Sistema de Inteligencia Weiß: Plantas Insumisas
Tenshi no Kioku...Hikaru Kudou
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Observaciones: Lime, introspección, retrospección, angustia.

Pareja: Youji X Aya.

Okay, otro fic corto de mi parte, como protagonista elegí a Aya, el cual sostiene un monólogo con Ran, pues el tiempo pasa y Aya se siente perdido... (je je drama común entre la gente joven)

Una cosita... hemm... cuando lean el fic traten de sentirlo, es que mientras lo escribía trataba de "escuchar" la voz de Aya en sus diferentes estados (furioso, parco, cansado, lloroso, etc.), en especial cuando grita y al final cuando llora. (me dijeron que el fic se siente distinto cuando yo lo leo en voz alta que cuando otro lo lee con la vista... je je es que suelo ponerle mucho énfasis a mi lectura y en especial a los diálogos)

También interprétenlo, está muy sencillo pero estoy segura que muchos encontraran algo más que las palabras que emplee.

mmm... a sí bueno no suelo centrarme esta vez en misiones ni cosa parecida pues para mí el factor más rico en una historia es el drama humano (además una misión suele parecerse mucho a la otra)

Referencias: la película Magokoro wo kimi ni(para ti mi verdadero corazón) y cosas muchas cosas ^^

Tenshi no Kioku

~Memorias de un Angel~

 

Una lluvia escarlata cubrió su rostro... volvía sentir después de tiempo esa maravillosa sensación que le hacía vibrar el alma...

Enfundó su arma y se quedó parado frente al cadáver con la mirada perdida, aquellos hermosos ojos color lavanda ya no eran los mismos de antes, ahí en aquel callejón oscuro, la luna iluminaba su rojiza melena que se agitaba con la brisa helada de la noche...

-Nada... Nada...

Han pasado varios años desde la última misión de Weiß, desde entonces no ha vuelto a ver a ninguno de los que fueron sus camaradas... Aya se encontraba en un rincón, sentado en el piso, abrazando sus rodillas y balanceándose lentamente hacia atrás y adelante, tan patético que era desagradable. El lugar se sentía frío, húmedo, bastante lúgubre, se trataba de un depósito abandonado, lo único apenas audible era el gotear de un grifo viejo.

-Frío...

-¿Frío? Pero si yo puedo ver un sol espléndido allá afuera, míralo, míralo Aya.

-Tengo frío... -Encorvándose mientras abrazaba sus rodillas con fuerza.

-Humh! -Esbozando una sonrisa tonta. -tal vez sea lo único que te quedó dentro.

-¿Dentro?... lo único que puedo sentir es una inmensa y asfixiante nada dentro de mí

-¿Y... Tienes miedo?

-No lo sé, ya no sé como se siente eso, el miedo, pero creo que puedo recordarlo...

*flashback*

Aya lanzó un grito y embistió al tipo con su reluciente katana que se deslizó cortando primero el aire, se dejaban ver líneas cinéticas tras la espada y dejando oír la resonancia del metal al contacto con el aire, hasta llegar a la cabeza del tipo cortando limpiamente y de un solo tajo al ente siniestro, seguidamente se escuchó el golpe seco de un cuerpo que se precipitó al suelo, ahora convertido en sólo un montón de carne sanguinolenta similar a la que se hallaba dispersa en la habitación. Aya se encontraba de pie frente al cadáver con la cabeza gacha y un frío fulgor en sus ojos color lavanda, agitado por el esfuerzo, se recuperaba lentamente, mientras de un sacudón limpió la sangre que manchaba la resplandeciente hoja de su arma, para luego enfundarla.

El pelirrojo levantó lentamente la vista hacia el otro sujeto que se hallaba en el cuarto, mientras este lo miraba de pies a cabeza un tanto estupefacto por lo repentino de los hechos, aún con la muñeca herida trató de apuntarle al pelirrojo, mas el dolor era intenso, ambos se clavaron la mirada, fijo a los ojos, miradas tan afiladas como puñales, la pieza se hallaba en completo silencio, sólo podían escucharse los jadeos de ambos...

*flashback end's*

 

-Y ahí iba yo, nuevamente al encuentro de mi siguiente victima, lo que más recuerdo es la adrenalina corriendo por todo mi ser.

-¿Y que hay del miedo?, ¿lo sentiste en ese momento?, ¿te asustó matar a ese hombre?

-No...

-¿Entonces?

-Tuve miedo de mí mismo.

-Por eso siempre te has escondido bajo ese rictus hosco, según tú para protegerte de los demás, pero en realidad te proteges de ti mismo, ja! idiota!

-Carajo! Que diablos es todo esto, ¿que es esto que estoy oyendo dentro de mí?, no lo entiendo, no lo entiendo, no lo entiendo, no lo entiendooooooooooooooooooooooooooooooo!!! -empezó a gritar como un loco mientras sujetaba sus cabellos, balanceándose hacia atrás y adelante, aún con las rodillas apegadas al pecho, las pupilas dilatadas y la mirada nublada por lágrimas retenidas.

-Eres un cobarde, sí un cobarde, te escondes bajo esa careta de hombre fuerte e inmutable, pero eres un cobarde, vives negando tu realidad, negando tu miedo, eres tan idiota que asumiste culpas ajenas por puro gusto y ahora tratas de huir de tus verdaderas culpas.

-NO!

-Huyes de todo, de todos, aceptar tu realidad te duele... eres un cobarde... recuerdas, ¿recuerdas cuando Youji te sedujo?, ¿lo recuerdas?

-NO.

-Yo sí, recuerdo muy bien tu ira en ese momento, pero también puedo recordar como lo disfrutaste después... y como te dejaste llevar por tus instintos.

*flashback*

-¿Ya estás más relajado? -Youji un tanto agitado

-Humh! -un suave gemido

-Llevo más de un año esperando este maravilloso momento, aunque verdaderamente pensé que esto sería imposible.

-¿Tanto me deseas?... -le susurró Aya.

Youji se sentó en la cama con Aya sobre sus piernas, él se acomodó sus piernas de manera que estas rodearan la cintura de Youji. Balanceando las caderas sobre él, recorría su pecho con las manos desabrochando muy despacio los botones de su camisa para luego resbalarla por sus hombros. Las manos de Youji se perdían por debajo de la ropa de su amante, buscando contacto con la piel del pelirrojo. Aya posó ambas manos sobre el pecho de Youji y lo empujó hacia atrás, él lo miró un poco sorprendido y el pelirrojo le sonrió suavemente. Sus labios y su lengua recorrían el pecho de Youji, mientras este estaba tendido en la cama con los brazos hacia arriba.

-Me están ultrajando!!! Help me!!! -Dijo Youji sonriendo.

-Descuida seré suave -Aya dejó entrever una sonrisita irónica mientras besaba su cuerpo

Desabrochando lentamente el cinturón de Youji, se mostraba sumamente posesivo y esto lo excitaba más a cada instante. Repentinamente Aya aferró los dientes a la cremallera de los pantalones y comenzó a bajarla lentamente lo cual hizo estremecer a Youji, para luego remontarse súbitamente hasta sus hombros, mordisqueándolos frenéticamente, las manos del lindo pelirrojo bajaron por la cintura de Youji, sujetando al mismo tiempo los pantalones y la ropa interior de este y deslizarlos hacia abajo suavemente, hasta que estos cayeron al piso. Se alzó un poco, echó un vistazo a la desnudes de su amante y levantó una ceja deteniendo la vista entre las piernas de este al notar una incipiente erección.

Ahora llegaba el turno de Youji, este lo enredó con las piernas y lo hizo caer hacia un lado de la cama e inmediatamente se lanzó sobre él. Los labios y la lengua de Youji se deslizaban por cuerpo de su amante con frenesí, al mismo tiempo que sus manos dirigían la ropa interior hacia abajo acariciando suavemente las piernas de su dueño para luego consignarla a algún lugar lejos de ellos.

Las manos de Youji recorrían las piernas del pelirrojo haciendo presión, mientras él enredaba sus dedos en el cabello de este. Repentinamente Youji envió una mano entre los muslos de su compañero.

-AHHHH!!! -Sollozando de placer.

Podía sentir el ágil jugueteo de dos dedos entre sus piernas, sus caderas se elevaban al ritmo de las profundas caricias de Youji. La lengua resbalando por el cálido vientre, haciendo círculos que motivaban encendidos cosquilleos, pronto los dedos le cedieron su lugar a la lengua del asesino, que sabía muy bien donde tocar para arrancar quejidos que hacían bullir los corazones al unísono. Una risita pedante escapaba de sus labios antes de pronunciar el nombre de su amante.

-You-ji... Aah... esto... esto en nuevo para mííí... Aah... -Los dedos de sus pies se separaban graciosamente con cada estremecimiento.

-Despertaremos a los demás si no te contienes un poco, no creo que quieras que todos sepan que eres un cojudo gay -Youji le sonrió muy divertido.

-Si se atreven a venir pagaran las consecuencias -En tono satírico- Eres el primero y el último que lo sabrá, entendiste "mujeriego"

-Hey! Eso dolió y... no me digas que no lo has hecho con nadie más.

-Créeme cuando te digo que no, por alguna extraña razón. No aah...

Youji sonrió para un costado arqueando una ceja -Es bueno saberlo.-Tal confesión lo llenaba de vanidad.

Volvieron a besarse mientras se estrujaban arrebatadamente, rodando por toda la cama riendo como un par de estúpidos por efectos del placer y el alcohol, ahogando gemidos con besos y expresando quien sabe utópicos, "te amo".

Youji se acomodó lentamente sobre Aya, besando su pecho y acariciando el vientre del pelirrojo con una mano, logrando que su acompañante se encorvara de satisfacción.

Encontrando por fin anuencia entre sus piernas, se impulsó de lleno dentro de Aya, lo cual ocasionó que este se irguiera súbitamente hacia delante, para luego dejarse caer pesadamente mientras apretaba los dientes con todas sus fuerzas pues lo cogió desprevenido. Los gestos de dolor y las repentinas lágrimas que corrían a los lados de su rostro hicieron que Youji disminuyera la fuerza pues se dio cuenta que estaba siendo muy impetuoso con alguien que no estaba acostumbrado a un trato tan crudo.

-Aah... -Un leve gemido

-... Aaha... Qui-quien dijo que... que los demonios como nosotros no podían alcanzar el cielo... my pretty redheaded. -Le susurró al oído mientras alcanzaban la plenitud del momento.

*flashback end's*

El tan solo recordar aquel momento instó al pelirrojo a autosatisfacerse...

-Aha! -gemía cadenciosamente y muy despacio como si se escondiera de alguien...

-Te sentiste sucio después de eso, pero te seguiste acostando con Youji, porque lo disfrutabas, aunque luego sintieras remordimientos y asco de ti mismo, en verdad te digo, eres un idiota que hoy está aquí vacío y sin saber que hacer con su vida.

-También él se fue...

-Pero nunca lo amaste... porque el amor puede ser destructivo para alguien como tú.

-Basta! Déjame tranquilo -Aya se limpiaba el sudor del rostro con violencia y desesperación, apartó su mano de entre sus piernas no sin antes observarla detenidamente, viendo como esta estaba humedecida. Se encorvó nuevamente, aquella charla silenciosa lo aturdía pero no podía manejar aquello tan confuso que había en su interior -Eso es sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio -Se repetía en tono patético y jadeante, su voz perdía fuerza con cada palabra- sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio, sucio...

La luz se asomaba y se desvanecía por una hendija en el techo, indicando así que los días corrían, más Aya seguía ahí encorvado, ahora recostado en el piso, hecho un ovillo, abrazando sus rodillas tan fuerte como la única cosa en el mundo que le queda, aferrándose a ellas para que estas no lo dejaran.

Escenas de su vida como asesino centellaban en su mente aturdida una y otra vez, era eso o morir por el inmenso vacío dentro de él, vacío que crecía a cada momento, ahogándolo más a cada instante.

-Vivir de recuerdos... eso es lo único que te queda ahora, Aya.

-Otra vez tú... -susurró en tono cansado.

-No puedo dejarte, por eso estoy aquí.-Aya abrió levemente los ojos para examinar si nuevamente estaba hablando solo.

