ENRIQUE MOLINA
(Argentino. Buenos Aires 2 de Noviembre de 1910)JUEGO DE ESPEJOS
Una mujer tan secreta y lenta, pero insisto
en descubrir el sol que la nutre y el león que olfatea
su nuca en la sombra,
cuando duerme de bruces,
de modo que escribo con cierta ansiedad
poemas en busca de la hierba tan fresca que brilla
en sus besosNo es fácil
alcanzar la palabra, o captar lo que dice su piel
con su vello dorado, raptada y devuelta por el mar,
cuando yace al sol sobre un toallón carmesí
y las palabras
se hunden en su respiración, o en la frase que explica
cómo su cuerpo se tiende en una hamaca
colgada bajo los árboles.
Y está la gente del mercado,
señoras que han adquirido un pollo o una merluza
y marchan hacia el árbol de navidad, en el cielo.
Juraría
que es mediodía y hace calor, pero todo es sospechoso
en este lugar centelleante.
AL PASO DE LOS DIAS
Durante cierto tiempo, sin saberlo quizás,
viví la vida cotidiana, en medio de moscas aberrantes
y gentes que decían”Buenos días”, “Adiós”
o “Eres sin duda miserable, y hasta cuando
tu maldita costumbre de perder pie, tan lamentable”.
Dedicado a trabajos absurdos, aunque a pesar de todo
la vida cotidiana
fluía beso a beso, latido a latido,
no era ni luz ni sombra, y siempre había
personas muertas o remotas en el hogar.Pero después
llegó la extraña vida, la insaciable, la insólita,
pendiente de un hilo, convirtiendo en pasión
toda cosa, en lugares de pájaros y olas,
quemándome las manos,
envenenada por el viento y el mar, una existencia
eminentemente escandalosa, con moscas y ruinas
y bocas que decían “Buenos días”, “Adiós”
y extrañas ambiciones y maneras de morir,
todo
exactamente igual a la vida cotidiana.LA VIDA NATURAL
Busca con tu lengua de amazona
con tu crueldad con tu olor de mujer que pasa
paladeando en sus lágrimas su sabor de deriva y de
franquicia.
Busca lejos lo más próximo mío. Busca a mi lado
lo más lejano mío. Caen las estrellas
orgánicas
y busca a hora el ídolo de labios constelados
cuando con un gemido deposita en el viento
su gran bola de fuego.Que nos libren sus uñas de estos trapos empapados por
la miseria.
Hemos luchado como perros yo y mi temperamento
con su desnuda y salvaje inconsciencia. Una bestia
se aferra a mi garganta como un lazo de lluvias. Y
tú busca la sombría brasa de no hacer nada y de
perder pie. Busca en mí tu rostro y tu sombra de
guardiana contaminada por la tortura porque no
hay estrella más preciosa que toda esta hierba de
las islas convertida en deseo.
¡Y el ídolo con su roja mirada de fogonero entre el humo
mojado de la locomotora y su negro calor de tribu
jadeando en el andén!¡Que nos entregue su almendra táctil al borde del
mundo!
Ese tesoro de decapitaciones
su hocico suave y cálido de asno que echa su aliento
en los sentidos
todo su misterio en el enjambre de violetas y besos
desplegado por tu cuerpo entre las maravillas de
la noche.MEMORIA
Extinguidas aquellas frenéticas caricias
Pasada la luna del ceremonial de los besos
Se abre una jaula de demencia
Los bellos gatos de espamo que aúllan enterrados vivos
Y un foco de imágenes extintas se instala en tu médula
Como una peste real. En la sombra
La mujer se desviste y penetra a su lecho
Y emprende su vuelo nupcial hasta las últimas hogueras
del cielo
Y él madura a su lado para la muerte
En el cálido invernáculo de sus sonrisas junto a su rostro
que desapareceJamás despertarán sobre sus besos
A lo largo de gomosas colinas en ondulantes dormitirios
Donde brota una hierba indeleble
Caminos llenos de anzuelos
Un vestido que late sin nadie
Un retrato con dientes de fuego
Sonriendo a través de los muros
¿y quién no reverencia esas gracias en pena
Abrazos vacíos dichas de fracaso y de vértigo
Que me adulan como el demonio para despellejarme
Para homenajearme con países quemados sobre el
corazón?Entonces
De esas enormes lunas que fermentan
En un calor de maleza tropical
Lleno de piernas de mujer
La luz de una lengua se expande
Y de nuevo estamos perdidos
De nuevo imploramos a ídolos de orgullo y desamparoDe sexos despiadados
Con irrecuperables sonrisas eternas
Trozos de paisaje
Bocas de sacrilegio que no piden socorroQue no tienen socorro.
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