Panamá, 15 de junio de 2000

Es tan dificil amar

Y como duele amar a alguien que no considera que tu eres la persona correcta. Sientes que viajas vertiginosamente por una pendiente sin frenos y no sabes con qué golpearás en los próximos segundos. Parece tan fácil enamorarse y al mismo tiempo tan difícil encontrar a esa alma gemela que nos nutra esa energía para levantarse en las mañanas y saber que todo lo que vas a hacer es por esa persona que amas.

Somos tontos, durante mucho tiempo nos dejamos llevar por el físico y nos involucramos con parejas sin profundizar muy dentro en el corazón. Y años más tarde allí estamos, llenos de un profundo dolor por no sentir muy dentro del alma lo que es amar. El hombre no es una isla, y completar nuestro destino aquí en este mundo terrenal está quien comparte con nosotros todo, en las buenas y en las malas.... felicidad y dolor.

Bienaventuradas aquellas personas que se han encontrado con esa mitad que los complementa. Porque no tenerla es no vivir en la luz del amor. Podemos amar al prójimo, amar a nuestros padres, a los amigos, querernos a nosotros mismos, pero en qué hombro recostaremos nuestras cabezas cuando necesitamos una caricia, un “te quiero”, un “yo estoy contigo”. Qué pasa cuando queremos susurrar al oído de alguien lo feliz que estás por haberla encontrado... y no tenerlo cerca.

Como la soledad endurece el corazón, y nos hace buscar alegría en banalidades que llenan por un instante, y luego nuevamente la soledad. Hasta donde el ser humano puede vivir sin amor. Hasta cuando Dios va a dejar que esa persona que es para mi se sienta tan abandonada como yo, tan necesitada de una palabra de amor.

Si pudiera entender tantas cosas, solo saber por qué suceden. Me sentiría más tranquilo conmigo mismo. Pero no puedo ver matrimonios rotos, maltratos de pareja, infidelidad y abortos, sin pensar lo afortunados que fueron esas personas en poner sus esperanzas en otra persona, en consumar un acto de amor creando vida, imitando el máximo milagro de Dios dentro de nosotros mismos, y luego destruirlo todo.

Sean estas palabras testigo de mi necesidad inmensa de amar, compartir, poder gritar a los cuatro puntos cardinales como entrego mi vida a esa persona, como todo por lo que he estudiado, crecido espiritualmente y aprendido se funda en el amor de pareja, hasta que la muerte nos separe.