Leer estos poemas es entrar en una sola de conciertos, es poder escuchar con el alma una orquesta que podríamos llamar celestial. Una duda tengo: Escriben los ángeles? Si así fuera, yo podría asegurar que José Miguel Oxholm escribe como los ángeles. Es una frase muy usada, cuando alquien, en su quehacer, se acerca a lo divino, pero aquí se tiene esa sensación angélica:

"Hablo de tu silencio cuando tú callas,
Cuando puebla tu acento la melodía
oigo voces de soles. Por donde vayas
cundirá a borbotones la luz del día".

Naturalmente, sólo el Sol puede ofrecer tanta luz. Luz para ver líricamente, soñadoramente, cuanto en el corazón del poeta es materia de fe:

"la hoguera del recuerdo se enciende como el día".

Y gratitud, por los pulsos que laten, por la mente que discurre, por el alma que anima la envoltura:

"Cuando canta la vida, cuando canta
viento, sol, tierra, mar, en tu garganta,
siento tu voz y sé lo que me dices".

Peregrinaje, en un íntimo deseo de posar la sandalia sobre las huellas imborrables...

"Crucé el Jordá pensando en su figura,
la noche quedó atrás en lo distante".

Confianza en la protección que el rebaño necesita:

"Y velas por nosotros, por lo mío,
por ríos de mi sangre, por la fuente
surte los milagros del poniente...

Un mensaje de celestes transparencias, de cálidos tonos que sugieren calma, amor, comprensión:

"Esta pena, este canto , este rocío,
esta frente, esta peidra, esta serena
majestad de la vda dulce y buena.
Esto se llama amor, es tuyo, mío

Celebra la lluvia sobre tejados, cristales y hojas sedientas:

"Lluvia, lluvia, que dices tan contenta ese salmo de vida..."

La inquieta interrogante frente al enigma eterno, la euforia de la vida soboreada plenamente: