La Historia deberá tomar en cuenta a los pueblos de América.
Ernesto Che Guevara.


Primera de dos intervenciones en la novena sesión de la Asamblea General de la ONU.
Diciembre 11 de 1964

Señor presidente, señores delegados, la delegación de Cuba en esta Asamblea tiene el gusto en primer lugar, de saludar el ingreso de tres nuevas naciones en el conjunto de aquellas que discuten los problemas del mundo. Saludamos pues, en las personas de sus Presidentes y Primeros Ministros, a los pueblos de Zambia, de Malawi y de Malta y hacemos votos para que estos países entren a formar parte desde el primer momento del grupo de naciones no alineadas que luchan contra el imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo.

Hacemos llegar nuestra alegría también al Presidente de esta Asamblea, cuya investidura a tan alta encomienda tiene un significado singular, ya que ella es el reflejo de esta nueva fase histórica de extraordinarios triunfos para los pueblos de África, hasta ayer sujetos al sistema colonial del imperialismo y que hoy, en su inmensa mayoría, en el ejercicio legítimo de su libre determinación, se han constituido en estados soberanos. Ha sonado la última hora del colonialismo y millones de habitantes de África, Asia y América Latina se levantan para conquistar una nueva vida e imponen su insuprimible derecho a la autodeterminación y al desarrollo independiente de sus naciones. Le deseamos, señor Presidente, la mejor de las suertes en las tareas que le han sido asignadas por los países miembros.

Cuba viene a exponer su posición sobre los puntos más importantes de controversia y lo hará con pleno sentido de la responsabilidad que exige el hacer uso de esta tribuna, pero al mismo tiempo respondiendo al deber imprescindible de hablar con total franqueza y claridad.

Expresamos el deseo de ver esta Asamblea fomentar alegremente el trabajo e ir adelante; quisiéramos que las Comisiones iniciasen su trabajo sin desmayar a la primera confrontación. El imperialismo quiere transformar esta reunión en una vana tribuna oratoria, y no quiere que se resuelvan los graves problemas del mundo; debemos impedirlo. Esta Asamblea no deberá ser recordada en el futuro solamente por el número IX que la distingue. Para la consecución de este objetivo están nuestros esfuerzos.

Establecemos que es nuestro derecho y nuestro deber actuar en este modo, dado que nuestro país es uno de los puntos de fricciones constantes, uno de los lugares en los que los principios que sostienen los derechos de los países pequeños a su soberanía son puestos a prueba día con día y minuto a minuto y, al mismo tiempo, es una de las trincheras de la libertad del mundo, una trinchera a pocos pasos del imperialismo norteamericano, y que muestra con su acción, con su ejemplo cotidiano, que los pueblos pueden liberarse y pueden mantenerse libres en las condiciones actuales de la humanidad. Indudablemente existe hoy un campo socialista cada vez más fuerte, provisto de armas de disuasión cada vez más potentes. Pero para sobrevivir son necesarias también otras condiciones: mantener la cohesión interna, tener fe en el mismo destino y poseer una decisión irreductible de luchar hasta la muerte en defensa del país y de la revolución. Para Cuba estas son las condiciones, señores delegados.

Entre todos los problemas que deben ser tratados por esta Asamblea, uno de aquellos que para nosotros ha tenido mayor significado y del cual creemos es necesario decir una definición que no deje duda a ninguno, es aquel de la coexistencia pacífica entre los estados con diversos regímenes económico-sociales. Notables son los pasos avanzados por el mundo en este campo; todavía el imperialismo - sobretodo el norteamericano - tiene el pretexto de hacer creer que la coexistencia pacífica sea de uso exclusivo de las grandes potencias de la Tierra. Nosotros expresamos aquí la misma posición sostenida por nuestro Presidente en El Cairo y que debía ser la base de la Declaración de la Segunda Conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno de los Países No Alineados: aquella de que la coexistencia pacífica no debe ser limitada solamente a los poderosos, si se quiere garantizar la paz del mundo. La coexistencia pacífica debe ser practicada entre todos los estados, independientemente de su importancia, de sus relaciones históricas que le legaban en precedencia y por los problemas entre algunos de ellos en algún momento dado.

