La Arcadia perdida.
Ernesto Cardenal.


En las oscuras selvas del Paraguay
calle en ángulo recto
rectilíneas como las de Chicago.
El agua de fuentes esculpidas.
De las plazas partiendo avenidas pavimentadas.
Juventud risueña bajo las arcadas.
-Calzadas con arcadas, galerías, ornadas de esculturas.
Arcadas de columnas de piedra rosada, cinceladas.
Iglesias: abajo piedra,
la parte superior maderas preciosas,
ornamentadas fachadas.
y las fuentes cantando bajo los árboles.
Bella piedra de Tocura. maderas de adentro del Brasil.
Colegios, bibliotecas, en áreas verdes. Entre naranjales.
una Escuela Nacional de Música.
En las afueras canales, lagos artificiales.
Los barcos amarrados a la orilla del río.

En las oscuras selvas del Paraguay.
Por esas avenidas iban y venían los indios con poncho y boina.
Niños de doce años tocaban con el arpa melodías de Bolonia.
Máquinas hidráulicas extraían el agua de los ríos.
Cada reducción con inmensas huertas. Y los jardines
de los Padres donde se experimentaban las aclimataciones.
Fabricaban perfumes de jazmines, rosas, naranjas.
las huertas tenían naranjas, limones, higos.
Y avenidas de naranjos.
Se sembraba en otoño,
la cosecha era en primavera.
Exportaban vino a Buenos Aires.
El tabaco del Paraguay apreciado como el de La Habana.
La República Guaraní.
Una democracia económica.
Sin la explotación del hombre por el hombre.
No existía la pena de muerte.
Un régimen de dulzura y de paz.
Tuvieron que tener ejército pero no para conquistar.
Cada reducción un cuerpo de caballería y uno de infantería.
Más de un siglo sin que osaran atacarlos.
Además de lanza y flecha: espada y fusil.

Los caballeros eran mosqueteros.
Tenían fundición de cañones
y fábricas de fusiles. El metal importado.
Fundición de cañones y de instrumentos de labranza.
Fabricaban pólvora y todas las municiones.
Tenían paradas en ciertas fiestas y grandes torneos navales.
las maderas más preciosas eran para la construcción de casas,
para muebles, herramientas, instrumentos musicales
y para las esculturas.
Las plantaciones se perdían de vista hasta el horizonte.
Trabajaban con cantos.
(No como trabajaban con llantos en el resto del continente.)
Las telas eran decoradas con flores
y más que las necesarias para vestir a todos.
Los paños como los de Flandes.
Talleres de pintores y talleres de escultores. Talleres
de relojeros, carpinteros, tejedores, fundidores.
Otros haciendo rosarios y cirios.
Zapateros, torneros, torneleros...
Ceramistas aplicados al meticuloso diseño.
Otros a la elaboración de cartas geográficas.
Los relojes que hacían eran como los de Baviera.

Clarinetes como los de Alemania.
Un reloj en que salían los doce Apóstoles con las doce campanadas.
Imprimían un boletín meteorológico que era consultado en el Perú.
Imprimieron libros en alemán.
El único estado industrial en América
En media selva.
Tocaban órganos, arpas, clarinetes,
guitarras, flautas, contrabajos,
violoncelos, violones, violines,
trompetas, tambores, laúdes.
(..."los más difíciles motetes de Bolonia")
De las primeras ediciones de la selva
no se conserva ejemplar alguno.
Los artículos obtenidos sin dinero.
ninguna especie de moneda.
oro y plata era para altares.
los ornamentos de oro 2 onzas por persona.
El precio correspondía al valor real, esto es
al trabajo empleado en su producción
y nadie recibía la plusvalía.
El comercio prohibido (Comercio privado).
No había intermediarios ni parásitos.

