Sol y sombra

Miguel Ángel Barberena Vega, Aguascalientes y los toros

Xavier González Fisher

Miguel Ángel Barberena Vega Gobernó Aguascalientes entre el 1º de diciembre de 1986 y el 30 de noviembre de 1992. Ocupó otros cargos tanto en la Administración Pública Federal, como de elección popular, fue docente en el Instituto Politécnico Nacional y también en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, aunque esta es una arista de su existencia de la que otros, con mayor y mejor conocimiento de causa, seguramente escribirán en estas mismas páginas.

Miguel Ángel Barberena Vega dejó de existir el pasado 17 de junio en su casa de Pabellón de Arteaga, aunque recientemente escuché a alguien decir que quien es recordado, jamás muere y en este caso, seguramente el Ingeniero Barberena habrá alcanzado la inmortalidad, porque hay motivos de sobra, como para evitar que sea olvidado. Como el título lo delata, la encomienda de Don Gus en esta oportunidad solamente se referirá a la evidente afición taurina de este personaje, aclarando desde ahora, que de política y de políticos, no me gusta ni me nace escribir, pero tratándose de toros, toreros y de todo el ambiente que los rodea, creo que no se puede negar que me agrada – y mucho – el hacerlo.

Los humanos tenemos la tendencia a creer que somos infinitos. Nunca nos detenemos a reflexionar sobre el hecho de que en alguna señalada fecha, nuestros días de deambular por este planeta, han de llegar a su fin. Por eso somos proclives a echar en el saco del olvido el recuento de los productos de nuestro tránsito por la tierra y súbitamente, al tener noticia de que alguien ha emprendido el que se ha dado en llamar viaje sin retorno, comenzamos el balance, mismo que casi siempre se centra en el análisis de los logros, consiguiendo así establecer una imagen del fallecido cercana a esa perfección anhelada por todo mortal. Por eso mismo, es en vida cuando se deben de justipreciar los pasos de los hombres, cuando todavía las pasiones que éstos despiertan estén vivas, pues aunque parezca contradictorio, darán mayor objetividad al resultado de ese juicio, ya que habrá que poner en ambos platos de la balanza y así, obtendremos una imagen más cercana a la realidad del personaje cuya vida y obra pretendemos conocer. Espero que en estas líneas, me sea posible lograr ese cometido.

Sol

El sol es un elemento esencial de las tardes de toros. Por una parte, metafóricamente implica el triunfo. Por otra, un preclaro diestro de la llamada edad de plata del toreo, decía que las tardes de toros, debían serlo de sol y de moscas. También Agustín Lara, el Músico Poeta, ensalzó la grandeza de los lugares en los que el sol ilumina el tendido. Lo hace precisamente al cantar la gloria y la memoria del Faraón Silverio, asegurando que él no cambiaría por un trono su barrera de sol, cuando el texcocano salía a inundar los ruedos con su arte, aunque en los hechos, el autor de María Bonita, ocupara casi siempre una barrera en las antípodas, es decir, de sombra.

La luminosidad del astro rey, decía que se asocia a la gloria y al triunfo. En las cosas de los toros, Miguel Ángel Barberena tuvo sus tardes de sol y las logró con una obra que definiría el rostro de la taurinidad de Aguascalientes. Me refiero a la Plaza de Toros Monumental y al entorno que la rodea.

En abril de 1990, al anunciarse los carteles que compondrían el aspecto taurino de la Feria Nacional de San Marcos, se presentó a los medios de difusión una maqueta de lo que era en ese momento, un anteproyecto de remodelación para la Monumental. El autor de la idea, es el Arquitecto Ignacio Rivera Río, que por esos tiempos, era el Director de Proyectos de la Secretaría de Obras Públicas del Estado. Pocos años antes, en 1987, la propia plaza había sido arreglada para mejorar la visibilidad que desde los tendidos altos era desastrosa, debido a una isóptica defectuosa, quizás producto de la premura con que fue construida.