-Ni siquiera sé quien eres...

-Oh! Sí lo sabes, que no quieras aceptarlo es otra cosa, sabes, me das pena.

-Hum... -Aya sonrió levemente.

-Soy Ran... -le susurró -sí, soy Ran Fujimiya... Tú...

Aya sonrió nuevamente, cerró los ojos y vagó nuevamente por los recuerdos, la expresión de su rostro cambiaba constantemente como única representación de lo que iba encontrando en aquel mundo.

-Maldita sea! huyes nuevamente, Aya, eres un cobarde, huyendo no remedias nada

-No quiero nada... No necesito nada... Ahora estoy listo para desaparecer... -el rostro de Aya se inundaba con una triste sonrisa llena de insatisfacción y dolor.

-No lloras ¿verdad?

-NO.

-Tampoco eso te permites hacer ¿verdad?... ¿Por qué?

-El dolor dentro de mí es tan grande que no existe emoción alguna para poder expresarlo...

-... Entonces vas a morir?

-... Hum... solo vine hasta aquí para eso.

-NO!, NOOOOOOOOOO! Tú me mataste una vez -la voz dentro de Aya se tornaba agitada ahora- tú, tú me mataste, ¡me encerraste!, ¡me castigaste por algo de lo que yo no fui culpable!, me confinaste al olvido, me condenaste y te condenaste, por la muerte de mis padres y el accidente de mi hermana... Ese día te perdiste a ti mismo, de nada sirvió tu venganza, de nada, porque ahora que ya no tienes por que luchar estas vacío, seguiste de asesino, pero ¿para qué? Aya ¿para qué? Si estás peleado con todos, hasta contigo mismo... ¿sabes para que?, por miedo, ser asesino fue lo único que te quedó para llenar tus días después de la venganza, ahora que ya ni eso tienes, estás vacío.

-Tengo miedo, miedo de mí...

-Sientes que ya no puedes vivir aquí ¿verdad?

-No merezco vivir... anoche... anoche...

-Anoche asesinaste a un inocente.

-Necesitaba sentir, necesitaba sentir la adrenalina recorriendo mi cuerpo como antes, necesitaba sentir el olor de la sangre otra vez... necesitaba sentirme vivo por última vez...

-Mírate, eso es lo que tú hiciste de ti, nadie más que tú tiene la culpa de lo que eres ahora.

Las mejillas de Aya se bañaron con lágrimas, lágrimas que estuvieron contenidas en sus interior durante tantos años, ahora se desbordaban sin parar empapando su rostro pálido, lágrimas que ahogaban un profundo lamento que deseaba emerger desde lo más recóndito de su alma.

La respiración de Aya se aceleró de sobremanera, mientras aferraba con más fuerza sus rodillas y se incrustaba los dedos en su piel, fue entonces cuando...

-AAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRGGGGGGGG!!!... -un grito ensordecedor escapó de su garganta que resonó haciendo eco en la oscura soledad de aquel depósito en el que alguna vez esgrimiera su reluciente arma junto a las de sus camaradas, no, aquel desgarrador grito salía de su alma, dejándolo sin aliento, para luego tornarse en llanto desenfrenado.

 

* * *

 

-Oni-chan! Por aquí! Je je, vamos! Oni-chan!

-Aya-kun! Ja ja ja ja -Omi riendo dulcemente...

-Hey! Aya vuelvo más tarde recuerda que ahora les toca a Youji y a ti -Ken.

-Ah! Que carajo estás haciendo ja ja ja ja ja... -Youji tan fresco como siempre.

Una calidez infinita se apoderó del cuerpo de Aya, llenando todo de luz, una luz intensa que acariciaba sus mejillas limpiándolas de todo...

De su espalda emergieron alas, alas brillantes y semi cristalinas, hermosas alas que se desplegaban maravillosamente, tan suaves y ligeras, tan hermosas... Todo era tan hermoso, tan cálido y placentero...

-Aún no he muerto ¿verdad?

-No, esto no es más que producto de tu mente, que ansía la liberación de todos tus karmas...

-Que asco...

 

Owari

 

Dedicado a todas las jóvenes almas fluctuantes...