Toda la producción orientada
a la satisfacción de las necesidades de todos.
Todo lucro prohibido.
Los bienes, comunes.
El Padre Sepp escribe:
"Jamás vi un lindero, una cerca."
Instrumentos de labranza, semillas, los daba la comunidad.
Nunca hubo pleito de límites entre las personas
y es que no había demarcación de límites.
Más animado, más alegre y mejor ejecutado, el trabajo común
que el trabajo privado.
No pagaban alquileres de sus casas.
Todos los medios de transporte gratis.
Una distribución equitativa de los productos.
Y por lo tanto ningún mendigo.
Una abundancia igual de lo necesario.
6 horas la jornada de trabajo.
Las mujeres en costurería, jardinería, lavandería.
Los niños cuidaban los cultivos cazando loras.
O en grupos a los bosques buscar miel, hierbas medicinales.
no había división entre la escuela y la vida.
La agricultura obligatoria para todos.

Todos iban a recoger las cosechas.
Con alegría, las cosechas de todos.
Y al fin de la cosecha una gran fiesta.
Viejos, enfermos, huérfanos, viudas
mantenidos por la comunidad.
Todos trabajaban sin salario. Trabajaban
y recibían todo lo necesario.
En cada reducción una farmacia, junto al hospital,
con las medicinas gratis.
Atendidos según sus necesidades, no según su trabajo.
El trabajo no era una mercadería.
El tiempo libre, las tardes,
para la pintura, la escultura, la música.
O remaban en el río Paraná.
O paseaban por las riberas del río Uruguay.
(Leían balo los árboles.)
Después el toque del ángelus...
¡A salvo de los encomenderos!
"Un pueblo corral" se les llamó.
Los guaraníes también inventaron el futbol.
Los grabados eran como los de Italia y Francia.
Encajes como los de Brujas.

"Cuantos oficios y maestros pueden hallarse
en una ciudad grande de Europa."
Aquí fue el asiento de la primera imprenta del Río de la Plata.
Han quedado ciertos libros, con grabados arrancados,
tal vez ahora en Europa en colecciones privadas los grabados
con grabados europeos
(pues no firmaban los indios).
Se escribió y publicó aquí mismo
Instrucción práctica para pasar santamente la vida.
Una utopía en la selva.
no tenían dinero,
y no habría inflación me supongo.
Ni tampoco recesión.
Ni desempleo.
Limitada la libertad económica.
El concepto de reducir la pobreza y la riqueza
era el de Platón y el de Perón.
"Las ovejas y carneros se venderán a cuatro reales.."
"El lienzo de cordoncillo se pagará a ocho reales vara,
si fuera teñido se añadirá medio real más por a tintura..."
Para que no vendieran su producción por cuentas de vidrio
las lindas cuentas de vidrio.

El cultivo de yerba mate era la principal fuente de divisas.
las mercancías se cambiaban por mercancías.
Una arroba de tabaco valía dos arrobas de mate.
un buey valía tres arrobas de algodón.
Una arroba de algodón valía una arroba de mate.
De acuerdo con el dicho de los antiguos:
"Todo lo venden los dioses por trabajo."
La planificación económica era sobre todo para el autoabastecimiento.
Una economía dirigida.
También: una espiritualidad económica.
Sin abundancia de lo superfluo.
Los jóvenes se casaban por amor y no por interés.
Ningún ocioso
ninguno con exceso de trabajo.
("mío y tuyo son palabras desconocidas")
Igualdad en todo. La más absoluta.
Sí, la República guaraní:
El único estado del mundo que no tenía clases sociales.
"Ni señores ni esclavos."
El alimento abundante, igual para todos.
El vestido el mismo para todos.
La blusa de los hombres
"como las antiguas capuchas sacerdotales" (era el poncho).

La autoridad del gobierno generada en la voluntad popular
por lo que ponían en tela de juicio
el derecho divino de la Corona española.
Parece que se inspiraron en la Utopía de Tomás Moro
pero también en la Civitas Solis de Campanella
y en el modelo del Estado Ideal de Platón
y en la New Atlantis de Bacon
y tal vez en la Arcadia de Sidney y
en la sociedad incaica.
También fue como decir
una Asistencia Técnica a los Pueblos Subdesarrollados.
Están los restos de una prensa en el museo de Buenos Aires,
hecha de maderas de la selva, hiero fundido allí,
y la platina fue de piedra.
trabajando todos para cada uno
y cada uno para todos.
Sin comprar ni vender, teniendo lo que se necesita.
(Alimentación, vivienda, vestido, educación, servicios de salud.)
Aplicado el principio de Platón:
"La felicidad por la justicia."
Después de las primeras Vísperas los niños danzaban en la plaza.