A partir del año de 1971, Guillermo González Muñoz, el inolvidable Cabezón, trajo a México el concepto que de las ferias taurinas, implantara en ruedos hispanos Livinio Stuyck. A partir de esas fechas, cada año cobraba más fuerza la serie de corridas que entre la mitad de abril y los principios de mayo se daban en estos pagos y será en el año de 1985 cuando rompa definitivamente el concepto, para que en Aguascalientes se dieran cita los más importantes toreros y ganaderos, no sólo de México, sino de todo el llamado planeta de los toros.

Hago referencia a la feria de 1985, porque es en ella cuando se reúnen en Aguascalientes El Capea, Manzanares, Curro Durán, El Soro, Nimeño II, junto con los más cotizados diestros nacionales. También en ese año, cambia la concepción y la presencia del toro que se ha de lidiar aquí y nuestra feria – porque es nuestra – se transforma en una de las que sirven de referencia para valorar las actuaciones de los toreros en el mundo entero. Pues bien, ante ese esquema en la promoción taurina, pronto pareció que la Monumental, en el estado que guardaba entonces, le quedaba chica a Aguascalientes y a su afición taurina.

De allí el anteproyecto de Rivera Río, nacido al decir de algunos, de su propia iniciativa y afición y según otros, la paternidad de la idea les corresponde. La realidad aquí es que en ese abril de 1990, quien presentó la idea fue Rivera Río y quien dio el exequatur para su ejecución, fue el Gobernador Barberena. Esos son los hechos.

Una vez que concluyó el ciclo abrileño de 1990, la Monumental fue cerrada y se iniciaron de inmediato las labores para dar forma al proyecto retratado en la maqueta. Pero no solo sería objeto de cirugía estética y reconstructiva la plaza de toros, sino que se anunció que la obra a realizar sería mayor, pues para evitar los trastornos que la salida del público de la plaza causaba a la circulación vehicular, la Avenida López Mateos Poniente, en el tramo comprendido entre su conjunción con la calle de Nieto y la Avenida de Las Américas, sería convertida en un paso a desnivel y que en toda la zona que quedaría sobre la calle, añadidos los terrenos adyacentes, formarían un magno paseo que contaría con un Centro de Convenciones, un Centro Comercial y un Hotel de gran clase, mismos que harían una unidad desde el costado Poniente del Jardín de San Marcos y hasta el límite de la Colonia de las Flores.

La obra se inició, no sin la resistencia de algunos, que llegaron hasta el litigio con tal de evitarla. En abril de 1991, la hoy Expoplaza y el Paseo de la Feria, estaban en posibilidad de ser aprovechados, aunque quedó pendiente la instalación de un conjunto escultórico, titulado El Encierro, cuya realización fue encomendada al escultor de Guadalajara, Jorge de la Peña. A pocos meses de que terminó la administración del Ingeniero Barberena, la escultura se puso en el sitio que ahora ocupa, siendo acompañada en los aledaños de la plaza de toros, por la reinstalada escultura del Maestro Armillita y el monumento levantado en recuerdo del Volcán de Aguascalientes, Rafael Rodríguez Domínguez.

Así pues, la idea de dar a Aguascalientes una zona ferial que reflejara la taurinidad de su gente y la trascendencia de esta, fue cristalizada por el gobierno que dirigió Miguel Ángel Barberena Vega. La obra está allí y sin temor a equivocarme, puedo afirmar que es una de las de mayor sabor taurino de toda la República. También puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que la Plaza de Toros Monumental, es una de las mejores en estética en el mundo. Es un reflejo de la grandeza que es consustancial a la fiesta de los toros y repito, el hecho de que esté allí, es el gran haber del personaje de estas líneas, porque el verdadero trabajo no era el proponer la obra, sino el realizarla.

