Los Últimos Tiempos
Heede, Alemania
1937


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Cerca de la frontera con Holanda, desde el 1º de noviembre de 1937 hasta el 3 de noviembre de 1940, se apareció la Santísima Virgen María a cuatro niños.

Durante un centenar de manifestaciones pidió con urgencia la Santísima Virgen "penitencia y oración". El día 5 de abril de 1938 indicó que deseaba la invocaran en las letanías con los títulos de "Reina del Universo" y "Reina de las Almas del Purgatorio". Finalmente, confió a cada uno de los niños un secreto que no debían confiar más que al Papa.

Este es el mensaje que les inspiró la Santísima Virgen:

"Donde la gente demuestre la mayor confianza en mí y se le enseñe que yo puedo hacer todo, allí prepararé la paz. Cuando todos reconozcan mi poder, vendrá la paz.

Yo soy la señal del Dios vivo. Pongo la señal en la frente de mis hijos. La estrella del infierno perseguirá mi señal, más mi señal prevalecerá sobre el infierno. Yo soy la poderosa mediadora de la gracia. Puesto que el mundo sólo encontrará misericordia del Padre Eterno por medio de la inmolación del Hijo, asimismo encontraréis la benevolencia del Hijo por mi mediación.

Se desconoce a Jesucristo porque se me desconoce a mí. El Padre Eterno derramó el cáliz de su cólera sobre las naciones por haber rechazado a su Hijo. El mundo se consagró a mi corazón inmaculado; pero la consagración misma aporta una responsabilidad terrible. Exijo al mundo respetar su consagración. Tened confianza sin límites en mi corazón inmaculado, reconoced que poseo influjo absoluto sobre mi Hijo. Sustituid vuestros corazones pecaminosos por mi corazón inmaculado, entonces yo seré quien atraerá el poder de Dios y el amor del Padre Eterno renovará la plenitud de Jesucristo en vosotros. Cumplid mi voluntad para que Cristo reine como rey de la paz.

El mundo tendrá que agotar hasta las heces el cáliz de la cólera divina por sus pecados innumerables, que ha herido al Sagrado Corazón de Jesús. El furor de la estrella del infierno sobrepasará en violencia y causará devastación terrible, porque ya sabe que su tiempo es corto y porque ya ha visto los muchos que se reúnen alrededor de mi señal. Sobre éstos no tiene poder, aunque matará los cuerpos de muchos, por estas inmolaciones hechas por mí, aumentará mi poder para conducir el resto de la hueste a la victoria. Algunos han aceptado ya la impresión de mi señal. Su número crecerá continuamente.

Pero quiero avisar a mis hijos para que no pierdan de vista que la cruz misma de estos días sangrientos es una gracia y deben dar al Padre Eterno gracias por esta cruz.

¡Rogad y sacrificaos por los pecadores! ¡Ofreceos vosotros mismos y vuestras obras al Padre Eterno por mi mediación y entregaos a mí sin reservas! ¡Rezad el Rosario! ¡No pidáis tanto por las cosas exteriores! Se trata de cosas más importantes en estos tiempos.

No esperéis milagros y prodigios. Trabajaré en secreto como poderosa medianera. Procuraré para vosotros la paz de corazón, si vosotros cumplís mi voluntad. Entonces Jesucristo reinará como rey de la paz sobre las naciones, haced de vuestra parte por dar a conocer esta, mi voluntad, por todo el mundo. Yo soy la poderosa medianera de la gracia. Es la voluntad del Padre Eterno que el mundo reconozca este encargo, dado a su esclava. La gente tiene que reconocerme como la esposa eterna del Espíritu Santo, la mediadora fiel de todas las gracias. Mi señal ya aparece, Dios lo quiere así.

