LA OBRA POETICA DE BLAS DE OTERO, LA BUSQUEDA, “TARDE ES AMOR” (1958)

Tared es, Amor

 

Volví la frente: estabas. Estuviste

esperándome siempre.

Detrás de una palabra

maravillosa, siempre.

 

Abres y cierras, suave, el cielo.

Como esperándote, amanece.

Cedes la luz, mueves la brisa

de los atardeceres.

 

Volví la vida; vi que estabas

tejiendo, destejiendo siempre.

Silenciosa, tejiendo

(tarde es, Amor, ya tarde y peligroso)

y destejiendo nieve…

 

Esto no pretende y no quiere ser un comentario de texto porque tenemos practicamente que inserir empezando desde este texto la obra de Blas de Otero en el tema multidisciplinar que estamos desarrollando.En general podemos hablar de esta poesía como de una poesía que quiere subrayar y apoyar la idea de que la espera, el paso irreversible del tiempo, convierte en nieve los viejos amores. En efecto el título y el verso doce proceden de un soneto de Conde De Villamediana y podemos simplemente entender que el título no puede ser no considerado porque con el verso doce nos hace entender el verdadero sentido de estos versos de Blas De Otero. Se alude claramente al personaje de Penélope, la esposa fiel que espera la vuelta de Ulises mientras teje y desteje la labor para que no se acabe, y librarse  así del asedio de sus pretendientes. En efecto este poema pone en duda que tan larga espera conserve intacto todo el antiguo sentimiento. El yo lírico va a coincidir con Ulises y este hecho es verdaderamente importante si hablamos de la poética de Blas de Otero en un sentido màs general. Aquí tenemos una interpretación bastante nueva del mito de Ulises porque, como es sencillo constatar, el heche mismo de poner en duda el amor de su mujer nos hace ver bajo nueva luz todos los acontecimientos que conocemos en el àmbito de lo que hemos estudiado hasta ahora. Es un diferente e interesante punto de vista. Sabemos que Blas.. a lo largo de su obra se siente osesionado por la busqueda, sobre todo durante la primera etapa de su actividad literaria madura, la etapa individuada como etapa existencialista que consta en tres obras principales: Angel fieramente humano, Redoble de conciencia y Ancia, sintésis entre los dos. “Tarde es, Amor” forma parte de Ancia. El poeta grita en el medio de la soledad su dolor y los temas más frecuentes son el tema de la condición mortal del hombre de la angustia y de la soledad; hay una lucha implacable del se r humano y de su sordo lamento contra un poder terible. En el ámbito de esta obra la busqueda y el lamento en contra a algo que no se entiende es un importantísimo eleménto que nos lanza directamente a enlazarnos con la mítica figura de Ulises.   Poemas como “Igual que vosotros” aunque introducen una connotación de unidariedad deseada que parece ser nueva esconden un esplicito sentido de busqueda existencial que se enlaza seguramente con la figúra de Ulises representativa de la busqueda y de la actitud inquieta del hombre ante los dogmas y las imposiciones. La lucha contra los Dioses es la lucha contra el poder de Otero, su lucha contra Dios y contra el poder más en general. La inquietud existencial se refleja en el “hombre” Ulises como en el “hombre” Blas de Otero. El hecho de que el autor se identifique con Ulises nos dice claramente que este parlelismo existe y que el mismo paralelismo de sentido no tiene nada a que ver con la concepción del amor que partenece a “nuestro” Blas. Blas se identifica con el mito e imagina, dando vida a su imaginación por medio de su poesía. El poeta siempre pone en evidencia el movimiento en su poesía subrayando por ejemplo los gerundios que al mismo tiempo subrayan también esta inquietud de la que tanto estamos hablando. El movimiento expresa perfectamente la tensión hacia el desconocido y el desafio hacia el poder que son características peculiares de nuestro héroe: Ulises. Tenemos que subrayar también otra similar y indicativa condición del poeta vasco autor de la obra que vamos analizando; a lo largo de su vida Blas fue exiliado a Francia y se nos presenta otro tema que se repite: el tema del exiliado, del desterrado, del náufrago que no es más de lo que sigue siendo Ulises. Hay diferencias entre los dos, lógicamente, pero la obra de Otero expresa perfectamente lo que vamos buscando a lo largo de la historia cultural y artística del hombre que es el reflejo de la condición del hombre mismo en cada periodo.

 

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