¿El que haya acuerdo ente todos es falta de libertad?
El gobernador Bucarelli
quiso libertarlos del sistema totalitario.
"¡Ah Señor Gobernador!
con semblantes bañados en lágrimas te decimos:
no es nuestro gusto vivir como los españoles,
que viven cada uno para sí
sin ayudarse ni favorecerse unos a otros.
Estos pueblos se perderían para ti y para el Rey y para Dios".
Bucarelli los hizo libres a la fuerza.
Los tipos de estaño
diseñados y fundidos por los indios
para imprimir con grabados
De la diferencia entre lo temporal y lo eterno

después fueron usados para remendar platos de estaño.
Después los campesinos sin ganado.
Las oficinas desiertas.
Desiertos los talleres.
Los guaraníes dispersados por el monte.
Llegaron los blancos. El lucro.
Las iglesias y colegios desmoronándose.
Y los guaraníes trabajando para los colonos: jornaleros.

No volvieron a vivir en casas
sino en chozas en el monte.
Los colonos poniendo cercos.
Fue abolida la propiedad común.
Pero aun en el siglo XIX
guaraníes seguían siendo comunistas a escondidas.
Ya antes de los jesuítas habían tenido la selva en común
(todo lo que vuela en el aire
lo que nada e el agua
lo que crece libre en los bosques
lo habían tenido todo en común).
Y comunismo volverán a tenerlo los guaraníes.
Volverá a tenerlo el Paraguay.
De pronto el explorador tropieza
con pedazos de argamasa casi color tierra
desparramados en la tierra
donde comienza el bosque.
Quién pensaría que estos suaves retoños y flores
fueron los causantes de estas ruinas.
Donde se oían risas y los cantos
selva densa, impenetrable.

Naranjales en la selva
creciendo enormemente como los árboles de la selva.
Un capitel caído.
Las intrincadas hojas de piedra entre las hojas de helecho.
Muros en la selva
cubiertos de plantas
como parte de la selva.
Estatuas sin cabeza entre las flores silvestres.
Una gran plaza, los cuatro lados bordeados de selva.
Allí fue una biblioteca, donde canta aquel tucán.
Aquí relampagueó el oro donde no ves sino oscura verdura
(frisos y molduras doradas
y entre el oro y el oro las pinturas).
Culebras en los retablos
no labradas sino reales
enroscadas en las columnas barrocas.
Entre lo barroco y el barro.
Ranas cantan en el coro.
lagartijas de color verde y oro corren
en el órgano de cedro labrado de voces sonoras.
En San Ignacio en vez de campanas
la torre sólo tiene un ramaje verde.
Columnas dóricas y cortinas bajo la vegetación subtropical.

Piñas doradas y cornisas con racimos de oro y azul
entre enredaderas verdaderas.
Ángeles, guirnaldas y conchados
revueltos con raíces y troncos retorcidos.
Santos de bulto y figuras de media talla
ocultos por los tallos.
Virtudes morales y teologales, entre tigres y jaguares.
Bóvedas, confundidas con las bóvedas de la selva.
Techumbre de madera entreverada indiferenciada del resto del bosque.
En el día, silencio taciturno.
En lo oscuro
las seis notas lúgubres del urutau.
Y
aquí, en estos lugares, ahora mismo
un niño tupí-guaraní
es vendido por 80 guaraníes (75 ctvs. de dólar).
Los descendientes de los que vivieron antes en la Utopía de Moro
ahora son pordioseros ante los buses en Puerto Stroessner.

"Los ovnis de oro"
Ernesto Cardenal
Siglo XXI Editores, 1988 pp177-189
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Más reciente revisión: Marzo 27, 2002.