Actualmente, el tipo de coexistencia pacífica al cual aspiramos no es respetado en un gran número de casos. El reino de Camboya, simplemente por mantener una posición neutral y no querer plegarse a las pretensiones del imperialismo norteamericano, ha sido sujeto de cualquier tipo de ataques y brutales lanzamientos desde las bases que los yanquis tienen en Vietnam del Sur. El Laos, país dividido, ha sido también objeto de agresiones imperialistas de cualquier tipo; su pueblo, masacrado desde el cielo; los acuerdos firmados en Ginebra, violados, y una parte del territorio en constante peligro de ser atacado impunemente por las fuerzas imperialistas. La República Democrática de Vietnam, que conoce todas estas historias de agresión como pocos pueblos sobre la Tierra, ha visto todavía violadas sus fronteras, ha visto como los aviones de bombardeo y caza enemigos disparaban contra sus instalaciones, como las naves de guerra norteamericanas, violando sus aguas territoriales, atacaban sus puertos. En este momento, sobre la República Democrática de Vietnam pesa la amenaza de que los guerreros norteamericanos extiendan abiertamente sobre su territorio y sobre su pueblo la guerra que por muchos años están llevando a cabo contra el pueblo de Vietnam del Sur. La Unión Soviética y la República Popular China han amonestado seriamente a los Estados Unidos. Nos hallamos de frente a una situación en la cual está en peligro la paz del mundo; no sólo, la vida de millones de seres humanos de toda esta zona de Asia constantemente amenazada, ya que depende de los caprichos del invasor norteamericano.

La coexistencia pacífica, además, ha sido puesta a dura prueba también en Chipre, a continuación de las presiones del gobierno turco y de la OTAN, que han obligado al pueblo y al gobierno chipriotas a una heroica y enérgica defensa de sus soberanía.

En todos los países, el imperialismo busca imponer su versión de la coexistencia pacífica: son los pueblos oprimidos, en alianza con el campo socialista, los que deben decir cómo sea la verdadera coexistencia, y es obligación de las Naciones Unidas apoyarlos.

Es necesario también aclarar que el concepto de coexistencia pacífica debe ser bien definido, no solamente por cuanto tiene que ver con los reportes entre estados soberanos. Como marxistas, hemos sostenido siempre que la coexistencia pacífica entre las naciones no implica la existencia de opresores y oprimidos. El derecho a la independencia plena, contra cualquier forma de opresión colonial, es, además un principio proclamado en el seno de esta Organización. Por esto expresamos nuestra solidaridad a los pueblos de Angola y de Mozambique, masacrados por el delito de pedir su propia libertad, y estamos dispuestos a ayudarlos en la medida de nuestras fuerzas, coherentemente con la Declaración del Cairo.

Expresamos nuestra solidaridad al pueblo de Puerto Rico y a su líder, Pedro Albizu Campos que, con un enésimo acto de hipocresía, ha sido dejado en libertad a la edad de 72 años, privado casi de la palabra, paralítico, después de haber pasado en la cárcel toda la vida. Albizu Campos es el símbolo de la América aún rebelde e indomable. Años y años en prisión, presiones casi insoportables en la cárcel, torturas mentales, la soledad, el total aislamiento de su pueblo y de su familia, la insolencia del conquistador y de sus lacras en la tierra que lo vieron nacer: nada logra vencer su voluntad. La Delegación de Cuba, a nombre de su pueblo, rinde un homenaje de admiración y gratitud a un patriota que da lustre y dignidad a nuestra América.

Los norteamericanos se han obstinado por años volver a transformar a Puerto Rico en una vitrina de cultura híbrida; lengua española con inflexiones inglesas, lengua española con cerniera sobre la espalda para inclinarla ante el soldado yanqui. Soldados puertorriqueños han sido usados como carne de cañón en las guerras del imperio, como en Corea, y además para disparar contra sus propios hermanos, como en la masacre perpetrada por el ejército norteamericano hace algunos meses, contra el pueblo inerme de Panamá, uno de los más recientes crímenes del imperialismo yanqui.

