Siete orejas se cosecharon en la primera corrida de las
dos fechas del 53 aniversario de la inauguración de la Monumental
Plaza de Toros México. "El Juli", el niño prodigio del toreo,
se llevó cuatro orejas; Enrique Ponce Martínez, dos
y el queretano Óscar San Román una. Miguel Espinosa
"Armillita" dejó mucho que desear. Dos ejemplares del prestigiado
hierro de Xajay, fueron premiados con arrastre lento, el cuarto (primero
de "El Juli") y el sexto.
Julián López "El Juli" demostró
una vez más su indiscutible capacidad y un talento fuera de serie
que hace explotar los tendidos. Tuvo gran disposición en sus hastados
y se dio una cátedra con el capote, como ya es su costumbre. Dejó
ver excelentes muletazos, predominando un toreo por naturales. Con sus
escasos 16 años, esta tarde de 5 de febrero demostró que
ya es una figura consolidada del mundo del toreo.
Con
su primer burel, de nombre "Amapolo" recitó el mejor de sus poemas
con el capote. Dejó ver hermosos lances de recigo y series de la
escobina, quite de su innovación. Banderilló a petición
del público, con un tercer par hacia adentro sin terreno entre el
toro y tablas. Por fortuna, no tuvo una lesión que lamentar. Su
faena con la muleta resultó excelente, ligó varios circurrets.
Matóp de estocada por la que se le concedieron dos orejas
entre aclamaciones.
El octavo toro de la tarde, de nombre "Buen Amigo" se
inutilizó por la entrada de un espontáneo. De entrada, parecía
ser un burel bastante bueno, fue una lástima que se haya perdido.
"El Juli" pudo darle quites combinados de chicuelinas y tafalleras, pero
finalmente fue devuelto. Lo sustituyó un toro llamado "Caminante",
también de la ganadería queretana de Xajay, propiedad del
Sr. Javier Sordo Madaleno. Con el capote estuvo soberbio, al igual que
en sus bureles anteriores. Con banderillas tuvo una actuación aceptable,
aunque el toro no era para banderillas de matador. En su faena, se dejó
notar un predomino de circurrets. Ligó tres seguidos claramente.
Mató de media estocada en buen sitio, aunque el toro tardó
en doblarse, tanto que antes de ello ya se le habían concedido las
dos orejas.
"El Juli", como ya es su costumbre, salió en hombros
de la plaza, en medio de aclamaciones por parte del público que
llenó el coso más grande del mundo. Fue una tarde apoteósica
para el gran Julián.