Driven. (Driven)
Sylvester Stallone (as Joe Tanto), Burt Reynolds (as Carl Henry), Kip Pardue (as Jimmy Bly), Stacy Edwards (as Lucretia Clan), Til Schweiger (as Beau Brandenburg), Gina Gershon (as Cathy Heguy), Estella Warren (as Sophia Simone), Cristián de la Fuente (as Memo Moreno), Brent Briscoe (as Crusher), Robert Sean Leonard (as Demille Bly), Verona Feldbusch (as Nina), Jasmin Wagner (as Ingrid), Chip Ganassi (as Team Owner), John Della Penna (as Team Manager), Dan Duran (I) (as Commentator #1)
Sinopsis:
Rara vez encontramos en la gran pantalla producciones que centren todo su argumento en el mundo de las carreras automovilísticas. Hemos visto competiciones deportivas de todo tipo, pero, por alguna extraña razón, filmes como Días de Trueno no acaban de convencer al respetable. Desde luego, Driven no conseguirá que el público cambie de opinión. No es ya que su guión concentre las mayores convenciones que a uno se le puedan pasar por la cabeza (dos hombres luchando por una mujer y un piloto frustrado que vuelve a las carreras), sino que el verdadero problema se encuentra en la aborrecible estética que se ha adoptado para transformar en imágenes las palabras escritas por Sylvester Stallone.
El principal atractivo de Driven, el espectáculo, se disipa por culpa del nefasto Renny Harlin, que se decanta por ofrecernos un producto destinado exclusiva y descaradamente al público más joven, con líos amorosos de instituto y escenas con diálogos que apenas duran un minuto. De hecho, el director convenció a Stallone para que dejara a un lado su planteamiento inicial, mucho más adulto, y se centrara en los retoños (Kip Pardue, Estella Warren, Til Schweiger y Cristián de la Fuente), sin duda pensando en lo sugerente que esto sería de cara a la taquilla. Por si no fuera suficiente, el señor Harlin no duda en martirizarnos con una sucesión de interminables videos musicales que anteceden a cada carrera y que, sin duda, servirán para que las canciones se vendan mejor en el compacto correspondiente. Pero, empeñado en satisfacer hasta el exceso al público al que se dirige, incluso mantiene este estilo durante las carreras, consiguiendo que no nos enteremos de absolutamente nada (menos mal que hay locutores...). Además, los rugidos de los motores se ven apagados por una música machacona que define a la perfección las pretensiones del producto, mientras que los escasos accidentes que presenciamos se cubren con la esencia de Matrix, resultando en realidad grotescos e innecesarios (los coches vuelan con cada golpe, y lo hacen a cámara lenta mientras el resto de vehículos continúan circulando a una velocidad superior).
Por tanto, entre la confusión y los pésimos efectos especiales del equipo de Harlin (serán los mismos que hicieron los de Deep Blue Sea, pues son igual de malos), la película se estrella en sus pretensiones, dilapidando su potencial diversión, no ya con su previsible narración, sino con su incomprensiblemente pésima calida técnica. No es culpa de Stallone, por supuesto (incluso tiene una aceptable escena en la que discute con Burt Reynolds), sino de ese mediocre realizador, Renny Harlin, que ya nos ha ofrecido lindezas como las que protagonizara su mujer, Geena Davis (me refiero a las horrorosas La Isla de las Cabezas Cortadas y Memoria Letal).
El señor BT, que no entiendo por qué le dan tantas oportunidades últimamente, compone una sucesión de ritmos machacones que invaden cada minuto del metraje. A su lado, canciones y más canciones forman la banda sonora de una cinta creada con la intención de contentar a un público que, nada más salir del cine, se olvida de todo lo que ha visto. En fin, al menos se comporta decentemente en los momentos dramáticos, conformémonos con eso.