No obstante, estas tremendas violaciones de su voluntad y de su destino histórico el pueblo de Puerto Rico ha conservado su cultura, su carácter latino, sus sentimientos nacionales, que por sí mismos demuestran la indomable vocación a la independencia existente en las masas de la isla latinoamericana.

Debemos también advertir que el principio de la coexistencia pacífica no es compatible con el derecho de engañar la voluntad del pueblo, como sucede en el caso de la Guyana Británica, donde el gobierno del Primer Ministro Cheddy Jagan ha sido víctima de toda una serie de presiones y de maniobras y donde ha sido replanteado el momento de conceder la independencia, para poder encontrar el sistema de eludir las aspiraciones populares y asegurarse la docilidad de un gobierno diverso al actual, fruto de la intriga, al cual conceder una libertad castrada a este pedazo de tierra americana. Sean las que sean las vías que Guayana quiera seguir para obtener la libertad, Cuba expresa a su pueblo su apoyo moral y militante.

Che en Naciones Unidas Debemos añadir, además, que las islas de Guadalupe y de Martinica están en lucha por la propia autonomía de tiempo, sin suceso, y este estado de cosas no debe continuar.

Otra vez, levantamos nuestra voz para denunciar al mundo lo que está sucediendo en Sudáfrica; la brutal política del apartheid es aplicada bajo los ojos de las naciones del mundo. Los pueblos del África están obligados a soportar que en aquel continente sea todavía reconocida oficialmente la superioridad de una raza sobre otra, que se cometan impunemente asesinos en nombre de la superioridad racial. ¿Las Naciones Unidas no harán nada para impedirlo?

Quisiera referirme específicamente al doloroso caso del Congo, único en la historia del mundo moderno, que indica como se puede ofender con la más absoluta impunidad, con el cinismo más insolente, el derecho de los pueblos. Como inicio de todo se ven las inmensas riquezas del Congo, que las potencias imperialistas quieren mantener bajo su control. En la intervención que llevó a cabo en ocasión de su primera visita a las Naciones Unidas, el compañero Fidel Castro dijo que todo el problema de la coexistencia entre las naciones se reducía al problema de la apropiación indebida de las riquezas de otros, e hizo la siguiente afirmación: "Que termine la filosofía de la rapiña y terminará la filosofía de la guerra". Pero la filosofía de la depredación no sólo no ha terminado, sino que continúa más fuerte que nunca, y por esto, las mismas fuerzas que sirvieron a nombre de Naciones Unidas para cometer el asesinato de Lumumba, asesinan hoy miles de congoleños en nombre de la defensa de la raza blanca.

¿Cómo es posible olvidar el modo en que fue traicionada la esperanza de Patrice Lumumba puesta en las Naciones Unidas? ¿Cómo podremos olvidar las intrigas y maniobras que siguieron a la ocupación de aquel país por parte de las tropas de Naciones Unidas, bajo cuyos auspicios realizaron impunemente los asesinatos del gran patriota africano? ¿Cómo podremos olvidar, señores delegados, que quien se somete a la autoridad de las Naciones Unidas en el Congo, y no propiamente por razones patrióticas sino en virtud de la lucha entre imperialistas, fue Moisés Ciombe, que dio inicio a la secesión del Katanga con el apoyo belga?

Y ¿cómo justificar, como explicar que, al final de toda acción de Naciones Unidas, Ciombe, cazado por el Katanga, regresa patrón y señor de Congo? ¿Quién podría negar el triste papel que los imperialistas hicieron desempeñar a la Organización de Naciones Unidas? Resumiendo: ha sido puesto en acción todo un aparato vistoso para evitar la secesión del Katanga y hoy, el Katanga en el poder, las riquezas del Congo en mano de los imperialistas... y los gastos deben ser pagadas por dignas naciones. Un buen negocio para los mercaderes de la guerra! Por ello el Gobierno de Cuba apoya la justa posición de la Unión Soviética, que rechaza pagar los gastos de este crimen.

