Contrario a todo lo que nos han mostrado en las películas de piratas, estos nos eran los bárbaros, borrachos y salvajes, tenían una excelente organización la cual no era dirigida solo por el Capitán, elaboraban sus estrategias de ataque, administraban la repartición de ganancias y hasta la compras de todos los pertrechos de guerra, así como alimentos, tampoco andaban solo navegando por el vasto mar en solitarios barcos, a todo aquel barco que atacaban no lo hundían, lo tomaban y todo lo que llevara en sus bodegas y a los pasajeros los hacían prisioneros, pues era una forma de evitar que las marinas reales los atacaran y hundieran ferozmente al saber que podrían llevar importante carga humana, uno de esos pasajeros escribió y lo introdujo a una botella la cual lanzó al mar, ese prisionero fue testigo… y lo siguiente, fue tomado de esos escritos y la historia sigue así…

Arrojaré esta botella al mar para que algun día se sepa esta triste historia...


Así termino el relato de un testigo que fue prisionero del famoso pirata Lorenzillo y  que presenció su exitoso ataque al Puerto de Veracruz en 1683.

5 de Abril.

Después de estar varios días encerrado con otros rehenes por fin he recibido algo de comida y poco de vino. Aprovechando el espíritu festivo que se despertó despues de haber logrado un generoso botín en el galeón en el que yo viajaba, he solicitado el jefe de estos bandidos la gracia de entretenerme un poco escribiendo en mi cuadernillo. Creo que en alguno despertó cierta sospecha el que mis papeles pudieran servir a la justicia de la corona española, pero la vanidad e insolencia de este perro de mar francés ha dejado su historia quede guardada en tinta y papel. ¿Qué mas puedo hacer para que no me viniera la desesperación? Mientras el aguardiente circula entre carcajadas y recuerdos de la reciente batalla, mis compañero  de desgracia y yo suspiramos por nuestro oscuro destino, mercaderes como yo , también se preguntan por nuestro futuro incierto, frágil suerte la del que se embarca en busca de fortuna.
La batalla fue horrible no solo por las bajas sufridas en nuestro cargamento destinadas al comercio en las indias, sino porque con tristeza admito que no pudimos defendernos con igual fortaleza que nuestro enemigos. Nos habíamos rezagado del resto de convoy por ser nuestro navío mas pesado; cuando el marinero de la gavia aviso que unas velas aparecían a babor hubo señales de alegría, casi nadie dio muestras de recelo  excepción del piloto, viejo marinero al que sus cicatrices, resultado de varias batallas, la habían dado poderosos motivos para desconfiar.
Ese día no hubo mucho viento, por lo que cuando el sol comenzó  a desaparecer, el marinero en turno volvió a comunicar al piloto y contramaestre que los navíos todavía se encontrabas a mucha distancia para identificarlo. Por la noche se reforzó la guardia sin embargo al amanecer nos sorprendió con gran movimiento de tripulación. “¡coloquen tinas con agua en la cubierta!, ¡retiren los pañoles de la proa!, ¡granadas y piedras en la gavias!, ¡a por pólvora al santa bárbara!, ¡a los cañones!” El barco lentamente cambiaba de dirección para que los cañones pudieran apuntar hacia el enemigo. “¡tantos grados a babor!, ¡tiren de la mesana!, ¡suban las velas! ¡Abran las portañolas!”, con temor comprendí que nos preparábamos para un combate.
Ante la angustia del próximo ataque, el día se diluyo rápidamente entre los preparativos a bordo. Casi a punto de entrar el atardecer, nuestro pequeño galeón se veía cercado por las siluetas de barcos enemigos, Todo fue gritos y humo cuando iniciaron los cañonazos, los pasajero asustados corrían buscando escondite para sus pertenencias y entre la corredera y lamento de terror se confundían las ordenes que gritaba el contramaestre. Recuerdo como al final del día, con las velas y el mástil roto por las temibles balas con cadena, nuestro navío había sido sometido a los designios de una pesadilla.