Rara vez encontramos en la gran pantalla producciones que centren todo su argumento en el mundo de las carreras automovilísticas. Hemos visto competiciones deportivas de todo tipo, pero, por alguna extraña razón, filmes como Días de Trueno no acaban de convencer al respetable. Desde luego, Driven no conseguirá que el público cambie de opinión. No es ya que su guión concentre las mayores convenciones que a uno se le puedan pasar por la cabeza (dos hombres luchando por una mujer y un piloto frustrado que vuelve a las carreras), sino que el verdadero problema se encuentra en la aborrecible estética que se ha adoptado para transformar en imágenes las palabras escritas por Sylvester Stallone.
El principal atractivo de Driven, el espectáculo, se disipa por culpa del nefasto Renny Harlin, que se decanta por ofrecernos un producto destinado exclusiva y descaradamente al público más joven, con líos amorosos de instituto y escenas con diálogos que apenas duran un minuto. De hecho, el director convenció a Stallone para que dejara a un lado su planteamiento inicial, mucho más adulto, y se centrara en los retoños (Kip Pardue, Estella Warren, Til Schweiger y Cristián de la Fuente), sin duda pensando en lo sugerente que esto sería de cara a la taquilla. Por si no fuera suficiente, el señor Harlin no duda en martirizarnos con una sucesión de interminables videos musicales que anteceden a cada carrera y que, sin duda, servirán para que las canciones se vendan mejor en el compacto correspondiente. Pero, empeñado en satisfacer hasta el exceso al público al que se dirige, incluso mantiene este estilo durante las carreras, consiguiendo que no nos enteremos de absolutamente nada (menos mal que hay locutores...). Además, los rugidos de los motores se ven apagados por una música machacona que define a la perfección las pretensiones del producto, mientras que los escasos accidentes que presenciamos se cubren con la esencia de Matrix, resultando en realidad grotescos e innecesarios (los coches vuelan con cada golpe, y lo hacen a cámara lenta mientras el resto de vehículos continúan circulando a una velocidad superior).
Por tanto, entre la confusión y los pésimos efectos especiales del equipo de Harlin (serán los mismos que hicieron los de Deep Blue Sea, pues son igual de malos), la película se estrella en sus pretensiones, dilapidando su potencial diversión, no ya con su previsible narración, sino con su incomprensiblemente pésima calida técnica. No es culpa de Stallone, por supuesto (incluso tiene una aceptable escena en la que discute con Burt Reynolds), sino de ese mediocre realizador, Renny Harlin, que ya nos ha ofrecido lindezas como las que protagonizara su mujer, Geena Davis (me refiero a las horrorosas La Isla de las Cabezas Cortadas y Memoria Letal).
El señor BT, que no entiendo por qué le dan tantas oportunidades últimamente, compone una sucesión de ritmos machacones que invaden cada minuto del metraje. A su lado, canciones y más canciones forman la banda sonora de una cinta creada con la intención de contentar a un público que, nada más salir del cine, se olvida de todo lo que ha visto. En fin, al menos se comporta decentemente en los momentos dramáticos, conformémonos con eso.
Critica:
Cosas que aprendí viendo "Alta Velocidad":
1.- El director Renny Harlin tiene un fetiche con los labios de las mujeres: Desde su ex-esposa Geena Davis hasta las protagonistas de sus más recientes películas (Saffron Burrows en "Deep Blue Sea" y Estella Warren y Gina Gershon en "Alta Velocidad"), Harlin parece elegir mujeres con una configuración labial que podría calificarse como "exagerada", cuyo resultado más evidente es que dichas mujeres comparten la característica de parecer incapaces de cerrar la boca por sus inmensos labios.
2.- El director Renny Harlin ha hecho un pacto con el diablo: A pesar de los múltiples fiascos económicos que han plagado su carrera (desde "Cutthroat Island" y "The Long Kiss Goodnight" que de paso terminaron la carrera de Geena Davis, hasta "Deep Blue Sea" y "Cliffhanger") de algún modo consigue que los estudios le sigan confiando enormes sumas de dinero para que entregue bodrio tras bodrio, que no funcionan ni como entretenimiento ni como inversión económica.