Solamente mis hijos conocen esta señal, pues se revela en secreto y, por lo mismo, dan gloria al Eterno. Todavía no puedo manifestar mi poder al mundo en general. Aún tengo que mantenerme apartada con mis hijos. En secreto haré maravillas en las almas hasta llenar el número requerido de víctimas. De vosotros depende acortar el período de las tinieblas. Vuestras sangres y vuestros sacrificios destrozarán la imagen de la bestia. Entonces podré manifestarme a todo el mundo por la gloria del Todopoderoso. Elegid mi señal para que pronto pueda ser adorado y honrado Dios trino y uno. Rogad y ofreced sacrificios por medio de mí. Orad siempre. Rezad el Rosario. Haced vuestras peticiones al Padre por medio de mi corazón inmaculado; si son conducentes a su honor, él las concederá. En vuestras plegarias no pidáis cosas pasajeras, sino las gracias para las almas particulares, para vuestra comunidad, para las naciones, para que todos lleguen a amar y honrar al Divino Corazón. Guardad los sábados que se me han consagrado según mi deseo. Los apóstoles y los sacerdotes deben consagrarse a mí especialmente para que los grandes sacrificios demandados de ellos por Dios puedan, puestos en mis manos, aumentar en santidad y en valor. Traedme muchos sacrificios como ofrendas.

Ofreced vuestras preces a mí, como sacrificios. No seáis interesados con vosotros mismos. Estos tiempos requieren la demostración de honor al Eterno y la expiación. Si vosotros os aplicáis sin reserva, yo cuidaré del resto. Cruces pesadas como la mar pondré sobre mis hijos, porque los amo en mi Hijo inmolado. Os ruego estéis, prontos a llevar la cruz para que se alcance la paz.

Encomiendo a la gente con ahínco el cumplimiento de mis deseos prontamente, pues hoy y siempre el cumplimiento de mi voluntad es menester para la mayor honra y gloria de Dios.

El Padre Eterno amenaza con una desgracia terrible a todos los que rechazan su voluntad.

El anuncio de estas revelaciones debe hacerse, en primer lugar, al público en general. Sin embargo, la muchedumbre no les tomará en serio. Se les reservará para un grupo pequeño y dentro de este grupo solamente para los que disciernen cosas secretas. Obraré maravillas como nunca se han hecho, en las almas de aquel grupo pequeño, que empiece a hacer mi voluntad".

Estas manifestaciones sobrenaturales fueron rechazadas y negadas al principio hasta por los mismos padres de los niños y los sacerdotes de la comarca. Pero el estudio de los sucesos sin pasión, los efectos maravillosos de mejora y santificación espiritual de los jóvenes que intervinieron en ellos, obligaron a todos a mantenerse a la expectativa y no oponerse sistemáticamente a su posible sobrenaturalidad.

Mientras tanto sobrevino la guerra del 39-45 y la policía hitleriana, ante la excepción que producían estos sucesos y la afluencia del público, intervino prohibiendo aquellas reuniones e internando a los cuatro niños en la Casa Salud de Goetingen, de donde pronto salieron para sus casas, al demostrarse que se encontraban en perfecto estado de salud.

Las cuatro muchachas, ya unas mujercitas, tuvieron que incorporarse al ejército alemán para servicios sociales, como enfermeras y todo presagiaba que aquel incidente había terminado. Cuando de pronto en 1945 vuelve a hablarse otra vez de nuevas apariciones con la diferencia de que ahora era el mismo Jesucristo el que se presentaba. Entonces tuvo que intervenir el obispo de Osnabruk para conocer la verdad y evitar cualquier superchería. Nombró una comisión, formada por dos sacerdotes de su diócesis, más opuestos a los hechos, con la orden de que hicieran un informe e investigación veraz y exhaustiva.

He aquí algunos extremos de esta indagación: "Poseemos pruebas inequívocas e irrefutables acerca de la verdad de estas apariciones de Jesucristo. El párroco y el capellán que hicieron esta indagación están plenamente convencidos de la verdad de las apariciones, a pesar de su notoria oposición sistemática a las revelaciones y de su incredulidad y desconfianza referente a los hechos".