15 de abril

Al principio no estaba seguro, pero cuando se reunieron todos en cubierta para discutir a que sitio convenía enfilar la proa en busca de nueva fortuna, temí por un segundo interrogatorio. Repetí  lo que ya había dicho en ocasiones anteriores. En la flota del navío en el que yo viajaba también otros galeones destinados al puerto de Campeche por los que seguramente, al ver nuestro barco y, si habían sobrevivido algunos tripulantes o pasajeros al incendio de nuestra embarcación, estaría a la expectativa de un próximo ataque al puerto. Estos ladrones del mar son insaciables. Campeche, a pesar de ser el mejor puerto defendido, ha sido asaltado en muchas ocasiones, no en vano se ha invertido mucho en la construcción de baluartes y murallas pero, tristemente, veo que nuestros enemigos no se intimidan ante ninguna fortificación.
Por primera ve fui testigo de algo que solo había escuchado en rumores. A diferencia de nosotros, estos discuten entre si todos los detalles sobre la próxima batalla, escogen deberes y obligaciones y además lo ponen por escrito y firman para garantizar que se adhieran a lo asentado en el documento. Me llamo la atención que también fijan de antemano la ganancias y utilidades del botín que obtendrán, por ejemplo los mejores remunerados son el capitán, el contramaestre, los oficiales y el cirujano; el resto de la tripulación recibe la misma proporción, mientras que otra parte del botín es para la adquisición de los bastimentos y todo lo necesario para la guerra.
Los días bochornosos por el exceso de calor me parecían aun mas amargaos viendo como se divertían blasfemando y jugando a las cartas mientras navegábamos hacia Campeche. ¿Estarían en alerta en el puerto?, ¿sospecharían algo por nuestra ausencia? Me entere que nos acercábamos  a la isla La Española, broma del destino el nombre de esta isla, cuando en realidad debería de llamarse “la isla de los perros” , siendo que una parte es habitada por bucaneros que se burlan  de nuestro rey y su imperio, viviendo del comercio ilícito. La Española podría escapar, ¿intentare la fuga?
Escucha que usaríamos la ruta que nosotros llamamos “interior” para pasar por jamaica y ver si con suerte encuentran algún barco en el trayecto hacia la península de Yucatán. Si mis compañeros de infortunio y yo tenemos buena ventura, algún navío que patrulle por los cabos san Antón y catoche –entre las costas de cuba y Yucatán— podría avisar a Campeche que nos acercamos.

25 de abril

Estábamos cerca del puerto de Campeche, puedo adivinar a lo lejos sus murallas y algunos de sus baluartes. La codicia por las riquezas que produce este puerto, como el palo de tinte, ha fomentado la tentación de atacarlo, y como todavía no se termina de cerrar la muralla, que deberá de proteger la ciudad, la invitación sigue flotando en las mentes perversas de estos terribles ladrones. Ahora puedo comprobar lo se dice sobre Lorencillo y su talento para  planear y dirigir. Todavía recuerdo las noticias del ataque frustrado que lanzo contra la villa de Campeche en 1672 y seguramente quiere intentarlo de nueva cuenta. Estos pillos revisan hasta el ultimo detalle del plan, esto les da un seguridad para llevar su próximo ataque que seguro envidiaría nuestro rey en sus tropas. No se con certeza cuál sea el objetivo pero seguramente no sera nada bueno para Nueva España.
La mañana siguiente trajo la victoria que ansiaba. Un buque que venia de Veracruz con valioso cargamento de mercancías y barras de plata, tuvo la desgracia de caer en su poder. Ente la alegría de la victoria pero sobre todo del botín obtenido, Lorencillo hizo donar los violines y las trompetas para amenizar la navegación.

12 de Mayo

Uno de los botines más apreciados son los rehenes que toan de sus trifulcas. No solo por el valor que representamos al pedir dinero a nuestras familias por nuestro rescate, sino por la información que de los puertos y navegaciones podemos dar. Los planes según escuche, han cambiado, el ataque a Campeche tendría que esperar, ahora nos dirigimos a Veracruz con una gran ventaja, otro prisionero español que cayo en sus manos después del ataque al navío cerca de Campeche, les ha ofrecido, a cambio de su vida, datos muy valiosos sobre la mala situación defensiva del puerto y, además noticias sobre la flota y  los dos navíos de Caracas con cargamento de cacao que estarán prontos a arribar también al puerto de Veracruz. Lorencillo sonríe mientas planea el próximo ataque. Se le ha ocurrido aprovechar la próxima llegada de esos dos barcos para tomar por sorpresa al castellano del fuerte de San Juan de Ulúa y la misma población estarán atentos para descubrir cualquier vela que se aproxime para ser lo primero en dar aviso, ha optado por “disfrazar” dos de sus navíos con bandera española y bajo este engaño poder acercarse lo suficiente, sin que se sospeche nada, para tomar nota de las condiciones del puerto y el mejor lugar para desembarcar con sus hombres y tomar la ciudad. Hay mucha ansiedad a bordo.

