" CRISIS, DEMOCRACIA INTEGRADA Y UNIDAD NACIONAL"

 

Por el Lic. Alfredo Armando AGUIRRE

 

Eric Berne, el psiquiatra social creador del análisis Transaccional o conciliatorio, acuño el concepto de análisis "marciano", para aludir a la consideración de situaciones a partir de la toma de distancias respecto de las mismas. Algo así como mirar las cosas desde afuera.

No estoy seguro hasta que punto puede hacerse este ejercicio intelectual, tratándose del destino de una comunidad a la que uno( en este caso yo) se halla hondamente comprometido. Sin embargo, vale la pena intentarlo, aunque más no sea como una manera diferente de enfocar nuestra realidad cotidiana.

En ese sentido nos permitimos relativizar los resultados e la inminente elección presidencial argentina.

Es decir cambiamos la perspectiva de la próxima elección por la de la próxima generación. Y a estos efectos se me ocurre que desde una posición democrática, y sobre todo tratándose de nuestro país, lo más importante es que haya elecciones, no tanto quien las gane.

 

Tengo la impresión, que los resultados específicos, interesan mas a los militantes políticos (a quines un resultado u otro, puede acarrearles consecuencias directas), que a la inmensa mayoría de la ciudadanía. Dicho de otro modo, que una cosa son los enfoques de la militancia política( de cualquier expresión), y otro el de la ciudadanía en general(cualquiera sea su preferencia electoral). Por si a alguno le molestara esta diferenciación, me apresuro a decir que esta situación es así en la totalidad de las experiencias democráticas del mundo. Y hablando del mundo, lo que SI es determinante es la actual situación de crisis que atraviesa el Planeta tierra, cuyas consecuencias más lacerantes se observan en las áreas metropolitanas del Tercer Mundo( o sea el Gran Buenos Aires, Gran Rosario, Gran -Mendoza, ciudad de Córdoba, Gran Resistencia, Santa Fe, ciudad, y la provincia de Tucumán).

 

Esta crisis es múltiple y pone a prueba la viabilidad de la Argentina, como país soberano.

Es un juicio compartido por los economistas de las Naciones unidas, que tan importante como la crisis,  resulta el hecho que mucha gente cree que la crisis es pasajera, mientras los diagnósticos indican que va para largo..Resulta aclaratorio, recordar que la crisis, que tanto se siente en Latinoamérica(Méjico, Venezuela, Brasil y Argentina son los países mas descapitalizados) se desencadeno entre 1981 y 1982. Cuando uno coteja los análisis de la crisis latinoamericana en general con la Argentina en particular, extrae algunas conclusiones que son de suma utilidad. Por ejemplo, se dice que Latinoamérica en general, creció económica y socialmente desde fines de la Segunda guerra Mundial y comienzos de los años 80. Se advierte que en lo que hace a la Argentina, en ese periodo se registro el golpe de Estado de setiembre de 1955 origen a mi juicio de una parte significativa de nuestros males. Sin embargo pese a nuestra opinión, resulta vidente a la luz de los análisis arriba comentados, que luego de 1955 y hasta el estallido de la crisis, se mantuvo gran parte desencadenada en el país, entre junio de 1943 y setiembre de 1955. Y ello ocurrió, no obstante, las proscripciones que a partir de 1955, se impusieron al justicialismo. Estas ultimas consideraciones hubieran provocado escándalo, antes de que se comenzaran a percibir las consecuencias directas de la crisis.

Sin embargo, este enfoque, puede, repito, ser de utilidad, porque permite percibir, que mucha mas cosas de las que pensábamos, y que fueran iniciadas en 1943 y 1955, se han proyectado hasta nuestros días.

 

Antes de continuar, desearía reiterar que este es un enfoque "marciano" y el hecho de mis recurrentes alusiones al periodo 1943 - 1955, no conlleva sesgo partidario alguno.

Porque aunque parezca perogrullesco, la Argentina de mediados de 1989, tiene poco que ver con las Argentinas de 1943, o de 1955, o de 1973 o de 1983.

