José Luis Altayrac jaltayrac@yahoo.com.ar
13 Sep 2000
La famosa "Ley de las Compensaciones"
Queridos Amigos Krónidas: Hoy, a pesar del día gris y
melancólico, me he propuesto no hacerme mala sangre
por nada. Trataré de ahuyentar a mis acreedores con
una sonrisa y, mostrándoles mi faltriquera tan pelada
y vacía como el zapallo que llevo sobre mis hombros,
al cual llamo cabeza, les diré:
Señores, lo
lamento muchísimo... Este mes no podrá ser... Otra vez
será... Paciencia, la vida es larga y algún día podré
pagarles... Confiemos en la Ley de las
Compensaciones. ;))
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----- La famosa Ley de las Compensaciones
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Mucho hemos oído mencionar esta famosa Ley, pero ¿De
qué se trata? ¿En qué consiste la Ley de las
Compensaciones?
Según el diccionario de la Real Academia Española,
Compensar es: Igualar,
nivelar el efecto de una
cosa con el efecto opuesto de otra, etc., etc., etc.
Es decir, cargar uno de los platillos de la balanza
para que la cosa se equilibre.
Esta Ley, es una Ley Física de la Naturaleza, que
trata de mantener o recomponer el equilibrio natural
de las cosas; la armonía de todo el conjunto
universal.
En el hombre por ser parte formante (o deformante)
del Universo, esta Ley se manifiesta de distintas
formas o maneras. Por ejemplo: Quien tiene la
desgracia de haber perdido alguno de los cinco
sentidos conocidos, la Madre Naturaleza lo compensa
sensibilizando más o agudizando algún otro de estos
sentidos. Todos hemos observado que aquellas personas
no videntes, han desarrollado más sus sentidos del
oído y del tacto. Quienes son hipoacúsicos,
generalmente poseen muy buena vista, para poder
apreciar y leer hasta el más leve
movimiento de
los labios.
Pero (y caemos en esa frase hecha), todo
es
relativo.
Si partimos de la base de que compensar
es oponer
un efecto a otro, es decir, donde hay menos de algo
poner más de otro, podremos observar que esta Ley es
general para todos. Quien tiene mucho hambre,
generalmente tiene poco para comer; quien tiene poco
dinero, posee muchas (¡Pero muchas...!) necesidades.
Quien está acompañado en demasía, a veces se siente
solo y, por el contrario, quien está solo se siente
acompañado por sus recuerdos o sus fantasmas
familiares.
Pero, a veces, estas compensaciones no suelen ser del
todo acertadas. Creo (desde mi humilde punto de
vista), que es la única Ley Natural que no es
perfecta. Más bien pareciera ser una ley hecha por el
hombre.
Todos conocemos la frase Dios da pan a quien no
tiene dientes. Esta expresión popular se refiere a
aquellas personas que poseen bienes y no los saben
aprovechar en forma debida o los mal aprovechan.
Mientras que otras, que sí sabrían darle un buen uso,
no tienen la suerte de tenerlos.
En síntesis: Unos nacen con estrella y otros nacen
estrellados, y por desgracia, somos unos cuantos los
estrellados y muy pocos los con
estrella.
Pero la Ley de las Compensaciones es un tanto
compleja. Si entramos a hilar fino, como
decía mi
padre, podremos encontrarle virtudes y defectos.
En mi caso, esta dichosa Ley actúa de una forma un
tanto paradójica. Por ejemplo: Cuando se me termina la
guita (léase dinares,
o dinero, como
prefieran), se me termina todo lo que tengo en
existencia; a saber: Se me terminan los cigarrillos,
la yerba para los amargos diarios, los
fideos para
el guiso, etc., etc., etc.
Allí, la Ley falla. Porque, si no tengo dinero,
debería tener provisiones suficientes, para compensar
el déficit monetario. En estas situaciones, la Ley
está ausente (repito: como cualquier Ley hecha por el
hombre; cuando más la necesitas, no te da bola). Creo
que sobre mí, esta ley actúa como la Ley de
Murphy, por todos conocida también. Es aquella cuyo
enunciado dice, más o menos, algo así: Si existe
algo que tenga dos posibilidades (Fallo o Acierto, por
ejemplo), seguro que se da el primero; es decir:
Falla. Les doy un ejemplo burdo: Si vas caminando
por la calle y se te caen las monedas que llevabas en
el bolsillo, por tener éste un agujero, seguro que la
moneda de más valor rueda y va a caer por la
alcantarilla del desagüe; las más pequeñas quedan a
tus pies. Otro ejemplo: En tu desván, armario o cajón,
donde guardas todas las basuras que,
supuestamente, alguna vez puedes necesitar, cuando vas
a buscar algo que necesitas en forma más o menos
perentoria, seguro que no lo encuentras; y si te
esfuerzas haciendo memoria, seguro recordarás que
eso, que ahora buscas y no encuentras, un
día lo
tiraste a la basura diciendo: ¿Para qué caracho
guardo esto, si no me sirve para nada...?.
¿Es así, o no...?
Pero la Ley de las Compensaciones tiene,
también,
su parte positiva: Seguro que el tipo más feo y que es
como raviol de fonda (cuadrado y sin
seso), pero
tiene LA GUITA; tiene la suerte de tener
la mejor
chica del barrio (o de la ciudad). Pero el que es
pintón, inteligente, pero no tiene un
sope
partido al medio, anda solo y de capa caída porque no
encuentra compañera.
A veces pienso que esta bendita Ley está funcionando
muy mal, porque, quien tiene mucho de algo, también
tiene mucho de todo lo demás, y viceversa; quien tiene
poco o nada de algo, también tiene muy poco de todo
lo demás.
Pero así son las Leyes, ¡Qué le vamos a hacer...! Hay
que respetarlas. Fueron hechas para que las acatemos
sin cuestionarlas ni dudar sobre su justa letra y
espíritu. En síntesis: Nos la tenemos que
comer
doblada, sin quejarnos ni protestar.
LObservatore Pampeano
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"Las grandes obras las sueñan los idealistas locos, las
critican los inútiles crónicos y las aprovechan los felices
cuerdos".
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