21 de Mayo

Cinco días duro el terror en la ciudad, aunque vi el cuidado con se diseño la estratega, no puedo creer que hayan tenido suerte y tan rico botín, el 17 de mayo amaneció esplendoroso, el día estaba despejado y sereno, y los dos barcos pudieron acercarse tranquilamente por el puerto, mientras el resto de la once embarcaciones y los 1,500 hombres esperaban en alta mar, frente a la sierra de San Miguel, ansiosos de la noticias que traería su capital, las dos naves exploradoras – cada una con 400 hombres—regresaron para informar  que el desembarco se efectuaría por la noche. Como si alguna potencia hubiera preparado el escenario para tan hostiles intenciones, cuando comenzó a caer la tarde, el cielo se cerro y por la noche la luna cómplice se oculto tras las nubes. Lorencillo, con 180 hombres a su cargo llego en dos piraguas hasta la costa y silenciosamente, guiados por un mulato que había sido esclavo en Veracruz, lograron hacer una avanzada hasta la plaza sin ser visto. Una vez verificadas las condiciones de la ciudad. Retornaron para poner en práctica la siguiente fase del plan. Mientras tanto, la ciudad dormía placidamente.
El grupo logro regresar a la playa sin ser vistos, a excepción, como lo contó con grandes carcajadas Van Horme – uno de los compinches de Lorencillo--, de uno de los centinelas que cuando despertó y somnoliento vio las siluetas que sigilosas se deslizaban, no se preocupo pensando que eran las sombras de ganado lo que se movía por allí.
Esta era la señal de primera buenaventura de lo que resultaría de esta arriesgada empresa. Como prácticamente la ciudad estaba dormida en sus laureles, fue fácil que 1,500 hombres que formaban el clan de piratas se distribuyeran en bandos por toda la ciudad, cerrando salidas y tomando por sorpresa todos los baluartes. Los soldados de esa ciudad no tenia pólvora y eran escasos su mosquetes, así que fue fácil someterlos, apenas los presionaban por la rendición y ellos temerosos de sus vida inmediatamente pedían cuartel, que en términos militares significa que se rendían sin ofrecer mas batalla
Los zumbidos de las balas llenaban el aire, la gritería de los piratas diciendo “¡viva el rey de Francia!”, mientras ondeaban banderas blancas con la flor de lis y los gritos de los soldados junto a los retoques de las cajas de guerra, acometieron tan de repente a la mayoría de los vecinos que apenas pudieron vestirse; turbador por  los gritos y confusión salían por todas las calles y los baluartes. El ataque y dominación de toda la ciudad no duro mas tiempos del que se tarda uno en rezar tres credos.
Al amanecer toda la ciudad era del enemigo y con una fila interminable de prisioneros medio vestir y asustados, comenzaron a llenar la iglesia de la ciudad con seis mil almas. Y era tan chico el lugar y tantas las gentes que nadie podría sentarse ni moverse, por lo que murieron ahogados muchos niños y mujeres.
La ciudad se veía desvastada y en ruinas, porque estos perros de mar destruyeron hasta el ultimo rincón en busca de dinero o joyas escondidas; su sed de riquezas era insaciable, habían obtenido todo lo que pudieron exprimir a los aterrorizados habitantes y aun así, el ultimo día tomaron cerca de cuatro mil rehenes, para que les ayudaran a embarcación todo lo obtenido de su  pillaje y además poder negociar con la autoridades el rescate de la ciudad que fue fijado en 200 mil pesos. Con prisioneros –entre ellos el gobernador de la ciudad—y botín enfilamos por rumbo a la isla de Sacrificios para esperar la ultima remesa de dinero.

31 de mayo

Ayer llego el pago de 150 mil pesos, lo único que se esperaba para partir. Temerosos porque ha llegado una flota española al puerto, apuran todo para volver a navegar. Además la pelea que hubo entre lorencillo y Van Horn, porque a Lorencillo no le gustaba el trato cruel que la daba a los prisioneros, dividió al grupo. Van Horn quedo mal herido y fue hecho prisionero por Lorencillo en la nave almiranta.
Nuestras almas estaban en vilo al ver que la flota se preparaba para perseguirnos. Los prisioneros rezábamos por nuestra liberación y la gente de lorencillo, nerviosa, se preguntaba si su victoria seria hasta el final.
Pero el cielo se puso de nuevo a favor del enemigo. El viento cambio y la flota se vio frenada en su intención. Lorencillo y su chusma, triunfantes y poderosos daban gritos haciendo burla de las armas españolas.
¿Habrá justicia en este mundo que les haga pagar por sus crímenes?
Arrojare esta botella al mar para que algún día se sepa esta triste historia…
Hasta aquí termina el relato de nuestro personaje, no sabemos si logro escapar y recuperar sus negocios en España o si fue seducido por la tentación de convertirse también en pirata, como les sucedió a algunos prisioneros que veían en la vida de corsarios y filibusteros mayores oportunidad de riquezas y diversión.
Se dice que incluso el mismo Lorencillo corrió esta suerte.