Sombra

La sombra en los toros es, como en la vida diaria, el antónimo del significado del sol. No obstante, la sombra en los toros, ha sido motivo para la realización de algunas obras de arte taurino. No me resisto a señalar un ejemplo, sólo uno. Me viene a la mente en este momento, un cuadro del pintor valenciano, Carlos Ruano Llopis, titulado Suspendida por lluvia. Pocas veces se puede lograr una expresión tan bella, con dos elementos que en los toros, nadie desea, la sombra y la lluvia. Bien, en las cosas de los toros, la sombra de Miguel Ángel Barberena, tiene a mi juicio, el nombre propio de dos personas y una de ellas, se llama Carlos Godoy Alonso.

En 1988, la sociedad formada por el ganadero Javier Garfias y el Cabezón González, terminó su gestión al frente de la Monumental. Se arguyó en ese entonces, que por ser la fiesta la piedra angular de la Feria de San Marcos, no había razón para que se diera en concesión a terceros la organización de estos festejos, sino que el Patronato de la Feria debería hacerlo y para ello, se creó de facto – porque la Ley Orgánica del Patronato no se reformó para ello – un órgano que se encargaría de esas cuestiones, al que se llamó Delegación Taurina del Patronato de la Feria Nacional de San Marcos.

El Delegado Taurino sería Carlos Godoy Alonso, un aficionado nacido en Aguascalientes, pero desde muchos años atrás, radicado en Irapuato. Godoy es miembro de un grupo de aficionados que en la Plaza México ocupan las barreras de sol cercanas a la puerta de toriles y que por el origen del grupo, es conocido como la Porra de Ingenieros, de la que han sido miembros prominentes aficionados, como el muy querido Vago, el Ingeniero Jorge López Yáñez y no está de más el agregar, que el Ingeniero Barberena frecuentaba ese grupo de aficionados, según el dicho del propio Godoy.

Afirma el hoy ex – delegado, que invitado en ese 1988 al palco que ocupaba el Gobernador a presenciar una de las corridas de feria, le hizo notar a éste, que uno de los toros que se lidiaban esa tarde, estaba castrado. Tiempo después, en octubre de ese año, Barberena le invitaría a su despacho y le preguntaría a Godoy sobre la forma de mejorar las cosas de la fiesta en Aguascalientes. Total, que siguiendo la narración que hace éste en su libro autobiográfico, después de rascar mucho, aceptó la encomienda de ser el Delegado Taurino del Patronato de la Feria y por consecuencia, la de organizar los festejos a partir de 1989.

El Ingeniero Barberena no contó con que Godoy, por su actitud protagónica en los tendidos, estaba enemistado con las fuerzas vivas de la fiesta. Que fuera de algunos toreros y ganaderos de su preferencia, los demás – la mayoría – sentían algo que no era precisamente amistad o cariño hacia su persona y eso, Godoy se cuidó mucho de revelarlo. Precisamente en esos sentimientos encontrados, es en donde se produciría el caldo de cultivo de la sombra taurina de Miguel Ángel Barberena.

El cobro de las facturas pendientes no se hizo esperar y los principales toreros y ganaderos de México, le hicieron a Godoy un vacío que no pudo superar. Salvo la contratación de un Joselito en sus inicios, no recuerdo algo que refleje la grandeza que se debe exigir a quienes organizan la feria taurina de San Marcos. Total, que a los dos años de iniciada la aventura de la Delegación Taurina, esta cerró su ciclo y como despedida, Godoy, desde la contrabarrera que ocupaba cerca del burladero de matadores, nos recordó a todos los que pedíamos su cabeza, que el diez de mayo estaba cerca. Triste despedida para una triste etapa de la fiesta de toros en Aguascalientes, aunque no tan triste como la actual, aclaro.