3.- El director Renny Harlin está un poco asustado: Tal vez a pesar del mencionado pacto con el diablo, Harlin empieza a sentirse inseguro después de una y otra vez destruir las expectativas financieras de los estudios. Posiblemente por eso decidió aliarse a Stallone (con quien hizo "Cliffhanger", su última película medianamente entretenida) a pesar de la pérdida de control sobre la cinta que innecesariamente implica la asociación con ese actor y escritor.
4.- No debo ver más películas de Renny Harlin. Así de simple. Su evidente falta de criterio para evaluar todos los elementos de la cinta, desde los efectos especiales hasta la cohesión del argumento, señalan a Harlin como uno de esos "talentos" de Hollywood cuyos contadísimos "éxitos" son producto del azar y no de su participación.
"Alta Velocidad" narra la historia de Jimmy Bly (Kip Pardue) un novato piloto de coches Fórmula 1 con un innato talento para discernir y aplicar las estrategias necesarias para ganar, lo que lo eleva rápidamente en el mundo de las carreras. Bajo la tutela de Carl Henry (Burt Reynolds), el inmisericorde dueño de la escuadra, el joven se ve tan presionado por las exigencias de ganar que empieza a cometer errores que cuestan dinero y prestigio a su escuadra. Entonces, Henry decide llamar a Joe Tanto (Sylvester Stallone), un veterano corredor retirado, para que comparta su amplia experiencia con Jimmy y lo convierta en un as del volante.
Este trillado argumento carente de novedad está a la par del resto de la película: los diálogos son risibles y las escenas "dramáticas" son tan flojas que me parecieron de humo... luego de treinta segundos de diálogo ya había yo olvidado de qué trataba la discusión o cuál era la motivación de los personajes. Afortunadamente el reciclado guión permite seguir la trama sin tener que prestar necesariamente atención, puesto que ya lo hemos visto decenas de veces en cintas similares: experiencia veterana contra juventud impulsiva; deportista bajo presión; problemas románticos que hacen eco de los problemas en el campo de juego... vamos, no hay un sólo elemento original en la película, lo que la ayuda, pues la familiaridad la hace accesible, pero a la vez la afecta negativamente puesto que no hay suspenso alguno.
De las actuaciones no quiero ni hablar. Resulta doloroso cuando los "villanos" (Til Schweiger como el principal contrincante de Jimmy y Gina Gershon como la arpía ex-esposa del veterano Stallone) son más interesantes que los protagonistas, de tal forma que me encontré en repetidas ocasiones deseando que ganaran ellos, en vez de los "héroes".
Lo único que vale la pena de la película son las escenas de carreras. Pero eso no representa gran logro; con material inherentemente emocionante como las carreras de coches, hasta el peor director hubiera logrado generar la emoción que está ausente del resto de la película. Los efectos especiales son ridículos; sin embargo hay un choque espectacular, que a pesar de hacer uso de los mismos horribles efectos, resulta en una escena imaginativa y muy bien armada. Pero para mí esos treinta o cuarenta segundos de ninguna manera compensan el tedio de casi dos horas de inertes actuaciones e insulsos diálogos. Recomendable sólo para fanáticos de las carreras de coches, pero lleven una lamparita y algo para leer durante las escenas "dramáticas".
Pablo - CinEncanto
Cosas que aprendí viendo "Alta Velocidad":
1.- El director Renny Harlin tiene un fetiche con los labios de las mujeres: Desde su ex-esposa Geena Davis hasta las protagonistas de sus más recientes películas (Saffron Burrows en "Deep Blue Sea" y Estella Warren y Gina Gershon en "Alta Velocidad"), Harlin parece elegir mujeres con una configuración labial que podría calificarse como "exagerada", cuyo resultado más evidente es que dichas mujeres comparten la característica de parecer incapaces de cerrar la boca por sus inmensos labios.
