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“Conócete a Ti Mismo” de Joaquín Trincado

 

EL  ESPIRITU  DEL  HOMBRE

 

Desde que el hombre aparece en los mundos, todo va cambiando en su aspecto y belleza armónica; pero está sujeto a leyes inexorables que el espíritu tiene que observar estrictamente, mas no puede hacerlo en tanto no domina todos los obstáculos que su alma le opone en su resistencia informe y que, al fin de luchas, de soldaduras en las diferentes existencias, logra que su neutral sea equilibrado; pero esto, no puede ser sin estudio y sin trabajo. 

Como él es inteligente y por su procedencia es amor, y es fuego, y es vida de la misma vida, y, por fin, es la voluntad del creador, no puede manejar en ley otra arma que la que le fue dada que es el amor y, éste vencerá porque es vivo eternamente. Para triunfar se sacrifica envolviéndose en el alma, opaquizándose al igual de su envoltura, de la que no saldrá ya hasta quedar triunfante.

Allí imprime a su alma su sello y su inteligencia y sólo entonces ésta, deja su carácter de alma animal para convertirse en alma humana y se distingue en el raciocinio que no tienen los otros seres de los que en esencia procede. Mas allí están en su imperio los instintos de todos los seres y no renuncian a sus derechos del goce de su trabajo.  Estos goces están y los busca en la materia, porque en ella trabajó; y hay que dárselos en justicia y es injusticia negárselos, como lo era para el cuerpo; no puede matar los instintos porque son inmortales y porque son la característica de los tres reinos de la naturaleza en toda su infinita variedad y lo que hay mandado es, dominarlos y elevarlos a sentimientos, porque la ley del progreso lo quiere.

En esto es en lo que tiene su trabajo el espíritu; y en tanto no lo consigue, aquella alma no es elástica; no es un neutral equilibrado; no puede demostrar sus facultades; no puede lucir y no puede vivir la vida del espíritu; y éste por su ley de amor, vive en el alma solo, aprisionado, como oculto; está expatriado y sufre la tenaz resistencia del alma, por la que aun no puede demostrar su potencia en su luz y acción de plena conciencia.

Pero el espíritu es el facultativo; y cumplida una prueba de una existencia, corta los lazos de la materia cuerpo, (causa primera de su terrible lucha) y se lleva el alma las esencias de aquel cuerpo; se retira al espacio y allí estudia (sin el estorbo del cuerpo) las causas de su derrota; y el alma, viva por su vida esencial y por la vida superesencial del espíritu, allí sufre, porque hace conciencia de que no fue un buen neutral; ese sufrimiento, la acrisola poco a poco de uno y otro instinto y vuelve una y mil veces sometida por el espíritu en su mandato de triunfar y al fin, logra establecer el equilibrio y entonces, ya no es el espíritu el que vive la vida del alma: es el alma que vive la vida del espíritu; el cuerpo vive la vida del alma y aparecen tres en donde sólo veíamos uno en la vida vegetativa natural; luego dos, en la vida vegetativa con el raciocinio y, ahora tres, en la vida vegetativa de discernimiento, de razón y de amor.

Ya, ahora, el espíritu puede ascender a sus regiones; ya sabe que desde el lejano dínamo, correrán sin contratiempos las corrientes y las recibirá el cuerpo, produciendo las obras de luz, calor y trabajo y, todos tres se embellecen por su grado y uno a otro se complementan y aun se suplen, disfrutando los tres, en su grado, de la felicidad posible y relativa. PERO SÓLO PUEDE EL HOMBRE LLAMARSE HOMBRE, CUANDO DESCUBRE SU TRINIDAD: QUE ES CUANDO EL ESPIRITU TRIUNFÓ DE SU ALMA Y CUERPO; y mientras no, el espíritu no tiene la acción porque la entregó a su alma para la acción de dominar al cuerpo y ponerse ella en condición de servir de neutral, cuando puede equilibrar su resistencia entre el que duerme ordenando y el cuerpo que con sus funciones ejecuta la obra animal hasta saciarse de sus derechos; pero, desde adentro, el que parece dormido, tira de los hilos y según sea su fuerza, retendrá o será el arrastrado; esto sea a causa de si su alma se identifica con las pasiones del cuerpo o responde a la ley del que en ella está envuelto.

