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Afino Cuerdas De Otoño

José M. Oxholm
A mis hijos: Judith, Nellie, María, Teresa, Nilda y
José desde la ilusión.

lilies

(A Carlos Murciano)
Cierzo cruel que penetras mi armonía
- batir de estrellas en la noche inmensa -
- sangre convulsa en mibahía extensa -
- marejada de trinos en mi día.
Puñal nevado que en tu alevosía
siegas el verde de campiña tensa,
tajas sol, mariposas. Mi defensa
abrir los brazos en la nochefría.
Ya sin cocuyos ni mi verde rana,
sin rocío temprano de mañana,
sin los grillos en sabia algarabía,
abro los brazos, cierzo que apuñalas,
(persisten ilusiones - níveas
alas)
te abrazo otoño de la vida mía.

II


(A Luis Gustavo Acuña)
Sol de otoño candente todavía,
tiñendo gris las sombra del arado,
roja la sangre, verde mi sembrado,
tus ojos verdes, negra la agonĩa.
Llegó otoño a tu sol de mediodía.
Son tus ojos del verde de mi rada.
Mi silueta se encuentra desposada
de su sombra, mano a mano en porfía.
Que no llegue mi noche, que no llegue.
(Qué de trinos habitan el paisaje!)
Que despierte mi día y se despliegue.
Sol de otoño que alumbras mis entrañas,
ilumina mi ruta, voy de viaje,
regreso a las espigas de mis cañas.


III

(Para Inatxi Galarza, al recuerdo de Angel Urrutia)


Sueño de muerte por mi noche pasas,
cálido abrazo cual si fueras luna
retocando barrotes de mi cuna,
oro con plata revolcando brasas.
Nacer? Morir? Otoño cuando arrasas
la comunión de mundo, de fortuna
será de horror y muerte esa laguna
o es otra primavera la que amasas?
Nacer? Morir? Repican las campanas,
revive un mundo tras el horizonte,
despierta un sol de vida en las mañanas.
Aunque llegues otoño de agonía
habrá un alma eterna en plena mediodía.

IV

cross

(A Francisco Matos Paoli)
Dime de soledad, dime del viento
cantando entre los pinos del camino
con voces viejas con acento fino,
con voces nuevas de dolido acento.
Dime de soledad, dí del momento
si afina otoño la canción del pino
en mi charca, en mi bosque, sin el trino
de pájaros azules, sin aliento.
Dime que te diré de mar abierto;
se me escapa la vida como un río
este otoño tan lejos de mi puerto.

V

(A Pablo y Teresita Troise)


Ay, yacas más alláa, tensión de rosa,
compartiendo el perfume de tu día con jenjibre,
con ajo, con sandíi
en campiña florida temblorosa.
Ay, yaces más allá,aún más hermosa,
primavera en tus ojos todavía,
pétalo abierto de la vida mía,
en jardín de ilusión más dadivosa.
No te tocan otoño ni verano,
osadías de invierno no te tocan,
sostienes con ternura cada mano.
Algo tienes de sol cuando me enfocan
tus sentidos que salvan el pantano
donde todos mis ríos desembocan.

VI

(A Juan Cervera)

Fue risa en mi niñez, fue fantasía,
fue primavera y sueños encantados,
magia, montaña, mares agitados,
barcas y botes, muelles de bahía.
Fue bandadas de garzas con su cría,
correntones de ríos desbocados,
sarta de sueños casi realizados,
perdigones y caña por la vía
Ah, incendio de recuerdos. Llamarada
de azules y de verdes del destino,
de rojos y de añiles como el cielo.
Fue amor que en este otoño en retirada
fue puerto en las ventiscas del camino.
Fue la ilusión jacintos sobre el hielo.

VII

(Para Andrés Mirón)

Entras castillos y la humilde choza.
En este otoño sé que te aproximas
por madejas que tejes. Porque limas
tu paso porque sí Porque destroza
ese aguardarte desde vida moza
sin saber tu disfraz ni cómo rimas
los barrancos produndos y las cimas
con músculos y nervios. Dónde empoza
esa marea que empuja tu figura
en busca de la mía donde escondo
laberintos que trazo en miniatura?
Sosegado mastín, recia marea,
por castillos y chozas, mar sin fondo,
te acercas, muerte, sin que yo te vea.