Para colmo de burla, nos echan en cara ahora estas últimas acciones que han llenado de indignación al mundo entero.

¿Quiénes son los autores? Paracaidistas belgas, transportados por aviones norteamericanos desde bases inglesas. Nos viene a la mente que hace pocos años, prácticamente ayer, un pequeño país de Europa, trabajador y civilizado, el reino de Bélgica, era invadido por las hordas hitlerianas; nuestra conciencia estaba amargada al saber que este pueblo era masacrado por el imperialismo alemán y lo veíamos con afecto. Pero esta otra cara de la medalla imperialista era desconocida para muchos. Tal vez son hijos de patriotas belgas, muertos en la defensa de la libertad de su propio país, aquellos que asesinan fríamente a miles de congoleños a nombre de la raza blanca así como ellos fueron sujetos al talón alemán porque su porcentaje de raza aria no era lo suficientemente alto.

Nuestros ojos libres se abren sobre horizontes nuevos y son capaces de ver lo que ayer nuestra condición de esclavos coloniales nos impedía observar: aquello que la "civilización occidental" esconde bajo la su vistosa mascarada es una realidad de hienas y chacales. Porque no podemos llamar de otro modo a aquellos que son llevados a cumplir con acciones tan "humanitarias" en el Congo. Animal carnívoro que se nutre de pueblos inermes; esto es a lo que reduce el imperialismo al hombre, esto es lo que distingue al "blanco" imperial.

Todos los hombres libres del mundo deben prepararse para vengar el crimen del Congo.

Tal vez muchos de aquellos soldados, transformados en subhumanos de la máquina imperialista, piensan de buena fe en defender los derechos de una raza superior; pero en esta Asamblea la mayoría está constituida por pueblos que tienen la piel bronceada por diversos soles, coloreada por diversos pigmentos, y que han comprendido perfectamente que las diferencias entre los seres humanos no se dan por el color de la piel, sino por el tipo de propiedad de los medios de producción.

La Delegación Cubana envía su saludo a los pueblos de Rhodesia del Sur y del África Suroccidental, oprimidos por minorías de colonos blancos. En Basutoland, en Beciuania y en Swaziland, en la Somalia francesa, en el pueblo árabe de Palestina, en Aden y en los protectorados, en Omán y en todos los pueblos en conflicto con el imperialismo o el colonialismo, y los apoya. Se desea además lograr una justa solución al conflicto entre la hermana república de Indonesia y Malasia.

Señor Presidente, uno de los temas fundamentales de esta Asamblea es el desarme general y completo. Expresamos nuestro acuerdo por cuanto se refiere al desarme general y completo; propugnamos, además, la destrucción total de las bombas termonucleares y apoyamos la propuesta a la convocatoria de una conferencia de todos los países del mundo que realicen estas aspiraciones de los pueblos. Nuestro Primer Ministro ha amonestado, en su intervención ante esta Asamblea, que la carrera armamentista ha siempre conducido a la guerra. Hay nuevas potencias atómicas y las posibilidades de un encuentro aumentan.

Nosotros sostenemos que esta conferencia es necesaria para llegar a la destrucción total de los experimentos. Al mismo tiempo, hace falta establecer claramente la obligación para todos los países de respetar las actuales fronteras de los diversos estados; de no ejercitar alguna acción agresiva, ni siquiera con las armas convencionales.

Al unirnos a las voces de todos los países del mundo que nos piden el desarme general y completo, la destrucción de todo el arsenal atómico, el cese absoluto de la fabricación de nuevas bombas termonucleares y de los experimentos atómicos de cualquier tipo, sostenemos necesario subrayar que debe ser respetada también la integridad territorial de las naciones y debe ser detenido el brazo armado del imperialismo que no es menos peligroso por el hecho de empuñar armas convencionales. Aquellos que han asesinado a millares de ciudadanos congoleños inermes, impugnados por el imperialismo, que han provocado tantas muertes.

