El
pelirrojo de ojos violetas miró la taza de café humeante que tenía entre las manos.
Sabía
que tenía que irse, pero no tenía muchas ganas. Odiaba tener que regresar a su antiguo trabajo, pero lo que mas odiaba era
regresar en estas condiciones de salud…
Sin
embargo, no tenía muchas opciones, era aceptar o morir. Y mientras tuviera la esperanza de encontrar a su hermana, no quería
morir. No podía permitirse morir.
Dio
un sorbo al café, cuidando de no quemarse con el líquido caliente. Luego, sacó una cajetilla de Malboro mentolados y puso
uno de los cigarrillos entre sus labios. Con calma prendió el cigarrillo con un elegante encendedor plateado y aspiró el humo
lentamente, para dejarlo salir con igual calma.
Ran
repasó mentalmente la dirección a la que tenía que ir. Era una de las mejores zonas de la ciudad, lo que le pareció muy interesante.
Assiah les había conseguido una buena casa, y al parecer sería muy grande, pues Sodalite le había comunicado a Ran que habría
alrededor de 12 personas más en la casa.
Sin
mucha prisa, el pelirrojo terminó su cigarrillo y apagó la colilla en un cenicero. Luego, buscó algo en su mochila negra y
sacó un frasco ámbar con tapa blanca. El frasco tenía una etiqueta con varias cosas escritas a mano y otras impresas. El pelirrojo
abrió el frasco y sacó un par de tabletas blancas, que se tomó con el café que quedaba en su taza.
Una
mesera se acercó. –Desea más café?-
El
pelirrojo miró a la chica. –Si, por favor.-
La
chica llenó de nuevo la taza de Ran y se retiró. Ran sacó de su mochila un libro y comenzó a leer. Haría lo que pudiera para
perder tiempo hasta que no tuviera otra opción que irse a la casa.
El
pelirrojo se entretuvo un largo rato con “Las Flores del Mal” de Charles Baudelaire. Solo notó el paso del tiempo
cuando sonó su teléfono celular.
Ran
sacó el teléfono y miró el número del cual le llamaban. Medio sonrió. -Así que ya me buscan, eh?-
Era
el número de la casa. Pero no contestó.
Ran
pagó en la caja y se retiró del café en Shibuya. Era hora de dirigirse a la casa donde Sodalite lo había citado. Se dirigió
hacia su Porche blanco, y subió a el. Puso en marcha el motor y condujo sin distraerse hasta la casa. Cuando llegó frente
a la reja eran las tres y media de la tarde. Podría haber perdido mas tiempo en el café, no? Pero al parecer lo querían ahí
desde temprano. Vaya desperdicio de tiempo.
El
pelirrojo notó un auto de color azul estacionado frente a la reja. Sería de uno de los otros? Estacionó su Porche frente al
auto color azul, y luego bajó su equipaje de la cajuela. Se dirigió a la entrada y tocó el timbre.