Una vez aprobados por la jerarquía diocesana han sido enviados a Roma para su estudio por la Congregación de Defenza de la Fe.

He aquí el mensaje de Jesucristo:

"La humanidad no ha escuchado a mi santa Madre, aparecida en Fátima para exhortar a hacer penitencia. Ahora vengo Yo mismo en esta última hora para amonestar al mundo.

Los tiempos son graves. Hagan, por fin, penitencia los hombres por sus pecados. Aléjense de todo corazón del mal y oren, oren mucho para que se aplaque la ira de Dios. Recen con frecuencia el Rosario, esa plegaria que tanto puede ante Dios. Menos diversiones y pasatiempos.

Estoy muy próximo. La tierra temblará... Será terrible. ¡Un juicio en pequeño! Pero vosotros no temáis. Yo estoy con vosotros. Os alegraréis y me lo agradeceréis. Los que esperan tienen mi ayuda, mi gracia y mi amor. Mas para los que no están en estado de gracia, será espantoso. Los ángeles de la justicia están ya diseminados por los cuatro puntos cardinales. Yo me daré a conocer al género humano. Todas las almas me reconocerán por su Dios. Faltan cinco minutos para las doce. ¡Yo vengo! ¡Estoy a las puertas! La humanidad se lamentará.

La obra del Espíritu Santo ha terminado. Mi amor ideó esta obra desde la creación del mundo. Los hombres no escuchan mi voz, endurecen su corazón, resisten a mi gracia, rehusan mi misericordia, mi amor y mis méritos. La humanidad es peor que antes del diluvio. Agoniza en la ciénaga del pecado. El odio y la codicia guían sus corazones. Todo esto es obra de Satanás.

El mundo yace en densas tinieblas. Esta generación merecía ser aniquilada, pero solamente mirando a los justos dejaré que triunfe mi misericordia.

Las copas de la ira de Dios están ya derramadas sobre las naciones. Pero los ángeles de la paz no tardarán en descender sobre la tierra. Quiero curar y salvar. Por las heridas que ahora sangran, la misericordia vencerá a la justicia. Pero no duerman mis fieles, como los discípulos en el Huerto de los Olivos. Antes lleguen constantemente al tesoro de mis méritos y satisfacciones para sí y para los demás. Se preparan cosas grandiosas.

Lo que ocurrirá será terrible como jamás se vio desde los principios del mundo. Vengo Yo mismo y manifestare mi voluntad.

Todos los que han sufrido tanto en estos últimos tiempos son mártires y forman la semilla de la nueva Iglesia. Ellos tuvieron el privilegio de participar en mi prisión, en mis azotes, en mi corona de espinas y en el camino de la cruz. ¡Hija mía, vengo pronto, muy pronto! Lo que sucederá dentro de poco superará en gran manera a cuanto hasta aquí ha sucedido.

La Santísima Virgen María, y los coros de los ángeles intervendrán en todos estos acontecimientos. El infierno se cree ahora seguro de su victoria, pero Yo se la arrebataré de las manos.

Muchos me blasfeman ahora, pero Yo permitiré que lluevan sobre el mundo desventuras, pues de este modo se salvarán muchos. Bienaventurados aquellos que lo sufren todo por aquellos que me ofenden. Yo vengo y conmigo vendrá la paz. Con un pequeño número de elegidos edificaré mi reino. Este vendrá como el relámpago, repentinamente... más pronto de lo que se piensa.

Haré resplandecer mi luz, luz que para unos será bendición y para otros tinieblas. Luz que será como la estrella que guió a los Magos.

La humanidad reconocerá mi poder y Yo les mostraré mi justicia y mi misericordia.

Mis queridos hijitos; la hora se aproxima más y más. Rogad incansablemente y no seréis confundidos. Yo reúno a mis elegidos. Convergerán al mismo tiempo desde todas las partes del mundo y me glorificarán.

¡Yo vengo! Bienaventurados los que están preparados. Bienaventurados los que me escuchan".

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