Muchas veces mientras medito acerca de los posibles caminos de recuperación nacional recuerdo aquel mensaje del General Perón, pronunciado el 21 de junio de 1973, a poco de regresar al país. Sobre todo recuerdo dos frases:  1) "La situación del país es de tal gravedad que nadie puede pensar en una reconstrucción en la que no deba participar y colaborar"; 2) " Necsitamos una paz constructiva, sin la cual podemos sucumbir como Nacion". Y cuando las recuerdo, como hago ahora, percibo el agravamiento superlativo de la situación de lo que va de 1973 a nuestros días, refuerza la vigencia de aquellas sentencias.

Los pronunciamientos electorales de 1983, 1985 y 1987, así como los abundantes pronósticos electorales de nuestros días, nos permiten asegurar que el pronunciamiento electoral de 1989, no producirá alteraciones significativas en las preferencias de la ciudadanía. Y esta afirmación es aun valida, cualquiera sea el partido ganador, y aun en el caso de que ese ganador tenga colegio electoral propio.

Una atenta observación de lo ocurrido a nivel gubernamental nacional desde diciembre de 1983 (no tengo elementos para extender la opinión a niveles provinciales y municipales) me permite opinar que el radicalismo triunfante (por favor recordar la diferencia hecha entre militantes y ciudadanos) soslayó que el 48 por ciento del electorado no los había votado. Esto genero situaciones de oficialismo sistemático y de oposición sistemática. Quizás ello también haya ocurrido en algunas provincias y municipalidades. Esta deliberación exacerbada, ha insumido una energía social digna de mejores destinos, acorde al cuadro crecientemente critico. Se podría argumentar, que ello es responsabilidad de los que interrumpieron el orden constitucional en 1955, 1962,1966 o 1976, y por cierto hay una gran parte de razón. Mas lo sucedido y lo perdido desde diciembre de 1983, debiera ser aleccionador. Porque la viabilidad de la Argentina soberna, seriamente comprometida por la crisis, conmina a la búsqueda obsesiva de la unidad nacional. Y no seamos ingenuos que vaya a haberla, si una fracción, por más mayoritaria que sea, monopoliza la capacidad de elaboración y decisión, y espere que el resto acate sumisamente.. Somos hombres, no ángeles.

La unidad Nacional ha de sustentarse en un concepto como el de democracia integrada o algo parecido. Por eso es que no debiéramos sorprendernos por gabinetes de coalición o por la ubicación de figuras de la oposición en cargos oficiales. Esto implica una exagerada actitud de desprendimiento y grandeza en la militancia ganadora de la inminente contienda. Soy absolutamente consciente de lo difícil que resulta implementar ello. Pero si terminamos de percatarnos de la situación de emergencia en que vivimos, ello puede ser factible.

Pero con una democracia integrada no alcanza. Hay que adicionarle participación genuina. Y no se trata de llenarse la boca con la palabra participación, y después negarle posibilidades concretas o neutralizar todo intento participativo. La gente es lo mejor que tenemos y no hay que tenerle miedo.. Ni tampoco subestimarla. La capacidad de los argentinos contemporáneos( cuantitativa como cualitativamente) es el reaseguro para recuperar el país. Solo hace falta no ponerle TRABAS. Hay que terminar con los "kioscos", las"quintitas" o "cotos de caza". Si la bonanza anterior a la crisis, los soportaba, ahora hay que terminar con ellos. Porque en los mismos estan gran parte de los recursos que debe ponerse al servicio del esfuerzo común. Y vale aclarar que estos "kioskos2 o "quintitas" estan dentro o vinculados a las estructuras estatales.

No sé el valor o peso que pudieran tener estas consideraciones precedentes, sobre todo por provenir de alguien que aunque adscriba a unas determinadas religión  e ideología, no esta "casado" con grupo o sector de poder alguno. Pero como pienso que el centro del mundo esta donde cada uno se encuentra, siento la inexcusable responsabilidad social, como estudioso de las cuestiones de mi país, de compartir con quienes los lean, estos frutos de mi pasión argentina. ( 14 de Abril de 1989)

 

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Nota: Publicado en el periódico "La Reforma", de General Pico, provincia de La Pampa, Argentina, el día martes 2 de mayo de 1989