DÍA DE CÓRDOBA

(discurso)

 

Sr. Director, autoridades, colegas presentes, queridos alumnos:

 

La celebración en las fechas patrias es una tradición arraigada en nuestra sociedad.  Pero siempre he pensado que estas ocasiones deben, en el contexto de una Escuela, aprovecharse para hacer una reflexión sobre nuestro devenir, para charlar los maestros y los alumnos, para sacar lecciones del ayer que  nos lancen hacia el mañana pues, ¿Qué otra cosa son los chicos que vienen aquí a formarse y a crecer? – Sin duda ustedes son el mañana...

 

Como ustedes saben, nuestra ciudad fue fundada en 1573 por Don Jerónimo Luis de Cabrera en la región de los indios comechingones, en una zona llamada el Quisquisacate, sobre las márgenes del Suquía. El objetivo era establecer una población en un lugar que sirviera de contacto al centro de entonces, en el  Perú, con la salida atlántica, el Río de la Plata...

 

Córdoba quedó ubicada así en un punto equidistante de los centros hispanos de  aquel momento; en una posición mediterránea, en tierra fértil y con futuro. Éstos y otros muchos factores iban a hacer que creciera vigorosa con el correr del tiempo, con la universidad más prestigiosa, con un nivel de bienestar y desarrollo singular en los últimos siglos: en lo agropecuario, en lo industrial, en lo cultural... Córdoba aportó varios presidentes al país. Córdoba fue el termómetro del espíritu del país... nacieron aquí varios movimientos políticos y sociales de envergadura, de alcance nacional: la Reforma Universitaria, el Cordobazo, por citar sólo dos...

 

Hoy Córdoba vive la crisis que vive el país desde 2001. El frustrado "ingreso al Primer Mundo" le da un color que podríamos llamar "en blanco y negro". Los envases descartables de plástico se están reemplazando por los retornables, de vidrio o cartón. En la calle se observan más autos viejos, reciclados o no. La presencia de la tracción a sangre y de los "cartoneros" forma parte del paisaje cotidiano. La falta de insumos para mantenimiento configura un ominoso desafío para la energía y las comunicaciones... Las verduras todo el año, con el encarecimiento de la importación, desaparecen. Diarios y revistas traen menos páginas, papel de menor calidad y empiezan a perder el color... Las obras sociales y mutuales están en crisis y su prestación es muy limitada, precarizándose la atención de la salud. Las computadoras de la provincia y la municipalidad imprimen en un negro pálido, porque la tinta de color es un lujo.

 

Ante este panorama ¿Qué podemos hacer? – ¿Adoptar una actitud resignada y, con pasividad expectante esperar que la fuerza de los hechos o el azar traigan una mejora a nuestra vida?

 

 

Queridos alumnos, queridos colegas:

 

No creo que ésa sea la actitud más sensata o adecuada. Si algo nos enseñaron los padres de la Patria, esos soñadores de nuestra nacionalidad, es que "la voluntad mueve montañas" y que el ser humano, a diferencia de los animales, no vive de una mera adaptación a su entorno sino que crea y modifica el entorno.

 

Un gran pensador español, alguien que amaba bien a la Argentina, Ortega y Gasset dijo una vez:  “Argentinos: ¡A las cosas!”.

 

“Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo que haces"? Es una invitación a asumir nuestras propias responsabilidades. Es una llamada a hacer del mejor modo posible lo que tenemos entre manos. No importa que nuestras tareas sean aparentemente pequeñas: son las que nos tocan, las que nos corresponden, y a través de ellas nos preparamos mejor para las más grandes que puedan sobrevenirnos.

 

Esta frase se refiere a esforzarse por terminar las tareas hasta los últimos detalles, a ser constantes y tenaces, no contentándonos con los resultados del corto plazo ni con los beneficios exclusivamente personales. Y al trabajo en equipo, instaurando una auténtica cultura del esfuerzo, de la cooperación de unos con otros. Todo esto cuesta, exige más esfuerzo, cansa, pero así nuestro trabajo produce un fruto duradero y para muchos.

 

Uno de los problemas de nuestra sociedad, de la sociedad argentina, es que ha perdido el carácter. A muchos les parece fuera de lugar, o extemporáneo, el hablar de las virtudes personales, de las virtudes nacionales, de esas cosas que alguna vez hubo... y que hicieron que fuéramos lo que alguna vez fuimos: una nación grande y fuerte.

 

Hoy parece que nadie quiere oír hablar de cosas tan necesarias como son la capacidad para el sacrificio, para el trabajo constante, sostenido,  responsable...  Cosas que aquí y en cualquier lugar del mundo, en nuestra época y en siglos pasados también, fueron el secreto para lograr cualquier mejora personal o comunitaria. Se cree que por un acto de voluntad, o peor aún, por la mera expresión del deseo y por la transferencia a otros de la culpa, se logrará exorcizar los demonios que todos tenemos adentro, nuestra chatura y nuestro lastre.

 

Por eso, chicos, cuando los veo  a ustedes estudiar para un examen, desentrañar los secretos de la naturaleza y de la sociedad, esforzarse para entender lenguas y culturas ajenas, abrir los ojos a las nuevas tecnologías de comunicación... siento un entusiasmo y un optimismo incontenible... pues es obvio que así el mañana será de ustedes... será de ustedes y de nuestra comunidad toda...

 

Creo que, como dijo Khalil Gibran, los adultos también tenemos que aprender de nuestros hijos... saber mirarlos y tomar de ellos las semillas de futuro que nos traen...  con su energía y con su optimismo jóvenes.

 

Por eso, parafraseando a otro poeta, en este caso a Francisco Heredia, poeta y cantor cordobés, pensando en nuestra querida Córdoba La Docta, pensando en ustedes chicos, podemos decir que

 

 

....................

con su bronca y su trabajo

con los dientes apretados

con los sueños postergados...

Córdoba va...

 

El paso hacia el mañana se dará...

 

 

 

Osvaldo Carnero

Córdoba, 6 de julio de 2004



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