EN BRASIL AUN EXISTE RACISMO

El Movimiento Negro Unificado es una de las miles de entidades que forman el movimiento negro en Brasil; pero con su presencia en 12 estados del país y su pretensión de extenderse a la totalidad de ellos, es posiblemente una de las más representativas y también de las más veteranas. Es una entidad integrada totalmente por voluntarios, que el pasado mes de julio cumplió 20 años (se creó en 1978 en Sao Paulo, todavía durante la dictadura, tras unas manifestaciones que protestaban por la muerte en prisión del sindicalista negro Robson Silvereira).

En su sede nacional, en Salvador de Bahía, hablamos con Edmilton Cerqueira, coordinador de Bahía y miembro de la coordinadora nacional, sobre la situación de los negros brasileños, el racismo, las luchas del movimiento negro. Edmilton, que empezó trabajando en la Pastoral Juvenil del Medio Popular y hoy convertido al candomblé, la religión afrobrasileña que se practica en Bahía, es un rasta alto, de 33 años, que trabaja como asesor de un sindicato de empleadas domésticas. Habla sentenciosamente, como casi todos los negros brasileños, y con un cierto tono de mitin. Pese a que distingue constantemente en su discurso blancos y negros, me recibe como a un compañero. Las paredes de la sede están llenas de carteles de eventos, de campañas contra el racismo o en favor de los derechos humanos. Una teja serigrafiada proclama: «MNU: nuestra tarea es construir un proyecto político desde el punto de vista de los negros».

«El movimiento –asegura Edmilton– surge luchando contra el racismo y la discriminación, y proponiendo cambios en la sociedad injusta y deshumana en la que vivimos, en la que la mayoría de la población vive en la extrema pobreza, principalmente el pueblo negro».

–¿Aún existe discriminación contra el negro en Brasil?

–Bastante. Los hechos así lo demuestran. El índice de analfabetismo entre la población negra es alarmante, la mayoría de los presidiarios son negros, las favelas y los guetos están poblados por negros. El poder político y económico continúa en las manos de los blancos después de 500 años de historia. Eso revela la contradicción racial que existe en el país. En las universidades hay sólo un tres por ciento de negros, en un país en el que el negro es la mayoría de la población. ¿Es porque el negro es torpe o incompetente? No. Es fruto de una política de exclusión. Quien tiene el conocimiento, tiene el poder, y la élite quiere mantener ese conocimiento restringido. Cuando se va a buscar un empleo, el primer criterio de selección es ser blanco. Eso no está escrito, pero es así. Existe un gran número de negros empleados en el sector público comparado con la iniciativa privada, porque cuando se entra en el servicio público nadie pregunta por el color, sino que se hace una oposición en la que la capacidad y no el color de la piel es lo que demuestra quién vale.

–¿Estas discriminaciones son fruto sólo de la estructura económica o tienen un contenido de prejuicio contra la raza negra?

–Toda sociedad debe ser evaluada por su origen. Brasil fue un país colonizado. Aquí ya existían culturas, pero hubo un proceso de invasión de un territorio, de apropiación de riquezas, de personas, de conocimientos y de culturas. Primero, de los indios; después, de los negros, que fueron esclavizados. Pero fueron esclavizados por ser negros. Eso hay que decirlo. El negro fue visto históricamente en Europa como un ser inferior. No era considerado ni ser humano. Se identifica una raza como inferior y, a partir de ahí, se desarrolla toda una política de persecución, de represión, de tortura, de exterminio. El negro no es oprimido por ser minoría o mayoría. El negro es oprimido por ser negro. Es oprimido aquí en Brasil, donde constituye más del 60 por ciento de la población; como en Estados Unidos, donde es apenas el 12 por ciento. Es oprimido en Bahía, donde es más del 80 por ciento de la población; como en Rio Grande do Sul, donde es cerca del 15 por ciento. Esa opresión se mantiene hoy en día. Hubo 400 años de esclavitud oficial y, después, se liberó al negro, pero no se le dio tierra, ni trabajo, ni escuelas... ¡No se le dio nada! ¿Qué quedó para el negro? Ser cargador de sacos, prostituta, bandido, niño de la calle.

–Pero un extranjero que llega aquí percibe una convivencia pacífica entre las razas.

