COMPARTIENDO REFLEXIONES SOBRE LA CULTURA POPULAR RIOPLATENSE
Por Alfredo Armando Aguirre
Dentro de las temáticas de mi preferencia, puntúa alto la de la cultura
popular argentina. En mis estudios, me estimula encontrarme con elaboraciones
que albergan copiosas masas de datos.
Ya he descubierto hace tiempo, que uno es menos original de lo que se
piensa, y que cuando alguien se aboca a estudiar algún tema, tarde o temprano
si persevera en las pesquisas se encuentra con mas de uno, que ha transitado
por senderos muy parecidos, porque parecidas han sido sus preferencias.
Criado en un ambiente familiar donde las letras de tango y la escucha de
programas radiofónicos de corte popular era la pauta, allá por la década del
cincuenta, ya de adulto, tenia una plataforma como para seguir incursionado en
esas temáticas.
Hacia fines de la década del setenta trabajaba en una oficina
publica(acabo de cumplir treinta años como trabajador del estado o servidor
publico), donde tenia un jefe, fallecido ya, al que le gustaban lo que antes se
denominaban ”las cosas nuestras". En una de esas charlas llenas de
bohemia, se le ocurrió que podríamos armar un programa de radio. Allí se me
ocurrió el titulo de “País Plural”.
Desde allí partí en mi apreciación de la Argentina como un país plural.
La hipótesis me viene siendo muy fecunda en los estudios que continuo
realizando.
Por esa época llego a mi conocimiento la noción de la “Cuenca del
Plata”, como “país funcional”. Idea que también me viene pareciendo cada vez
más sugerente. Con el decurso del tiempo, he ido mas hondo en esto de la
pluralidad, y HOY creo, que las Argentinas son “países plurales”.
Como adscribo a la noción de la
“Patria Grande”, que de mínimo incluye a los países latinoamericanos, estoy
pensando que a la luz de nociones de reciente cuño como la “glocalización”( que
pretende algun punto de encuentro entre la globalización o mundialización como
fenómeno y el resurgimiento de los particularismos). Estoy pensando - repito-
en una relectura de la fluencia vital o “continuum cultural” del acervo
argentino con otras perspectivas o tonalidades.
Las manifestaciones de lo que concebimos como cultura popular, se vienen
plasmando a través de distintas manifestaciones, todas ellas en proteica
sinergia. Así: los cielitos, la poesía y el folletín gauchescos, la payada, la
copla, el circo criollo, el radioteatro, el cinematógrafo, la discografía, las revistas especializadas(
lo verboicónico) y elementos mas actualizados como vienen siendo la televisión,
y "el estado del arte” alcanzado por las múltiples tecnologías de la
comunicación y la información(TICs).
Alguna vez leí en Nagel, acerca que: “ la historia es reinterpretable,
mientras sus consecuencias se proyectan al presente”. Muy recientemente he
incorporado a mi bagaje nocional aquello que: “todo lo que existe, preexiste,
subsiste y coexiste”. Esto esta en sintonía con nuestra insistencia en señalar
el concepto de Macrothesaurus(entendido como recuperación de la información),
como de fecundidad exponencial en el marco de las TICs, mas arriba mencionadas.
A la luz de estas nuevas nociones, se puede “rever”, producciones
anteriores y abordarlas desde nuevas perspectivas.
Decía al comienzo de este desarrollo, mi preferencia por los documentos
profusos en datos. Por orden de aparición, he leído una “Historia del Sainete”,
de Vicente Gallo, de 1957. Casi en paralelo leí una “Historia de la Ingeniería
en la Argentina “ de Antonio Vaquer, que data de 1963. Esta ultima, no tiene
que ver con la temática del arte popular, pero los datos consignados, nos ponen
en fase con la actividad productiva de la misma época que obviamente
interactuaba con el resto de las actividades humanas en la misma circunstancia
espacio temporal.
Ya en la bibliografía que consigna Gallo, me entero de la existencia del
trabajo de Raul Castagnino de 1953, “El
circo Criollo”. Mas previamente a la
primera lectura de este ultimo
trabajo, una mano amiga me acerco el libro de Domingo Buonocore, “Libreros,
Editores e impresores de Buenos Aires”, de 1975.
Me parece que antes de continuar, debo consignar que estas canteras de
datos (ahora le llaman “data mining”), son adicionales a nuestros conocimientos
anteriores sobre el tema.
Buonocore en un párrafo en el que no pareciera atribuir importancia, nos
proporciona una información, susceptible de resignificación a la luz de
nuestros intereses intelectuales. En un párrafo no muy extenso se refiere a un
editor de fines de siglo XIXI y principios del pasado, Andrés Pérez Couberes. Y
allí aparece un entorno de poesía gauchesca, payadores, riñas de gallos, circos
y corridas de toros y aparece el nombre de Eduardo Gutiérrez. Bounocore
consigna que el autor preferido de la editorial era Gutiérrez, del que la misma
llego a realizar setecientas ediciones de sus novelas, que los historiadores de
la Literatura argentina como Ricardo Rojas y Alberto Arrieta, y aun Borges, lo
califican como folletín, con un dejo que se me antoja peyorativo. Cabe agregar
que Buonocore participó en la obra de Arrieta.
Como sostuvo Fritz Perls:
“Aprender es descubrir”. Y en ese párrafo tan substancioso, yo “descubrí” a
Eduardo Gutiérrez.
Gutiérrez que no llego a cumplir 50 años ni llego a ver las luces del
siglo XX, escribió varias novelas todas de temas gauchescos. Hoy las mas
conocidas son “Juan Moreira” y “Hormiga Negra”.