NO HAY PROGRESO SIN TRABAJO Y EL TRABAJO ES SACRIFICIO

 

FUNCIONES DEL ESPIRITU PARA LA DIRECCION DEL CUERPO

...para que lo grabéis bien en vuestra conciencia, porque, la memoria, es de los irracionales y de los hombres durante el letargo del espíritu; que porque tienen la conciencia anestesiada, tienen necesidad de la memoria; y además el espíritu no tiene memoria; pero en su sabiduría, hace conciencia en su alma y ésta, es el archivo que jamás abandona.

 

Como  acciona el Espíritu

                 El espíritu no tiene formas, miembros, ni sexo; pero todo se lo hace en su alma, por su inteligencia, omnipotencia y amor.

 

El Creador desde su centro,

todo lo gobierna por su ley en la que vibra su voluntad eterna e inmutable, llegando a todo, por su poder omnímodo;

(por su vibración porque es impersonal y porque está presente en todas las cosas del infinito, justamente por lo impersonal.)

 

El espíritu, en la universalidad y en la individualidad, es su acción;

pero como el creador no tiene miembros porque también es impersonal; por lo que está en su radio de acción en todas las obras que le son encomendadas por su padre, para la demostración de la vida en formas.

 

Cada  maestro de un plano, está ligado al centro vibratorio

y de allí recibe los mandatos cuyo hilo es, sólo el pensamiento; esto, para daros un nombre; pero es la ley de amor la única vibración que sale de aquel centro, de donde todo procede.

El maestro de cada plano, tiene en sí un casi infinito manojo de hilos fluídicos, que de él salen uno para cada maestro de un mundo, cuyo hilo está ligado en la conciencia de cada maestro, que tiene el archivo de todos los seres de aquel mundo.

 

El maestro de un mundo,

tiene en si otro manojo de hilos que van a parar a la conciencia de cada individuo y en esta forma, a una vibración recibida por el maestro, con la velocidad del pensamiento, responde aquella víscera a quien se le pregunta o se le avisa.

                                                                           

El espíritu de cada hombre,

 tiene un hilo de cada uno de los miembros y moléculas de su cuerpo y a su voluntad obra, vibrando aquella voluntad en la víscera que debe moverse, o conjunto de moléculas, o miembros; y será en la conciencia o en la memoria, según el progreso  del espíritu, como veremos en otro punto; pero aquí tratamos del espíritu en sus funciones.

Estos hilos (claro que fluídicos pero no invisibles para el espíritu elevado y sabio que luego muchos los veréis y más tarde todos) indican, además de cargos, afinidades; por lo que, cuanto más elevado y sabio es el espíritu, tendrá más hilos por su categoría y afinidades; y no sólo en el mundo en que está en familia, ya encarnado o como guía, sino en todos los mundos donde tiene afinidades, pues en todos y con todos puede relacionarse y recibir sus impresiones y las recibe siempre.

         En esta forma, el espíritu maestro de un mundo, aunque esté encarnado, si se desdobla en virtud de su misión de estudiar progreso dejando su cuerpo en la tierra en el trabajo, lleva siempre todos los hilos de todos los individuos; y lo mismo desde el espacio que desde su cuerpo puede hacer vibrar la cuerda de cualquiera de ellos, o todos a la vez; y lo mismo cada individuo pregunta por la vibración, lo que le apremia saber si él está falto de luz, lo que indica tener un archivo revuelto, y recibe la inspiración o lo que merezca en justicia.

         Pues lo mismo opera el espíritu para todos los actos de su vida moviendo por los hilos del espíritu los músculos que deben moverse para su acción y será con arreglo al orden que reine en su archivo; es decir que, según el instinto que lo domine, estará latente y posado sobre todas las demás moléculas que estén adormecidas, dormidas o anestesiadas y las obran responderán por eso, al estado de su alma y al valor de su conciencia. Ese es el funcionamiento del espíritu individual y universalmente y, os basta esta lección hasta que lo comprendáis por vosotros mismos.

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