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Esta es la firma que Miguel estampó al final de sus obras, cartas y otros documentos.

Me tengo por hombre subjetivo y respetuoso hasta la médula. A contra corriente y desde la noche del veintidós de abril de 1995, vengo solicitando públicamente una B en el Cerbantes de Miguel. Me alegré mucho al ver el logotipo del 450 aniversario plantado en la plaza de Cervantes de la bella ciudad de Alcalá de Henares. Supuse que era una muestra de respeto hacia nuestro gran fabulador.

Los que dedicamos nuestras vidas a las letras, necesariamente hemos buceado por la obra del Padre de la novela castellana. Y cuanto más se sumerge uno, más asombrado queda al comprobar que hace casi cinco siglos, alguien, sin conocer a Freud, pueda profundizar de tal manera en la esencia del ser humano. Aún hoy, el lector puede proyectarse en cualquiera de sus personajes y comprender un poco mejor el mundo que le rodea.

En sus libros y en la primera página de sus obras, en su época, el nombre aparece con V. Al mismo tiempo él sigue escribiendo y firmando sus manuscritos con B. ¿ Por qué ? ¿Ganas de incordiar ? ¿Imitación de la firma paterna ?¿Herencia letrada de su abuelo Juan ? ¿Era tan ignorante que no sabía ni escribir su nombre ? ¿Era una forma de reafirmarse en su valía ? Según investigo mi criterio va variando sin decidirme por una respuesta concreta.

Para alguien del que tanto he aprendido, mis respetos. Respeto la voluntad de su mano que en la danza de inmortalidad, decidió pegar un salto a la mitad del segundo compás. ¿Pretendía ocultar sus orígenes de Siervo o Ciervo ? No sé por qué motivo lo hacía. La evidencia es, como la cabecera y el cierre demuestra, que firmaba con B. Su voluntad, en esta cuestión, para mí, está por encima de todas las academias del mundo.

Polémica banal en superficie. Pretexto. Como pretexto de la vida es la misma literatura. Pretexto para hablar de Miguel y su obra. Una estupidez según algunos académicos. Una aberración según otros.

Al igual que busco datos para comprender las épocas vividas por el hombre, para aproximarme a la realidad particular en lo posible, así mismo respeto mis conclusiones provisionales y, por supuesto, siempre subjetivas. Lejos de considerarme involucionario por rescatar una grafía anterior a las últimas conclusiones ortográficas, me tengo por evolucionario. La evolución en este caso consiste en aceptar su firma tal cual. Por si... por si fuese un guiño al mundo de que era consciente de su nobleza literaria. De su valía. Por como escribe Saavedra, es evidente que si traza una b, no es porque no sepa hacer una uve.

 

Si daba igual... e igual da... ¿Por qué no escribir en nuestro tiempo Cerbantes ? A lo largo de la historia, su obra se ha adaptado a las necesidades del lector. Sus coetáneos la aceptaron por el humor que contenía. Los románticos extrajeron la utopía, el amor platónico, los valores sublimes... ... ...

Hoy, en mi caso, me asombro ante la proyección vital sobre el papel y con palabras, de un hombre honesto entre y contra un cúmulo de circunstancias adversas. Un alma grande que fue, y al que respeto como autor y amo como amigo en la medida que le conozco. Lejos de ignorar sus límites y percibir a Miguel como mito, acepto sus miserias humanas que reafirman su importancia como escritor sincero e innovador y como hombre avanzado a su época en cuanto a la valoración de la mujer se refiere, y al sentido común.

Tal vez el cambio de una letra suponga un ligero trastorno editorial. Nimio en comparación con los beneficios.

Tal vez el cambio de una letra tras la reflexión nos permita abordar la obra que escribió desde otra perspectiva, con más matices. Tal vez la aceptación de una b suponga un incremento en la valoración del genio humano que existió.

Tal vez el sentido cerbantino- erasmista de la vida rebrote en nosotros y nos transforme en individuos más solidarios y respetuosos con los pensamientos distintos.

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© César Sobrón 1997