–Ésa es la apariencia. Pero es mentira. Y se mantiene por el aparato represivo. En Sudáfrica existían leyes prohibitivas para los negros, que no podían estar en ciertos lugares o andar por ciertos sitios. Aquí, eso no está escrito en ningún lugar. En las universidades, la gran mayoría de los alumnos son blancos. Los salarios son diferentes. Los negros perciben, en su mayoría, el salario mínimo. Todo eso no está escrito. Brasil ha desarrollado una forma de opresión racial específica, diferente de los Estados Unidos y de Sudáfrica. Aquí tenemos un racismo que podría ser denominado «camuflado».

La Constitución proclama que todos son iguales ante la ley. Pero eso sólo está escrito en el papel. Mire lo que pasó con el indio Galdino, que fue asesinado, incendiado en la plaza pública por cinco jóvenes blancos que están impunes y, que tal como está Brasil, van a continuar así. Este es un país en el que el indio tiene que probar que es dueño de tierra. Habrá cambiado cuando los indios no necesiten probar que son dueños de tierra, sino que sea el blanco el que tenga que probarlo. Mientras esto no ocurra, aún falta mucho para que Brasil pueda considerarse una democracia. Democracia, por aquí, es de lo que menos hay.

–Cuál es el nivel actual de conciencia de la población negra?

–Creo que estamos en un proceso de maduración. Aún es grande el número de negros que no dan mucho valor a su contribución en la sociedad, que piensan que es muy natural que el blanco esté por encima de ellos. Pero se va dando un cambio de comportamiento y el negro pasa a verse como sujeto, como elemento constructor de esta sociedad. Es un hecho tímido todavía y fruto de la presión del movimiento negro sobre la élite dominante. Hoy ya se ve participación de los negros en los medios de comunicación, en las telenovelas o los anuncios. Existe una revista, Raça-Brasil, que trata sobre el problema racial. En algunos supermercados ya se encuentran muñecas negras. Antes no existían; uno tenía que dar a su hija una muñeca blanca. Hasta hace poco no teníamos ningún representante negro de la Bahía en la cámara federal, siendo más del 80 por ciento de la población. Hoy existe: el diputado federal por el PT Luiz Alberto, fundador del MNU. Él está contribuyendo mucho a aumentar la autoestima de la población negra y a presentar leyes y propuestas para disminuir las contradicciones raciales existentes en nuestro país. Es uno ahora, pero nosotros queremos la mayoría, porque somos la mayoría. No puede ser que en Brasil haya más de 500 diputados y sólo 11 sean negros. Cosas así revelan que Brasil está cambiando.

–Uno de los objetivos del movimiento es conseguir una opción política que represente a los negros. ¿Cuál sería actualmente esa opción política?

–Los proyectos políticos hasta ahora presentados no nos contemplan como segmento racial. Necesitamos elaborar un proyecto desde nuestro punto de vista, desde nuestra lectura y nuestra interpretación de Brasil. Un proyecto desde nuestro punto de vista pero no para nosotros, sino para el conjunto de la sociedad. No pretendemos que otros sectores de la sociedad no puedan también presentar su proyecto. Pero nosotros también tenemos que hacer el nuestro, decir lo que queremos para Brasil.

Nuestra lucha no es para cambiar la lógica existente. No queremos cambiar la explotación de los blancos por la de los negros. Queremos un sociedad justa, fraterna e igualitaria, donde blancos, indios, negros y otros pueblos puedan vivir en armonía y se respeten sus diferencias.

–¿Es la violencia el mayor problema que sufre actualmente el pueblo negro?

–Ciertamente, sobre todo en esta época de profundización del neoliberalismo y del proceso de globalización, en la que los países llamados periféricos o del Tercer Mundo tienden a sufrir los mayores impactos del retroceso del Estado. Se abandona el Estado defensor del bien común para crear un Estado protector de una parcela mínima de la población. Cada vez se excluyen a más personas del proceso productivo. ¿Quiénes son los más afectados por esa reestructuración de la sociedad? La población negra.

Brasil está batiendo récord de desempleo. Se extermina a un pueblo de varias formas. El desempleo es una de ellas. La violencia que reina en las periferias, ¿se debe a que los negros son violentos? No. Se debe a que los negros que no tienen empleo, ni escuela, ni salud, tienen salarios de hambre, ante un proceso de opresión reaccionan. Cada uno de una forma. Unos pidiendo limosna; otros suicidándose; otros robando.

Se está construyendo una sociedad para un número cada vez más reducido de personas y se precisa excluir, eliminar otros sectores. En otros sitios, ese proceso de exclusión se da de otra manera. En Brasil, ese proceso tiene un fuerte contenido racista: el primero que debe ser excluido es el pueblo negro. l