LA FRAGATA AMAZONAS

LA PRIMERA NAVE DE GUERRA LATINOAMERICANA EN DAR LA VUELTA AL MUNDO

1856-1858


La fragata Amazonas, bautizada así en honor del legendario río sudamericano, fue uno de los barcos de guerra más importantes que tuvo el Perú a mediados del siglo XIX. Fue mandada a construir en los prestigiosos astilleros Money Wigram & Sons de Blackwood, Gran Bretaña, durante el gobierno del Mariscal Ramón Castilla en el año 1850, bajo supervisión del capitán Valle Riestra. Se trataba de un buque mixto a vela y hélice impulsada con motor a vapor. Tenía un peso de 1,320 toneladas y estaba armado con 26 cañones de 32 libras, seis cañones de 64 libras y uno de 120 libras. Se terminó de construir en 1852, fecha en la cual otras tres embarcaciones de guerra venían siendo construidas en astilleros británicos para el Perú: la fragata Apurímac y las cañoneras Loa y Tumbes.

La hermosa fragata, que fue una de las unidades que dio al Perú la supremacía naval en la región, arribó al Callao a inicios del año 1853 trayendo consigo quince marinos peruanos que se habían graduado como cadetes en la Academia Naval de Francia. Su diseño causó admiración por su modernidad y majestuosidad y pasó a convertirse en una de las naves más poderosas de América Latina. Tres años después, el 25 de octubre de 1856, la nave partió del primer puerto peruano con destino a Gran Bretaña con el objeto de realizar algunas modificaciones y mejoras. Se trataba sin duda de una tarea difícil pues la ruta de navegación trazada contemplaba entre el derrotero de ída y regreso efectuar la vuelta al orbe, travesía jamás realizada por una nave de guerra de la escuadra peruana. El mando del barco recayó en el capitán de navío José Boterín, quien de joven teniente se distinguió en la Guerra con la Gran Colombia al asumir el mando de la flota que bloqueaba Guayaquil tras la muerte del almirante Jorge Martín Guise en el combate Naval de Cruces.

La fragata siguió la ruta del Pacífico (en aquellos tiempos no existía Canal de Panamá) y arribó primero a Hong Kong. Como en aquellos días el imperio chino se encontraba en guerra con Gran Bretaña y Francia (conocida como Lorcha Arrow War), la Amazonas tuvo problemas de muelle pues no había diques disponibles, razón por la cual después de 20 días en las aguas de aquel territorio despojado a los chinos por los británicos después de la I Guerra del Opio (1839-1842), debió partir hacia la India entonces también bajo dominio británico.

En el trayecto hacia el este del continente asiático, la nave sufrió un fuerte temporal que sólo pudo ser sorteado gracias a la pericia de sus tripulantes. Cruzó el estrecho de Singapur, puerto donde se detuvo por unos días. La nave arribó a Calcuta el 6 de febrero de 1857 y debió permanecer ahí casi tres meses. La estada en aquel sucio e insalubre puerto resultó mortal para los peruanos: 38 tripulantes perecieron víctimas del cólera y otras enfermedades tropicales, incluyendo el médico de la tripulación. De Calcuta la fragata partió rumbo a Londres el 28 de abril de 1857, para lo cual tuvo que cruzar el Cabo de Buena Esperanza y capear otros feroces temporales. Después de 74 días de navegación mixta (dieciséis días utilizando sus motores a vapor y 58 días a vela) se detuvo en la isla de Santa Elena, donde los oficiales recorrieron el que había sido el exilio del Emperador francés Napoleón Bonaparte.

De aquella isla continuó la fragata rumbo a Inglaterra. Hizo una escala en Plymouth y de ahí se dirigió a Londres. Una vez en los astilleros de la casa Money Wigram, se efectuaron las modificaciones requeridas y se completó su artillería en un período de 139 días. De Londres la fragata retornó a Plymouth, permaneciendo ahí del 16 al 28 de enero de 1858, fecha en que emprendió retorno a casa vía Río de Janeiro. En la entonces capital brasileña asumió el mando de la nave el capitán de navío Ignacio Mariategui. Para llegar al Perú, la Amazonas esta vez tuvo que cruzar el Estrecho de Magallanes. Hizo escala en Talcahuano (Chile) y Arica y arribó finalmente al primer puerto peruano el 28 de mayo de 1858.

La Amazonas se convirtió de este modo en la primera nave de guerra no sólo del Perú, sino de América Latina, en dar la vuelta al mundo luego de recorrer un total de 41,277 millas náuticas en 19 meses de travesía. Fue una tarea difícil, que acentuó el prestigio de la marina peruana. Demostró la pericia de sus pilotos y navegantes al sortear temporales en Formosa y Calcuta, así como la disciplina de la tripulación en momentos críticos. El costo fue alto. A los 38 tripulantes muertos en la india debieron sumarse otras 20 bajas en alta mar. Sin embargo la misión había sido cumplida.

Durante los próximos ocho años la Amazonas se mantuvo, junto con la fragata Apurímac como la principal nave de guerra del Perú. Cuando el gobierno del Ecuador decidió pagar a sus acreedores británicos con territorio peruano, la Amazonas fue destinada a bloquear el puerto de Guayaquil entre noviembre de 1858 y agosto de 1859. Unos años después, durante el conflicto con España, se le destinó a tomar parte en las acciones contra la escuadra peninsular. Sin embargo, cuando en enero de 1866 navegaba en convoy hacia el sur de Chile cruzando difíciles estrechos y desconocidos canales, la gloriosa fragata encalló en una roca submarina y se perdió para siempre sin haber tenido la oportunidad de haber demostrado su valía en combate.



LA AMAZONAS

Pintura de la fragata Amazonas, capeando un temporal frente a las costas de Formosa (Taiwan).

Juan del Campo

jdelcampo@mail.com

Perú