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Elementos
Agua, Fuego, Tierra y Aire...
Lluvia
Eres gota de agua clara
que caes siempre en el lugar indicado
y sacias mi sed al posar en mis labios
mojando mi cuerpo con toda pasión.
Eres gota de agua pura
que recorres sin miedo todo mi cuerpo
buscando ese punto exacto
donde estallar tus deseos.
Te acompañan tus sueños
en este viaje que emprendes
caes desde el azul cielo
para dar en la Tierra un poco de felicidad.
Eres gota de agua inocente
y sé como puedes cambiar
pero no te dejaré evaporar
por que en mi corazón te he de guardar.
Eres gota de agua transparente
que con tu lluvia me empapó.
Pero prefiero estar mojado,
mojado por tu amor.
En búsqueda del paraíso
Sin rumbo nos dimos a la fuga
de encontrar en ambos un mundo nuevo,
uno lleno de sorpresas y maravillas
un mundo totalmente bello.
Sin tiempo límite en ese momento
contemplé todo su hermoso cuerpo
y aventuré por su placentera figura,
entre la naturaleza virgen de su suelo.
Corté la sombría del pensamiento
caminando entre sus cerros y planicies
por que a la mente acostumbraron
ver en la flor, columnas grises.
Quebré la húmeda neblina
que cubría el inmenso cielo.
Y conté estrellas perdidas
que con su luz, iluminaban mi sendero.
Y a lo mejor fue el destino
que hiciera que tropezara en su campiña
y sin brotar ella lágrimas de niña
me dejó descansar en su tierra.
Naturaleza viva, naturaleza muerta
Que celoso me siento del viento
que con su juguetona brisa tu rostro roza.
Brinda vida a tus cabellos negros
y colocan en ellos las más hermosas rosas.
Pero siento miedo de que mis rosas no llegen
ya que en tu jardín hay hiedras que te enlazan.
Son cadenas de hierro las que te atan
y no me permiten amarte, no me permiten tenerte.
Que celoso me siento de la lluvia
cuando su inocente agua moja tu cuerpo.
Al igual que el árbol seco, reverdece hojas
y brinda esperanzas para seguir viviendo.
Pero yo sólo soy un tronco viejo
que una vez trató de dar frutos y murió.
Fue que la sembradora me dejó solitario en un desierto
y jamás en mi cultivó el amor.
Que celoso me siento de la tierra
que con su debilidad tu camino establece.
Arroja pétalos de fragancias en tu vereda
y animalillos que en cualquier situación te protegen.
Pero yo soy sólo un bache de lodo
que ensucia todo a su alrededor.
Ya que una vez fui mojado por un apasionado amor
para más tarde ser olvidado en el odio y rencor.
Como quisiera ser la naturaleza que te rodea
para entonces en tu mundo siempre estar.
Y sin miedo a desplomar en tu corteza
poder amarte sin dificultad hasta la eternidad.
Así soy yo: Puerto Rico
Los poetas siempre versan
de las bellas olas de mis playas,
y buscan entre sus coquetas rimas,
a la gente buena que me ama.
Los poetas siempre fantasean
de la grandeza de mis montañas,
de la nobleza que se acurruca
entre la neblina de las mañanas.
Y entre el frío de la madrugada
y el calor del atardecer,
sueñan con su negra amada
o a con la mujer que ellos quisieran querer.
Sin embargo nunca hablan
de mis aguas verdes estancadas,
por tanto llanto que he brotado
por la tristeza que en mí siempre anda.
Siempre rodea mi paraíso
el velo negro del universo,
quebrantando lentamente el sutil cuerpo
que con lujuria inconsistente aman.
Con dignidad y un poco de respeto
aguardo con cierto orgulla una bandera.
Para descanzar entre la patria y el firmamento
y dejarles como obsequio el cuerpo infertil del que hablan.
Entonces podré reposar tranquilamente.
Me enredaré entre la tierra y la grama.
Dejaré de ser siempre naturaleza,
abandonándolos en esta maldita y arrogante tierra
la cual todos reclaman.
Wilson Valentín Hernández
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