldonado; que éstos,
unidos con los demás diputados, determinarán la forma de gobierno que haya de regirnos
en adelante. Que los diputados de la Banda Oriental serán los que expongan sus razones y
sus derechos: ellos mismos sancionarán lo que sea justo y conveniente. La voluntad
general de los pueblos y sus representantes decidirán y todos obedecerán. Pero
entretanto el gobierno de Buenos Aires está encargado de mantener el orden público y de
hacer la guerra a los enemigos. Si los pueblos de la Banda Oriental quisieran arreglar
mejor el sistema presente de suministraciones, si quisieran vigorizar más la
administración de justicia, escribe con este objeto al general don José Rondeau para que
si gustasen reunirse los hacendados propietarios, arreglen ellos mismos un método
equitativo y económico de suministraciones, establezcan las justicias y se tomen las
medidas de protección que estimen más convenientes. Ellos serán los administradores,
ellos serán los jueces. Las milicias honradas de la Banda Oriental ocupan el primer lugar
en la consideración de las Provincias Unidas y serán socorridas como las demás tropas,
luego que se fije el número y continúen en aquella disciplina y subordinación que les
conserven el carácter militar que tan gloriosamente han adquirido. Por último, deseoso
el gobierno de inspirar a V. S. toda la confianza debida, no trata de hacer un misterio de
sus disposiciones militares: ellas no tienen otro objeto ni son otras sus miras que hacer
la guerra a los enemigos, que para ello multiplica los medios de defensa, para esto
solamente tiene un ejército en el Perú y otro delante de Montevideo y con el mismo
objeto multiplica y aumenta sus fuerzas en la capital que debe ser la base de todas sus
operaciones."
Pero esas protestas de aparente armonía, pronto debieron disiparse, según lo
revela un oficio de Artigas a la Junta Gubernativa del Paraguay, de 26 de agosto de 1813,
que dice así (Archivo Mitre):
"Nuestro diputado don Tomás García de Zúñiga está ya aquí sin haberse
sellado su comisión."
"No hay remedio. Se quiere precisamente que se esté sólo a las deliberaciones de
Buenos Aires, no obstante que las deliberaciones de la Asamblea empiezan por donde debían
acabar. La falta de garantías para fijar nuestro destino según el dogma de la
Revolución, hasta ahora es lo que ha dado impulso a nuestros pasos. Por consecuencia,
nuestros gobiernos deben instalarse bajo unos principios análogos a nuestro sistema, con
todas las facultades bastantes a la conservación de él, mientras la Constitución del
Estado no fije la formas subalternas y sus atribuciones consiguientes. Tal es la
convención de esta Provincia. Ella es inviolable."
"V. S. marcha sobre los mismos principios y está sujeto a los mismos ataques. La
necesidad conforme con el interés grita por la ejecución del plan que he tenido la honra
de proponer a V. S.... Las convenciones de los pueblos han sido holladas en los primeros
pasos de su regeneración... V. S. sigue en el mismo pie que nosotros, sin que haya
vínculo que obligue porque no hay Constitución. V. S. ha visto los escándalos repetidos
con que se han circulado las órdenes no estando integrada la representación de los
pueblos y V. S. ve en la historia de esta Provincia cómo se prescinde del uso de sus
derechos para la instalación de su gobierno, insinuándole una nueva instalación. Ese
extremo de servilidad a que se quiere conducirnos ultraja a la justicia."