Una vez “picado” por la curiosidad de Gutiérrez, ahora contamos con el
recurso (en Buenos Aires, algunos le decimos “rebusque”) de los motores de
búsqueda(search engines), y allí
escribiendo Eduardo Gutiérrez, me encontré con otra cantera de datos, entre
ellos una conferencia pronunciada por el historiador Efrain Bischoff, sobre
Vicente Rossi.
Vicente Rossi, fue un autor y editor uruguayo, destacado estudioso de
los temas gauchescos y de la negritud en el Río de la Plata. Aunque el tema
esta mencionado tanto por Gallo, como por Castagnino, la conferencia de
Bischoff relata una entrevista con uno
de los epígonos del circo criollo, Don José Podestá(el que encarnara el payaso
Pepino el 88). Y Aquí Podestá(que llego a escribir sus propias memorias),
relata el paso posterior que siguió la novela “Juan Moreira”, basada en un caso
real. Primero el circo hizo una representación mímica de la novela y luego en
1886,se comenzó en los picaderos del circo a representar los diálogos de las
tribulaciones de este emblemático gaucho, y la pieza pasaría a convertirse un
icono del circo criollo.
Sincronías o no, cabe acotar que el “Juan Moreira”, fue publicado el
mismo año que la Vuelta de Martín Fierro de Hernández”: 1879.
Castagnino da detalles de las representaciones de Moreira, llevadas a
cabo tanto en Argentina como en Uruguay, tanto en sus grandes ciudades, como en
las campiñas. Y también consigna la compenetración que los públicos tenían con
el Moreira o con dramas similares. En este punto me recordaba un articulo de
Rodolfo Kusch "Anotaciones para una estética de lo americano",
publicado hacia 1955, donde sostiene que más importante que el texto del poema
de Hernández, era la repercusión que causaba en el gauchaje.
En este punto no puedo menos que asociar la compenetración que la gente
de pueblo, tenia por la obra pictórica de Florencio Molina Campos,
redescubierto comercialmente en los últimos años, pero considerado un pintor menor así como el sainete y el circo
criollo, todavía son denominados peyorativamente “genero chico”.
Si bien Molina Campos pintó sus gauchos, sus chinas y sus caballos de
ojos saltones entre las décadas del veinte y del cincuenta, lo hizo sobre la
base de sus recuerdos de niño y adolescente de fines del siglo XIX y principios
del XX.
En otra ocasión, afirme que Molina Campos, cuyos cuadros se reproducían
en almanaques de una conocida fabrica de calzado y ropa de gente humilde,
transformó a la mayoría de las viviendas humildes de la Argentina en una gran
galería de arte.
No tengo documentación a mano, pero es seguro que el Moreira, como otros
gauchos "justicieros" tipo "Mate Cocido" y Bailoretto,
saltaron de la arena del circo criollo, a la radiotelefonía a partir de la
década del veinte. La pista me la dio una dedicatoria de una de las películas
de Leonardo Fabio : “Nazareno Cruz y el lobo”, cuando en los títulos iniciales
del filme le dedica el mismo a uno de los cultores mas caracterizados de las
radionovelas gauchescas, como lo fuera Juan Carlos Chiappe. Fabio fue el ultimo
ha filmado una versión de "Juan Moreira”, en 1973.
En el sitio web “Uruguay Total”, hay un vinculo a un sitio que es una
base de datos de los estrenos cinematográficos habidos en los cines de
Montevideo entre 1929 y 1999, o sea desde el comienzo del cine sonoro. En esa
valiosa cantera de datos, he “descubierto”, que hubo otros dos “Moreiras”, uno
filmado en 1936 y otro 1946.
Melvin Herkowitz, en "El hombre y sus obras”, nos dice que los
artistas son los elocutores de la cultura de un pueblo. El circo criollo, como
portador del mensaje de Eduardo Gutiérrez y las repercusiones que tenia en el
paisanaje, certifica su condición de elocutor popular. Incluso por las
reacciones que despertaba llego a acuñarse el termino de “moreirismo”, como el
de un delito de soliviantamiento popular.
Pero claro... el “Moreira”, no tuvo un Lugones, que como sucedió con el
“Martín Fierro", lo consagrara durante el publico erudito.
Tal vez no hiciera falta porque en su momento lo hicieron Pepino el 88,
Fernando Ochoa y Leonardo Favio.
He mencionado deliberadamente a Uruguay, y aquí me vienen a la memoria
algunas lecciones que me dio mi amigo hace poco tiempo desaparecido, el
“cosólogo" Marito Monti. De el aprendí la noción de cuenca hidrográfica,
como unidad de desarrollo. La noción, que cae de su peso, ya venia del río
Amarillo, del Tigris y el Eufrates, del Nilo...
Pero aquí retomamos a la noción de lo rioplatense, con obvias
proyecciones hidrográficas a la cuenca del Plata.
Y en esta recorrida facilitada por las creaciones de Eduardo Gutiérrez,
se nos va perfilando un ámbito cultural, un verdadero “país funcional",
que abarca a varios estados naciones, mas no en la integridad de sus
respectivos territorios, sino parcialmente. Todo ello nos reafirma en nuestras creencias que
estamos siendo “países plurales", desde donde los continuadores de la saga
del moreirismo(que tal vez transiten
hoy por la “bailanta villera”), iran dando cuenta de los intentos hegemónicos a
través de la negación, el silencio y/o la fagocitación.
Buenos Aires (Martes, 10 de Abril de 2001)