Otomo Katsuhiro

   Se podría discutir si el desembarco internacional de la historieta japonesa hubiera sido igual sin Akira, pero serían ganas de especular. Los hechos son inflexibles, y la historia a convertido a Katsuhiro Otomo en la figura crucial del comic japonés de nuestros días. Otomo nacio en 1954, y antes de los 20 años ya estaba publicando profesionalmente. Su primer exito es un titulo de ciencia ficción, Fireball. En Domu (Pesadillas) presagia lo que será su obra maestra hasta el momento: Akira. Esta se inicia en 1982 y alcanza unas 2000 paginas repletas de esencia Otomo destilada: pandillas urbanas de jóvenes desquiciados, vastos paisajes de la ciudad degradada, niños con poderes psiquicos devastadores, enfrentamientos cataclismicos entre fuerzas descomunales. En 1987 Akira se convierte en una lujosa pelicula de dibujos animados que causa conmoción a su paso por las pantallas occidentales. Akira, el comic, es publicado en Estados Unidos por una filial de la gigante Marvel (aunque coloreada por profesionales norteamericanos) y los críticos encuentran en ella la coartada que buscaban para saludar al manga triunfante. Elogios de personalidades universales como Moebius ponen la guinda en el pastel. Otomo entra con todos los honores en el Olimpo de los grandes dibujantes mundiales, y tras él arrastra al agazapado comic japonés. Otomo tambien tiene vocación cinematográfica (Akira fue dirigida por él) y escribe guiones ilustrados por otros dibujantes, como La leyenda de la Madre Sara (dibujada por Takumi Nagayashu) o ¡Que horror de apartamento! (dibujada por Satoshi Kon y publicada en España por Planeta de Agostini). Sin embargo, es el Otomo dibujante el que demuestra una categoría inmensa, dominando tanto el dibujo, que puede ser minucioso y veraz, como la compocisión y la planificación, donde alcanza raras cotas de brío y talento. Con apenas cuarenta años, Otomo es, claramente, uno de los autores que puede liderear este medio en los próximos años, no ya en Japón, sino en todo el mundo.