España: ¡el gobierno miente de manera descarada! 
por Gema Castellano


¡El gobierno nos miente! Lo hace de una manera burda, descarada, hipócrita, despreciable y, sobre todo, insultante.


Recuerdo -aunque no venga al caso, en un programa de tv en plena polémica sobre el aborto- un razonamiento de una señora del PP, que aseguraba que "los culebrones venezolanos plasmaban la realidad cotidiana de las mujeres de este país”. Por supuesto, todos imaginaréis, eso provocó la risa colectiva, pero no deja de ser significativo en tanto en cuanto nos demuestra lo distante de esta ideología con respecto a los intereses y las necesidades reales de la sociedad, y profundo, a la hora de analizar la verdadera mentalidad de los que nos gobiernan.


Si tenemos en cuenta, según mi abuela que no se pierde ni uno, que las mujeres de estos films son personas sufridoras por excelencia, maltratadas, engañadas e ignoradas y sumidas en un estoicismo total, aunque bien vestidas y rodeadas de lujos, puede que esta señora se refiera a la realidad de un sector absolutamente conservador de este país que sí que vota al PP, pero que no representa ni por casualidad a la realidad. Entre otras cosas, porque las relaciones a ese nivel se plantean así : “yo te doy riqueza y tu
sumisión”, y el acuerdo se firma con una falsa moral y un “guardar las apariencias”, que sólo corresponden al  “modus vivendi” de una determinada clase social.


¿Querrá el PP que volvamos al tipo de sociedad arcaica plasmada en La Casa de Bernalda Alba?. Familias enormes con secretos inconfesables, bastardos paridos por criadas, terrateniente autoritario, cura permisivo... ¡En fin: nada!, no pasaba nada. Nada transgredía esas cuatro paredes del caserón, porque todo se escondía bajo una falsa moral que paseaban el domingo en la procesión.


Evidentemente, como ahora, eso no tenía nada que ver con el pueblo llano, que no tenía más problemas -entre otras cosas porque no poseía el derecho ni a tenerlos- que el de seguir luchando por un progreso que les llevara hacia un mundo mejor.


La lucha es siempre la misma. Sectores sociales que no soportan que nada cambie, contra el grueso de la población que tira del carro y que necesitan que todo se mueva; pero el gran handicap es que ahora son ellos los que están en el poder, ignorando, como siempre han hecho, al ciudadano de a pie que no tiene derecho a nada, mintiendo en sus propósitos y manipulando las mentes con sus buenas formas.


No tenemos nada que no hayamos plasmado en las urnas por mayoría, por lo que a partir de ahora, deberemos analizar muy bien el sentido de nuestra votación.


¡Mucha derecha hemos tenido que soportar en este país! y con unas consecuencias socialmente nefastas y humanamente humillantes. Es comprensible que las nuevas generaciones, que han crecido en democracia, no comprendan bien lo que supone vivir en un estado de total recorte de las libertades; pero deben ser conscientes de que éstas, a no ser que se produzca un golpe brusco de estado o de efecto, -algo impensable ya en este país -, se van recortando poco a poco hasta que un día se nos ocurre la famosa frase : “es que no tenemos derecho a nada, nadie nos escucha”, y ese día ya es demasiado tarde.


Este gobierno está inmerso en un proceso de globalización donde lo único que importa es la gran empresa, considerando al ciudadano como mero productor a bajo coste y condiciones nefastas de empleo.


El sistema de control se basa en la incomunicación y contrainformación. ¡Demasiado sutil como para que nos demos cuenta a corto plazo!, de ahí que sea importantísimo para ellos, poder, grandes empresas y bancos especuladores, controlar de una forma o de otra los medios de comunicación y a las personas que informan. Una vez terminado el proceso, se utilizan esos medios como vía propagandística de las bonanzas del sistema, que se comparan una y otra vez con las situaciones de países tercermundistas, -jamás nos dicen que los responsables de que el tercer mundo exista son ellos-,  para que nos convenzamos de lo afortunados que somos y del poco derecho que tenemos a quejarnos, mientras ellos amasan fortunas y crean pactos maquiavélicos capaces de organizar la estructura social mundial de sometimiento del ciudadano.


¡Sí!. El gobierno nos miente. Y lo hace, como dije al principio, de una manera burda y descarada. El ministro de Fomento se permitió el lujo de decir públicamente que la tarifa plana existe en pymes, colegios y hospitales. ¡Y es mentira!


El gobierno culpó a la operadora del aumento tarifario, cuando él posee la potestad de fijar las tarifas hasta el año 2005. Por tanto nos mintió. Dice que técnicamente no es posible una tarifa plana ¡y vuelve a mentirnos!. Y lo peor: se declara abiertamente defensor de la sociedad de la información y de Internet, y eso ya roza la burla hacia el ciudadano.


Curiosamente, aprovechan el tirón publicitario que sus medios afines han exprimido sobre la ayuda gubernamental a Centroamérica para soltarnos este desatino, y hasta con eso han especulado. Aznar ayuda pero con condiciones.


¡Como lo hace siempre cualquier usurero, barriendo para el gran capital, que devolverá el favor en forma de espectacular campaña electoral!. Mientras desde allí se pide solidaridad desinteresada, y que los productos y materiales necesarios para la reconstrucción se adquieran en esos países que necesitan vender, nuestro premier pone como condición que el dinero se gaste en las empresas españolas. ¡Qué falta de sensibilidad!. Otra vez nos han engañado; al igual que Telefónica, que sin duda aprovechará para hipotecar a esos países por un buen montón de años, si es que algún día consiguen despegar.


¡En fin!. Se impone que removamos nuestras consciencias, que intentemos mirar la información que nos lanzan desde varios prismas y hacer del problema de las telecomunicaciones una cuestión electoral. ¡Sólo nos escucharán si son conscientes de que pueden perder votos! ¿Podrían las Asociaciones de Internautas pedir oficialmente la abstención a sus afiliados como medida de presión?. ¡Bien podrían!

 


 
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