Desierto, Llama Viva
Jose M. Oxholm
A mi madre, una santa, y a mi padre, fuego rebelde:amor, ternura, devoción.
Desierto
Todos de pie. Sangrando. Laberinto.
Sal que nos quema, arena que calcina.
Lengua hinchada de sol. Sierpes. Espina.
Sol, mucho sol ardiendo. Rojo tinto.
No puedes regresar. En el recinto
perdido y sin contorno se avecina
la tolvanera negra. Rasa y fina escoba
de dolor. Fiebre. En el cinto, cantimplora vacía. La
esparanza; el espejismo aquel en lontananza,
labios parchados, llanto sin palabras.
(Espejismo fatal de aquellos ríos
claros de me niñez, los lagos míos,
abrevaderos llanos de mis cabras.)
Vengo De La Montaña
Vengo de la montaña, corazón volandero.
(Tu corazón liviano, fulgurante; la zaña
tan lejos de tus ojos.) Estremecen mi extraña
esos clavos salvajes tañendo en el madero.
(En qué rutas abiertas brilla tu alma lucero?)
Vengo de la montaña, vengo de la montaña
donde sueño tu vida cuando canta la caña
ese gemido largo, profundo, lastimero.
Desamparado y solo pueblas de lejanía ...
Tus palabras humildes salvan la noche mía:
mi desierto acechado por la inútil guadaña.
Hazme señales, Cristo, desde la luz del día;
desde tu noche clara suena la melodía ...
Corazón volandero, vengo de la montaña.
Esa Tumba Sola
Esa tumba sola que lleva mi nombre
languidece donde florece la tuna.
En su cruz de piedra - pálida de luna -
ni epitafio altivo, ni rastro que asombre.
Ni un árbol frondoso, ni césped que alfombre.
(La rocosa greda sedienta como una
diabética sombra.) Ni fecha. Ninguna
excéntrica placa que diga del hombre.
La cruz solamente marcando infinito;
la nuez ya vacía despojo del rito
abriendo raíces por nuevas laderas.
Comienza la vida. Desde el pedrerío
de la tumba sola fluye un nuevo río
en arenas blancas de eternas riberas.
Sin Nada Que Ofrecerte
Sin nada que ofrecerte me invitas a tu cena.
(Tu sangre, tus entrañas dolidas.) Compartimos
tus panes, tus milagros, tu alberque, tu verbena.
Sin ofrecerte nada te descarqué me pena.
Tan pesada tu carga. Me recibes. Nos fuimos
por los blancos caminos que iluminaste. Vimos
florecer el desierto por tu cara morena.
En la arena candente ni la sombra de un pino,
sólo ansiedad de un campo, mi río cristalino ...
Más me das, más te pido, más mi sed no se sacia.
Me sigues dando todo sin ofrecerte nada.
En áridas planicies, en cada roca, en cada
recodo del camino tu manantial de gracia.
Vino La Lluvia
Vino la lluvia con sabor de espuma ...
(Golondrinas, rosales, fantasía,
mi mar acompasado.) Lenta y fría ...
(Amor lejano, vuelve.) Con la suma
perdida de los años, sueña, exhuma
tardes de lluvia nueva, melodía
porque ha nacido Cristo en este día.
Vino cual lluvia con sabor de espuma.
Tan árido el desierto despiadado,
tan seco el aire, calcinante, hendido
parchado el suelo, laberinto anclado
Vino la lluvia sobre un mundo muerto.
Se despertó la vida, pecho henchido;
vino la lluvia, floreció el desierto.
Cuando Llama
Cuando llama la vida le contesto en canciones.
Esta sed de la sangre: revoltosa colmena;
pasiones rebeldes. Samba y plena.
Ruiseñor dulce, canta; bailan mis emociones.
Cuanda llame la muerte, marimba con los sones,
con los ojos abiertos y con la faz serena.
(Pacen ovejas mansas en la distancia.) Suena,
ángel del alma mía, canta tus oraciones.
Cuando llama el desierto - soledad, desvarío -
eres arenas blancas, el cauce de mi río,
aguas de vida eterna poblando un mundo inerte?
Dónde estará rocío, dónde estarán tus ojos alumbrando mis cosas
cuando llame la vida, cuando llame la muerte?
Amo La Vida
Amo la vida, la emociín del canto,
la gracia, el signo, el despertar del huerto.
Amo el misterio milagroso, el cierto
cauce del río, la región de espanto.
Amo el encuentro sin razón, el llanto
derramado por Cristo en el desierto;
la gloria de las horas, mundo incierto.
Mivida, amor es la emoción del canto.
Y te amo a ti con ilusión prendida
porque eres alma, significas vida,
lluvia, cielo, pasión y melodía.
Amo el silencio con que me recibes
y el cuchicheo de pájaros que escribes,
cadencia viva en el fanal del día.