2.- El director Renny Harlin ha hecho un pacto con el diablo: A pesar de los múltiples fiascos económicos que han plagado su carrera (desde "Cutthroat Island" y "The Long Kiss Goodnight" que de paso terminaron la carrera de Geena Davis, hasta "Deep Blue Sea" y "Cliffhanger") de algún modo consigue que los estudios le sigan confiando enormes sumas de dinero para que entregue bodrio tras bodrio, que no funcionan ni como entretenimiento ni como inversión económica.
3.- El director Renny Harlin está un poco asustado: Tal vez a pesar del mencionado pacto con el diablo, Harlin empieza a sentirse inseguro después de una y otra vez destruir las expectativas financieras de los estudios. Posiblemente por eso decidió aliarse a Stallone (con quien hizo "Cliffhanger", su última película medianamente entretenida) a pesar de la pérdida de control sobre la cinta que innecesariamente implica la asociación con ese actor y escritor.
4.- No debo ver más películas de Renny Harlin. Así de simple. Su evidente falta de criterio para evaluar todos los elementos de la cinta, desde los efectos especiales hasta la cohesión del argumento, señalan a Harlin como uno de esos "talentos" de Hollywood cuyos contadísimos "éxitos" son producto del azar y no de su participación.
"Alta Velocidad" narra la historia de Jimmy Bly (Kip Pardue) un novato piloto de coches Fórmula 1 con un innato talento para discernir y aplicar las estrategias necesarias para ganar, lo que lo eleva rápidamente en el mundo de las carreras. Bajo la tutela de Carl Henry (Burt Reynolds), el inmisericorde dueño de la escuadra, el joven se ve tan presionado por las exigencias de ganar que empieza a cometer errores que cuestan dinero y prestigio a su escuadra. Entonces, Henry decide llamar a Joe Tanto (Sylvester Stallone), un veterano corredor retirado, para que comparta su amplia experiencia con Jimmy y lo convierta en un as del volante.
Este trillado argumento carente de novedad está a la par del resto de la película: los diálogos son risibles y las escenas "dramáticas" son tan flojas que me parecieron de humo... luego de treinta segundos de diálogo ya había yo olvidado de qué trataba la discusión o cuál era la motivación de los personajes. Afortunadamente el reciclado guión permite seguir la trama sin tener que prestar necesariamente atención, puesto que ya lo hemos visto decenas de veces en cintas similares: experiencia veterana contra juventud impulsiva; deportista bajo presión; problemas románticos que hacen eco de los problemas en el campo de juego... vamos, no hay un sólo elemento original en la película, lo que la ayuda, pues la familiaridad la hace accesible, pero a la vez la afecta negativamente puesto que no hay suspenso alguno.
De las actuaciones no quiero ni hablar. Resulta doloroso cuando los "villanos" (Til Schweiger como el principal contrincante de Jimmy y Gina Gershon como la arpía ex-esposa del veterano Stallone) son más interesantes que los protagonistas, de tal forma que me encontré en repetidas ocasiones deseando que ganaran ellos, en vez de los "héroes".
Lo único que vale la pena de la película son las escenas de carreras. Pero eso no representa gran logro; con material inherentemente emocionante como las carreras de coches, hasta el peor director hubiera logrado generar la emoción que está ausente del resto de la película. Los efectos especiales son ridículos; sin embargo hay un choque espectacular, que a pesar de hacer uso de los mismos horribles efectos, resulta en una escena imaginativa y muy bien armada. Pero para mí esos treinta o cuarenta segundos de ninguna manera compensan el tedio de casi dos horas de inertes actuaciones e insulsos diálogos. Recomendable sólo para fanáticos de las carreras de coches, pero lleven una lamparita y algo para leer durante las escenas "dramáticas".
Pablo - CinEncanto