Aún si la realización de las medidas aquí auspiciadas sería inútil decirlo, es bueno precisar que nosotros no nos podremos adherir a ningún pacto regional de desnuclearización hasta que los Estados Unidos mantengan bases agresivas en nuestro territorio, en Puerto Rico, en Panamá y en otros estados americanos, en los cuales ellos sostienen su derecho a instalar, sin restricción alguna, sean armas convencionales o nucleares. Sin contar con la última resolución de la OEA contra nuestro país, que podría ser agredido invocando el tratado de Río, hace necesaria la posesión de todos los medios defensivos a nuestra disposición.

Creemos que si la Conferencia de la que hemos hablado lograse estos objetivos, cosa difícil, desgraciadamente, sería la más importante en la historia de la humanidad. Para asegurar el suceso sería indispensable la pretensión de la República Popular China que haría obligatorio la realización de un hecho de este tipo. Pero sería mucho más simple para los pueblos del mundo reconocer la innegable verdad que existe la República Popular China, cuyos gobernantes son los únicos representantes de su pueblo, y atribuirle el sello que le espera, actualmente usurpado por el grupo que tiene su poder con el apoyo norteamericano, la provincia de Taiwan.

El problema de la representación china en las Naciones Unidas no puede ser considerado en modo alguno como si se tratara de un nuevo ingreso en la Organización; se trata en vez de restaurar en sus legítimos derechos a la República Popular China. Debemos refutar enérgicamente el complot de las "dos Chinas". El grupo de Ciang Kai-shek no puede continuar siendo representado en las Naciones Unidas. Se trata, repetimos, de expulsar al usurpador y de activar al legítimo representante del pueblo chino. Ponemos en guardia, además, contra la insistencia del gobierno de Estados Unidos en presentar el problema de la legítima representación de China en Naciones Unidas como una "cuestión importante", con el objetivo de imponer el quórum extraordinario consistente en los dos tercios miembros presentes y con derecho a voto.

El ingreso de la República Popular China a las Naciones Unidas es verdaderamente un asunto importante para el mundo entero; pero no para el mecanismo interno de Naciones Unidas, para el cual debe representar una simple cuestión de procedimiento. En este modo se haría justicia; pero sería aún más importante que hacer justicia el demostrar por una vez que esta augusta Asamblea tiene ojos para ver, oído para escuchar, una lengua propia para hablar, un criterio preciso para tomar ciertas decisiones.

La difusión de las armas atómicas entre los países de la OTAN y, en particular, la posesión de estos instrumentos de destrucción masivos por parte de la República Federal Alemana, alejarían aún más la posibilidad de un acuerdo sobre desarme, el cual está estrechamente ligado al de la reunificación pacífica de Alemania. Hasta que no se logre un compromiso claro, se deberá reconocer la existencia de dos Alemanias, la República Democrática y la República Federal Alemana. El problema alemán no puede ser resuelto si no es con la participación directa a las negociaciones de la República Democrática Alemana, con plenos derechos.

Haremos solamente una referencia al tema del desarrollo económico y del comercio internacional, al cual el orden del día reserva un amplio espacio. Precisamente este año se llevó a cabo la Conferencia de Ginebra, en la cual fueron afrontados diversos problemas relacionados a aquellos aspectos de las relaciones internacionales. Las advertencias y las previsiones de nuestra delegación han sido confirmados plenamente, por desgracia para los países económicamente dependientes.

