Mensaje al pueblo.

Camilo Torres


El que te diga que no te incorpores a una lucha por la injusticia, ése es cacique.

El que te obligue a callar tu rebeldía, ése es cacique.

El que se empeñe en impedirte que te liberes, ése es cacique.

El que te insinúe que odies a quien luche por ti, ése es cacique.

El que te induzca a perseguir a tus hermanos por divergencias de opinión política o religiosa, ése es cacique y criminal.

El que te dé sermón y falsa enseñanza contra tu reivindicación justa, éste es cacique.

El que afirme que cualquier actitud progresista tuya atenta contra la Iglesia, ése es cacique.

El que te diga que por ser cristiano no debes irte por estremecidos caminos de justicia, ése es cacique.

¡Rompe las máscaras!

¡Pisotea las máscaras!

La lucha no es contra la fe sino en función de tu fe.

No es contra Cristo sino para implantar la enseñanza de Cristo en la justicia y el amor eficaz.

Tu lucha no es contra la verdad sino por la Verdad, que es Cristo, Hijo de dios, Verdad esencial.

De la ausencia de solidaridad y de unión deriva la tragedia de la infraestructura colombiana y es así como siendo ella el conglomerado más numeroso, resulta a la postre el más débil, el más abandonado y el más explotado.

El pueblo no ha comprendido todavía esta consigna:


UNIÓN ES LIBERTAD
Toda persona posee dignidad y derechos inalienables. Es indigno que un ser humano esté en la miseria, muera de hambre o de desnutrición, no tenga acceso a la cultura o sea expotado.

¡No! La miseria no es cristiana.

¡No! El hambre es no es cristiana.

¡No! La explotación del hombre por el hombre no es cristiana,

¡No! Ningún colonialismo, ningún imperialismo, es cristiano.

¡No! Ninguna opresión es cristiana.

Toda criatura de Dios tiene derecho a medios de producción para vivir, a techo para guarecerse y a tierra para trabajar.

No se trata de reducir la propiedad al uso restringido de los bienes. Se trata de que la propiedad cumpla su finalidad social en función del bien común.

De la situación de esclavitud hay que llegar a la libertad.

De la situación de miseria se tiene derecho a lograr una situación de no miseria.

Hay que pasar de la explotación de la persona humana al libre ejercicio de los valores totales del hombre.

Y pasar del conformismo al inconformismo constructivo.

Están de por medio la justcia y la caridad:

La justicia, porque todo hombre tiene derecho a que se le reconozca lo que en justicia le pertenece.

La caridad, porque en ella salvaguarda la dignidad del hombre como persona humana y como hijo de Dios, dentro de un contexto cristiano.

Ambas constituyen los fundamentos del bien común.

Pero ¿qué es el bien común?

La respuesta exige que se parta de este postulado de Juan XXIII: "En toda humana convivencia bien organizada y fecunda hay que colocar como fundamento el pricipio de que todo ser humano es 'persona', es decir, una naturaleza dotada de inteligencia y voluntad libres y que, por tanto, de esa misma naturaleza directamente nacen al mismo tiempo derechos y deberes que al ser universales, son también absolutamente inalienables".

El mismo Juan el Bueno, define el bien común en la Mater et Magistra así: "Es el conjunto de condiciones sociales que permiten y favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de su persona".

Entre otros elementos que exige el bien común, cabe enumerar los siguientes:


Tomado de "Ética Social", Bogotá, 1964.

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Más reciente revisión: Marzo 17, 2002.