1685, el que persevera alcanza.

Campeche fue un puerto muy codiciado por los ladrones del mar y lorencillo que se había quedado con la espina de una ataque frustrado aunque victorioso en su asalto al puerto en 1672 (logra saquear el barrio de San Román) regreso junto con su socio el holandés Grammont para terminar lo que 13 años atrás había empezado. El viernes 6 de Julio de 1685 apareció a la vista de los vigías del puerto de San Francisco de Campeche una armada compuesta por 6 barcos grandes, 4 pequeños, 6 balandras y 17 piraguas. Esta vez la población d de Campeche no tuvo tan buena suerte y fue presa del asalto de piratas mas violento que habrían de sufrir  en su historia. Aunque el puerto ofreció resistencia, una eficaz estrategia llevo a lorencillo y a grammont a la victoria. Los  dos piratas, al mando de 70 hombres (algunos dicen que pudieron ser hasta 1,500) permanecieron cerca de dos meses saqueando la ciudad.
Los piratas intentaron cobrar fuerte rescate por los prisioneros pero el gobernador de Yucatán prohibió estrictamente dichos pagos. Hartos de esperar el canje y ante los preparativos de un asalto español para recuperar la ciudad, Grammont organizo una ejecución masiva en la plaza. Los dos primero prisioneros ya habían sido colgados, cuando el gobernador de Campeche, Felipe de la Barrera y Villegas, y otros ciudadanos se aproximaron a Lorencillo para hacerle saber que consideraban a los franceses mas humanitarios. El holandés se opuso a continuaran las ejecuciones y para ello tuvo que interponerse entre los prisioneros y Grammont, con quien tuvo fuerte enfrenamiento. La inminencia del ataque español doblego la voluntad de francés y las fuerzas filibusteras reembarcaron. Como resultado obtuvieron voluminoso  botín y fueron responsables de la muerte de varios centenares de vecinos y, desafortunadamente, del incendio del archivo del puerto. Este ataque a Campeche ocasiono que muchos sobrevivientes prefirieran emigrar y el número de habitantes quedo reducido a un tercio. Un año mas tarde, en 1686, llego la aprobación por parte de la Corona española para la construcción de la tan anunciada muralla que finamente resguardaría la ciudad. Ese mismo año el destino cobro cuantas a Grammont, quien pereció en una tormenta junto con 180 de sus hombres. De Lorencillo se cuentas muchas historias algunas dicen que murió y fue sepultado cerca de Roca Partida, Veracruz junto con u tesoro, pero la mas aceptada es que murió en el actual estado norteamericano de Luisiana.

 

Nacido en Holanda en 1670 se le considera flamenco-español. Su nombre completo era Laurens Cornelis Boudewjin de Graff, mejor conocido por Lorencillo. Lo describen como un hombre de gran altura, rostro regular y perfecto, sus cabello de rubio dorado, y siempre bien peinado y empolvado al gusto de la epoca. El bigote lo tenia levantado a la moda española que le daban un aire marcial y de cierta elegancia. Para muchos. era el hombre superior de la cabellera de oro que se mostraba con frecuencia con el jubón y las botas rotas, tratando de aparentar un descuido afectado que no le cuadraba.

A bordo siempre llevaba violines y trompetas porque gustaba de divertirse él y a lo demás.

No creia en los imposibles y se reía de los obstáculos. Era muy diestro con la artillería de manera que donde ponía el ojo colocaba la bala.

Se dice que llegó a tierras americanas com artillero de la armada española en acciones de represalia conta filibusteros fue secuestrado por piratas y luego pasó a ser uno de ellos. Veloz, audaz y resuelto en los cálculos de un plan, lo que tambien era en su ejecución. Se caso con la española dona Petronila de Guzmán que vivió en Canarias, y en 1693 se volvio a casar con una mujer normanda. llamada Marie Anne que habia quedado viuda de Pierre le Grand. Los habitantes de la isla de la Tortuga contaban que un día Marie Anne habia sido gravemente injuriada por Lorencillo, fue pistola en mano ante él a pedirle explicación, De graff juzgando que esta amazona tenia tanta talla como él, se desposo con ella.

A bordo de uno de sus barcos el "Neptuno" logró uno de los escapes más espectaculares al huir y combatir a cuatro barcos españoles. Se dice que incluso hubo momentos en que, rodeado por dos barcos, abrio fuego por ambas bandas.

 



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01 de Septiembre de 2011