Queremos simplemente recordar que, por cuanto reguarda a Cuba, los Estados Unidos no han cumplido las recomendaciones explícitas formuladas por aquella Conferencia y, recientemente, el gobierno norteamericano ha llegado a vetar los envíos de medicinas a Cuba, cortando definitivamente la máscara de humanitarismo con la que había tratado de esconder el agresivo carácter del bloqueo contra el pueblo de Cuba. Por otra parte, queremos repetir otra vez que las trabas coloniales que impiden el desarrollo de los pueblos no se expresan solamente a través de relaciones de tipo político. El llamado deterioro de la razón de intercambio no es otra cosa que el resultado del intercambio desigual entre países desiguales de materias primas y países industriales que dominan los mercados e imponen la ilusoria justicia del intercambio de valores. Hasta que los pueblos económicamente dependientes no se liberen de los mercados capitalistas y, constituyendo un sólido bloque con los países socialistas, no habrán impuesto nuevas relaciones entre explotadores y explotados, no habrá desarrollo económico sólido, y en algunas situaciones habrá retroceso, y los países débiles volverán a caer bajo el dominio político por los imperialistas y los colonialistas.

En fin, señores delegados, es necesario que se sepa claramente que en la zona del Caribe están en curso maniobras y preparativos de agresión en contra de Cuba. Sobre las costas de Nicaragua, sobretodo, pero también en Costa Rica, en la zona del Canal de Panamá, en las Islas Vieques de Puerto Rico, en Florida, con toda probabilidad en otros puntos del territorio de Estados Unidos y también quizá en Honduras, se están adiestrando mercenarios cubanos y de otras nacionalidades y no con metas pacíficas.

Tras un clamoroso escándalo, el gobierno de Costa Rica, se dice, ha ordenado el desmantelamiento de todos los campos de adiestramiento de exiliados cubanos existentes en ese país. Nadie está en grado de decir si por una actitud sincera o por una simple maniobra de disuasión, debida al peligro que los mercenarios que se adiestraban en aquel país centroamericano cometieran algún desaguisado. Esperamos que se tenga una clara conciencia de la existencia real de bases de agresión, como venimos denunciando desde hace tiempo, y se refleja sobre la responsabilidad internacional que tiene el gobierno de un país que autoriza o favorece el adiestramiento de los mercenarios para atacar Cuba.

Es oportuno hacer presente que las noticias sobre el adiestramiento de los mercenarios en diversos puntos del Caribe y la participación a tal iniciativa del gobierno estadounidense, es reportada de modo natural en los diarios americanos. Que nosotros sepamos, nadie en América Latina ha protestado oficialmente por esto. Cosa que nos muestra el cinismo con el que los Estados Unidos manejan a sus siervos. Los agudos ministros de los Exteriores de la OEA, que tuvieron ojos para ver problemas cubanos y encontrar pruebas "irrefutables" sobre las armas yanquis presentadas por Venezuela, no ven los preparativos de agresión que son tan videntes en Estados Unidos, como no escucharon la voz del presidente Kennedy que se declaraba explícitamente agresor de Cuba en Playa Girón. En algunos casos se trata de una ceguera provocada por el odio de las clases dominantes de los países latinoamericanos contra nuestra Revolución; en otros, todavía más triste, está el resultado de los brillantes esplendores de Mammon.

Como todos saben, después de los terribles hechos conocidos como crisis del Caribe, los Estados Unidos suscribieron con la Unión Soviética determinados tratos que culminaron con el retiro de cierto tipo de armas que las continuas agresiones de aquel país - como el ataque de mercenarios de Playa Girón y las amenazas de invasión a nuestra patria - nos habían obligado a instalar en Cuba como un acto de legítima e irrenunciable defensa.

Los norteamericanos querían, además, que Naciones Unidas inspeccionara nuestro territorio, cosa que rechazamos del modo más profundo, dado que Cuba no reconoce el derecho de Estados Unidos, ni de ninguno otro en el mundo, de decidir acerca del tipo de armamento que puede poseer dentro de sus fronteras.

En este sentido podríamos adherirnos solamente a acuerdos multilaterales con iguales obligaciones para todas las partes. Como ha dicho Fidel Castro: "Hasta que exista el concepto de soberanía cual prerrogativa de las naciones y de los pueblos independientes, como derecho de todos los pueblos, no aceptaremos la exclusión de nuestro pueblo por este derecho. Hasta que el mundo entienda estos principios y estos tengan valor universal, porque son universalmente aceptados y consagrados por los pueblos, no aceptaremos ninguno de estos derechos".

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