VIII

(Para Jean Aristeguieta)

Papalote de gracia, sueño mío,
por la brisa de otoño, de verano,
sobre las nubes reinas soberano
más arriba del monte, del plantío.
Cruzas, cortas el sol como navío
que se escapa, que vuela de mi mano;
gaviota, volantín libre de alano,
brújula corazón sin un desvío.
Pájaro azul, adiós dice tu vuelo
con la tarde de otoño concebida
para milagros, claridad de cielo.
Vuela, vuela, chiringa en despedida.
Mariposa de otoño, va mi anhelo,
caricia desde el fondo de mi vida.

IX

(A Cristina Lacasa)

Que no acabe la danza, pero acaba.
Por qué no te quedaste, primavera,
con tus pálidos verdes de primera,
con tu encendido junio, mar sin traba?
Se nos cierran las puertas sin aldaba.
Despierta la inquietud de la trinchera,
(pasajeros los astros sin frontera)
danza incompleta que la noche graba.
No me digas de danza lastimera
si reverdece otoño en el plantío
de cosmo, girasoles, yerbabuena.
No me digas, amor. Hay sol afuera.
La ma˜ana diamantes en rocio.
Guareceré en tu pecho aquella pena.

X

(A Norma Suiffet, recordando a Rubinstein Moreira)

Cómo llegar, Jesús a ver tu frente,
tela de coco, dulce de membrillo,
sien esbelta sencilla como grillo,
pura la miel, eterna como fuente.
Cómo llegar vacío;, inconsecuente,
sin pompa ni equipaje a tu castillo,
credenciales ningunas, pan sencillo,
y llegar porque sí ... tan de repente.
Cómo llegar tan claro, tan desnudo.
Blasón de esclavo para por escudo
de ese tu mundo, diferente esfera.
Llegaré pedig�ño tras mendrugo,
buey de carreta libre de su yugo.
Dejo mi otoño por tu primavera.

XI

(A Diego Granados)

Vuelvo a la noche con la fe radiante.
Qué de frutos se quedan, qué de sueños,
qué de sueños de frutos y de empeños,
qué equipaje de vida delirante!
Vuelvo a la noche, se quedó el instante.
Qué vendimia fugaz, quedaron dueños
octubres y noviembres con sus ceños
de un invierno que asoma galopante!
Qué liviano mi vuelo, qué liviano,
galopar sin otoño ni verano,
sin forma, sin sentido ni estructura!
Vuelvo a la noche con la fe encendida
buscándote, buscando sin medida
valles donde es eterna tu verdura.

XII

(Para Angeles Amber)

Vuelve la luz, repique de campanas,
Angelus de bondad, vendimia santa
de panes y pescado que agiganta
la dimensión del astro. Curas, sanas
con ese resplandor de las mañanas.
Tiñes otoño de color, Y canta
pasión de cielo y tierra donde hermanas.
Vuelve la luz y mi boca te nombra,
sordo, ciego, desnudo, pobre hermano.
Derrocha esa ternura que me asombra.
Eres la luz y el Angelus temprano y yo esa confusión que busca en sombra
la semilla qu llevas en tu mano.

XIII

(A Miguel Luesma Castán)

Con ese adiós acabas, primavera.
Adiós estío. Otoño Adiós nidos.
Adiós rosas, vergeles florecidos.
Adiós calor de fértil sementera.
No hay golondrinas nuevas en hilera;
Ni raudos gavilanes ya vencidos.
Los hijos de los hijos, tan queridos,
son apena ilusión que reverbera.
Eternidad agreste, fuiste sueño.
Otoño esplende en sol de hojas caídas.
Arde la vida en encendido leño.
Adiós a primaveras bendecidas.
Buenos días, oh sol de mi beleño,
bajel en alta mar, velas henchidas.

XIV

Miro tu cruz y bajo la mirada.
Eres el sol, no puedo ver tu frente.
Ni tus ojos sin vida. Ni la hiriente
cicatriz de sonrisa destrozada.
Otoño quema el alma enamorada.
Tú traes la primavera de la gente,
costado mal herido, como fuente
que desborda de gracia consumada.
Miro tu cruz. Te esquivo. Lacerante,
gué difícil colina la que empinas frente a la multitud vociferante
Vas tan soloo. Desgarran las espinas.
Escollo tras escollo desafiante
serás fénix de luz entre las ruinas.


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