Los tlamantines
Ernesto Cardenal.


Ellos eran los sabios, los tlamatinimes
(tlamatine: "el que sabe algo")
los de la tinta negra y roja [los códices]
guardianes de la sabiduría trasmitida.
Espejos.
Hacen sabios los rostros
(esto es: dar a los hombres una fisonomía definida)
Alumbran las cosas como una tea.
Los que conocen lo que está sobre nosotros
y la región de los muertos...
Una luz en anáhuac [el mundo].
Y enseñaron a "querer humanamente".
Los que ponen un espejo delante de los rostros.

Uno de los cuatro Ministerios en Texcoco:
el Ministerio de Cultura y de Ciencias.
Que fomentaba la cultura en el reino
y organizaba los concursos literarios. Y en los cuicacalli ("casas del canto") los poetas enseñaban la poesía y la música. Las casas de las preciosas pinturas. Flautas de Dios: Los usaba como flautas hablando dentro de ellos. El Espejo que Hace Aparecer las Cosas. Y no especularon sobre cuestiones estéticas. Los que están mirando [leyendo] los jeroglíficos del cielo y cuentan lo que leen... Hojeando el libro de los sueños y el libro de los años. A ellos toca hablar de los dioses. Los libros de los tlamatinimes: libros que irradian. Pinturas de floridos colores en papel de maguey o corteza de amate o cuero de venado. Interpretan las pinturas, las cantan. Hacen hablar a los códices. Poetas como papagayos floridos haciendo hablar a los códices. En la casa de las pinturas...
Las bibliotecas de códices iluminados.
Con la sustancia del sufrimiento, con
su corazón, pintaron esos libros.
Fueron un espejo para el pueblo.
El pueblo náhuatl vio su rostro.
Y reflejando también a Dios en el espejo de la poesía y pintura.

El artista era llamado yoltéotl ("corazón con Dios").
(Con Dios que en su corazón los hacia "diosear" las cosas.)
Trasmitida de padres a hijos
la enseñanza de los antiguos tlamatinimes
lo que al irse nos dejaron los viejos
los de cabello blanco, los de cara arrugada
"Nada hay verdadero"
(no vinieron a ser soberbios, a ser voraces)
A media noche suspirando
por el invisible e impalpable.
De noche se regocija con los que le llaman
el que está en todas partes y es invisible e impalpable.
-Invisible e impalpable, mi corazón te ansía"

Pero los que sobrevivieron fue para acerrear agua, traer leña.
Están en el mercado de la Merced con chiles y chiltomas.
"Por medio del intérprete respondemos:
Dijisteis que no conocemos al Señor del cerca y del junto,
nueva palabra es ésta
porque nuestros progenitores no solían hablar así.
Era doctrina de nuestros mayores que de allí viene el maíz.
Todo está siempre verde
allá, donde de algún modo se existe
nunca hay hambre allí
no hay enfermedad
no hay pobreza.
Lo sabemos desde hace muchísimo tiempo:
fue allá en Tula
fue allá en Teotihuacan"

Y un pueblo misterioso llamado los Toltecas
toltecas quiere decir artistas.
"Grandes artistas, grandes sabios, astrónomos, artesanos,
muy virtuosos, buenos cantores, poetas, muy devotos."

Todas sus obras eran buenas, todas rectas.
Pintores, escultores, ceramistas, tejedores,
los expertos en trabajar las piedras verdes.
"Esos toltecas eran verdaderamente sabios
sabían conversar con su corazón."
Tocaban el tambor, las sonajas
llena de cantos su memoria.

El gran artista saca de su corazón
obra con deleite y con calma
"obra como un tolteca".


El mal artista obra al azar,
se burla de la gente, opaca las cosas,
es un ladrón.
No muestra el rostro de las cosas.
Mata los colores, pinta cosas en vano.
Tlamatinimes gobernaron ese pueblo.
Fundaron las ciudades con la poesía y la musica.
(Tolteca después fue sinónimo de artista)
"de allá vengo yo, de Tula"

La ciudad de donde proceden los tlamatinimes.
Pero el cambio de Quetzalcóatl por Huitzilopochtli.
Un pueblo fascista
dominando en el altiplano.
Tlacaélel quemando los códices de turquesas y esmeraldas
para que la historia comenzara con él
Los tlamatinimes, opositores al régimen azteca.
"Odiada sería Huexotzinco
si estuviera rodeada de ‘cactus’"
(de cactus de flechas)
Huexotzinco la ciudad del címbalo y la concha de tortuga
donde los poetas tocan la flauta y cantan.
Odiada sería Huexotzinco.
Sus flechas son las pinturas.
Nezahualcóyotl se opuso a la doctrina oficial.
Hizo la pirámide altísima, contra la de Huitzilopochtli
arriba ninguna estatua, el dios no conocido ni visto.
El círculo militar imperialista
fomentando la guerra y los sacrificios humanos.
El otro sacrificio de cantos para el Dador de la Vida.
Nezahualcóyotl de Texcoco,
Techuatzin de Huexotzinco
Ayocuan de Tecamachalco.
"Tú Nezahualcóyotl, y tú Moteuzomatzin, gocen
gocen y den placer al Dador de la Vida"
Búsqueda del simbolismo oculto de las cosas.
¡Alejados de dardos y escudos:
(Eso es dar placer al Dador de la Vida)
Reactualizar el mensaje del gran sacerdote Quetzalcóatl.
La doctrina
de un dios único al que sólo se podía llegar con la poesía
los símbolos, el arte.
Contra flores de escudo:
Flor.Canto.

Quetzalcóatl se fue y se esperaba que volviera.
Una visión del universo.
Sin embargo los manuscritos se quemaron.
"Sólo tristes flores, tristes cantos
quedan aquí en México Tlatelolco"
Quisiera ir por Tlaxcala, Tlanepantla, buscando tlamatinimes,
toltecas.
"Hemos visto bien dolor que arde
aquí en México Tlatelolco"
Llora mi corazón por Tenochtitlan.
Olvidado el dulce culto de Quetzalcóatl
-nada exige sino serpicntes
sino mariposas.
"Dolor ardiente se extiende en Tlatelolco"
En la Plaza de las Tres Culturas salpicaduras de sesos.
Los presidentes han dejado en herencia una red de agujeros.
" precio del joven, del sacerdote,
del niño y de la doncella"

¿Está todavía en Texcoco junto al lago
el Ministerio de Cultura y de Ciencias?
Estamos en la 5a. edad,
que se originó en Teotihuacan. La cuarta
fue la del maíz.
El maíz descubierto por Quetzalcóatl.
En el Museo Nacional está el nopal
con las tunas (corazones humanos)
y sobre él el águila del Sol.
Es el emblema de Teotihuacan.
Unión de tierra y cielo, divinizaciórt de lo humano
la doctrina de Quetzalcóatl
serpiente con plumas - tierra y cielo.

Tenochtitlan está, aun sin adobes.
Aun convertida en una red de agujeros.
Permanece en la visión de sus poetas, tlamatinimes.
Y estamos todavía en la 5a. edad
la de Teotihuacan.
"Los ovnis de oro"
Ernesto Cardenal
Siglo XXI Editores, 1988 pp177-189
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Más reciente revisión: Abril 6, 2002.