Decía que la sombra del Ingeniero Barberena tuvo el nombre propio de dos personas. El segundo nombre es el suyo propio. Es cierto que era aficionado a los toros. Es cierto que esa afición suya le llevó a lograr el proyecto que hoy es la Plaza Monumental y su entorno, pero también es cierto, que cuando se trataba de imponer su voluntad en las cosas de los toros, lo hacía a costa de lo que fuera. Eso le llevó a observar una conducta protagónica, que causó a muchos, mi persona incluida, un sentimiento muy cercano a la ira y al desencanto.

Es una realidad que en nuestras plazas, los toreros se escudan en el pedir música para tratar de producir en los públicos una euforia que no han logrado con sus faenas delante de los toros. También es verdad que la fiesta de toros tiene su música propia, sea la que es callada y que como dice Bergamín, es la que perciben los oídos del alma, o sea la que es sonora y que ha sido compuesta por y para la fiesta de los toros.

Durante algún tiempo, se empezó a acostumbrar a los públicos a que las faenas fueran amenizadas, con piezas musicales ajenas a cuestiones taurinas y así, a Manolo Martínez y a Eloy Cavazos les tocaban el Corrido del Norte; a Antonio Lomelín, Simón Blanco, a Curro Rivera, la Acuarela Potosina y así sucesivamente. En esos tiempos, se comenzó a ver que se tocaba también el corrido de donde fuera el festejo y varias faenas he visto acompañadas con la Marcha Zacatecas o con Juan Colorado o Caminos de Michoacán, obras musicales que de taurino, nada tienen.

Aguascalientes tiene por emblema musical, una obra de Juan S. Garrido, La Pelea de Gallos, misma que adquirió una espuria taurinidad por esos tiempos. Hoy en día, todos los toreros, de fuste o no, piden la de aquí, para tratar de asegurar un triunfo del que en otras circunstancias, quizás no lograrían. Bastante se ha luchado – y me cuento entre los que lo hacen – por erradicar de nuestras plazas, esa costumbre y se ve que la Autoridad Municipal, que es la que tiene a su cargo la dirección de esos detalles de los festejos taurinos, ha intentado lo suyo.

Pero bastó que una tarde un Juez de Plaza se negara a acceder a la absurda petición de un matador de toros – ¿amarrador de gallos? – para que se levantara de su asiento el Ingeniero Barberena, y con el índice apuntando hacia el suelo, diera la orden terminante al Maestro Soto de que se arrancara con la de aquí. No le importó que la ejecución de la obra del Maestro Garrido desluciera la actuación de ese diestro, así como tampoco pareció importarle el respeto que debía a la Autoridad encargada del espectáculo. Él quería la de aquí y cual si hubiera contratado personalmente a los músicos, les exigió que la tocaran, poniendo por delante, todo el poder que representa la investidura del Gobernador del Estado.

Si no me equivoco, eso sucedió en una de las últimas corridas de toros a las que asistió en calidad de Titular del Poder Ejecutivo del Estado y al actuar así, quiso demostrar, o quizás demostrarse, que el mando seguía siendo suyo, aunque fuera por poco tiempo. Podrá decirse en su descargo, que su función en ese momento, era la de procurar alegría a su pueblo, convengo en eso, pero eso lo debía de lograr respetando a las Autoridades, a la normatividad y a las tradiciones.

Esta es pues, en mi opinión personalísima, la sombra de Miguel Ángel Barberena en las cuestiones de los toros.

Remate

Es difícil el poner en la balanza las buenas y las malas de las personas que se nos han adelantado en el camino. No obstante, en el caso de Miguel Ángel Barberena Vega, la evidencia de las obras facilita las cosas, porque éstas allí están y nadie se las puede echar al hombro y cambiarlas de lugar o desaparecerlas. Eso es lo objetivo y lo que tiene más peso en la evaluación, que para el caso de la fiesta de los toros en Aguascalientes, resulta positiva a su gestión como Gobernador del Estado y a su balance personal, porque en lo subjetivo, cada cual se formará su propio concepto. Suerte y hasta otra oportunidad que nos proporcione Don Gus.


* Aguascalentense. Abogado. Miembro del Centro Taurino México-España.


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