SI HAY ALGÚN HOMBRE al que se le pudiera dar crédito de haber colocado a Karate en la posición que actualmente tiene en las islas principales de Japón, ese es Gichin Funakoshi. Este meijin (maestro) nacido en Shuri, Okinawa, y no fue reconocido como precusor del karate en Japón propiamente tal, hasta que tenía 53 años de edad.
La historia del maestro es similar a la de muchos otros grandes del karate. Nació débil, enfermizo y en muy pobre estado de salud, sus padres lo llevaron a Itosu y Azato (este último, se dice, fue el "culpable" del alto desarrollo de Funakoshi) para que entrenase en karate. Entre su doctor, Tokashiki, quien le prescribió ciertas hierbas que le darían fuerzas, y el buen entrenamiento dado por los maestros Itosu y Azato, Funakoshi floreció. Se transformó en un buen alumno, con Arakaki y Matsumura, como sus otros maestros, que hicieron grandes contribuciones en el desarrollo de su conocimiento y en crear su mente altamente disciplinada.
Cuando finalmente llegó a Japón desde Okinawa en 1922, se quedó entre su propia gente en el dormitorio prefectural de estudiantes en Suidobata, Tokyo. Vivió en una pequeña pieza cerca de la entrada y limpiaba los dormitorios mientras los estudiantes estaban en clases. En la noche les enseñaba karate.
Después de algún tiempo había ahorrado suficiente dinero como para abrir su primera escuela en Meishojuku. Posteriormente abrió su Shotokan en Mejiro, desde ahí partieron un gran número de notables estudiantes, tales como Obata de Keio, Egami de Waseda, Hironishi de Chuo, Noguchi de Waseda, Ohtsuka, Nakayama y Yoshida de Takudai. Se sabe que en sus viajes alrededor de Japón siempre llevó a Takeshi Shimoda, Yoshitaka (su hijo), Egami y Ohtsuka. Sus principales instructores en los trienta y cuarentas fueron Shimoda y Yoshitaka (o Gigo) Funakoshi. Shimoda era aparentemente un experto de la escuela Nen-ryu de Kendo y estudiante de Ninjutsu. Desgraciadamente murió muy joven, en 1934, luego de una gira de exhibición por Japón. Fue reemplazado por Gigo Funakoshi, un hombre de excelente carácter, altamente calificado técnicamente. Según Shigeru Egami, no había nadie mejor calificado para instruir. Por su juventud y su muy fuerte entrenamiento (a veces brutal) se gestaron conflictos de jerarquía con Ohtsuka, el alumno de más edad. Algunos dicen que no pudo soportar los entenamientos, lo cierto es que se retiró para formar su propio estilo, cuyo nombre alude aparentemente al conflicto que lo separó de los Funakoshi, Wado-ryu, el estilo de la Armonía. Gigo también murió joven, en 1945, a los 39 años de edad, pero no sin dejar un legado claro y duradero en el Karate-do.
Las artes marciales entre los 20's y los 40's tuvieron un auge explosivo en Japón. Durante ese periodo los ultranacionalistas tenín mucha fuerza y despreciaban cualquier cosa que no fuese japonés puro. Esto incluyó al karate okinawense, al que llamaban un arte pagano y salvaje.
Funakoshi superó ese prejuicio y finalmente recibió reconocimiento formal del karate como un arte marcial japonés en 1941.
Muchos clubes de karate florecieron en Japón. En 1924, se estableció el Club de Karate-do de la Universidad de Keio. También organizó clubes de karate en las Universidades de Chuo, Tokyo (1929), Hosei, ente otros. También un club en Shichi-Tokudo, una guarnición en los terrenos del palacio.
Funakoshi visitaba el Shichi-Tokudo cada dos días para enseñar y siempre era acompañado por Ohtsuka. Un día, cuando Ohtsuka estaba enseñando en la Shichi-Tokudo, un estudiante, Kogura, de la Universidad de Keio, quien tenía un grado sandan (tercer dan, cinturón negro) en kendo (esgrima japonés) y también un cinturón negro en Karate, tomó una espada y se enfrentó a Ohtsuka. Todos los otros estudiantes observaron para ver qué sucedería. Pensaban que nadie le podía hacer frente al shinken (la espada desnuda) en manos de un experto en kendo.
Ohtsuka calmadamente observó a Kogura y en el momento que realizó un movimiento con su espada, Ohtsuka lo barrió del suelo. Ya que esto no había sido ensayado, verificaba la habilidad de Ohtsuka. Apoyaba además la filosofía del Maestro Funakoshi que la práctica de Kata era más que suficiente en tiempos de necesidad.
En 1927, tres hombres, Miki, Bo y Hirayama, decidieron que la práctica de kata no era suficiente y trataron de introducir jiyu kumite (el combate libre). Idearon trajes protectores junto con máscaras de kendo en sus encuentros, para así utilizar el contacto pleno. Funakoshi oyó de estos encuentros y, cuando vio que no pudo convencerlos de evitar esta práctica, que él consideraba empequeñecedora del arte de Karate, dejó de ir a Shichi-Tokudo. Ni Funakoshi ni Ohtsuka aparecieron por ese lugar jamás.
Cuando Funakoshi llegó a las islas principales de Japón, trajo 16 kata consigo: 5 Heian (Pinan), 3 Tekki (Naihanchi), Kanku (Kushanku) sho y Kanku dai, Hangetsu (Seisan), Bassai (Patsai), Empi (Wansu), Gankaku (Chinto), Jutte y Jion. Mantenía a sus alumnos mucho tiempo en las formas básicas antes de dejarlos avanzar a los más avanzados y complejos. El entrenamiento repetitivo dio resultados; sus alumnos, generaron el karate más preciso y exacto que se ha enseñado.
Jigoro Kano, el fundador del Judo moderno, una vez invitó a Funakoshi y un amigo, Makoto Gima, a hacer una presentación en el Kodokan. Aproximadamente 100 personas observaron la exhibición. Gima, que había estudiado bajo Yabu Kentsu en su juventud en Okinawa, realizó el Tekki shodan y Funakoshi realizó el Kanku dai.
Kano sensei observaba la presentación y le preguntó sobre las técnicas a Funakoshi. Estaba muy impresionado. Los invitó a una cena tendon (pescado y arroz), durante la cual cantó y bromeó para tranquilizar a Funakoshi.
A pesar de su sinceridad en la enseñanza del Karate, Funakoshi tenía sus detractores. Sus críticos atacaban su insistencia en los kata y lo llamaban karate "blando" y que desperdiciaba demasiado tiempo. Funakoshi insistía en hito kata sanen (tres años en un kata). Funakoshi era un hombre humilde. Predicaba y practicaba una humildad esencial. Predicaba que el karate estaba enraizado en la verdadera perspectiva de las cosas, llena de vida y de consciencia. Vivió en paz consigo mismo y con los demás.Cuando se menciona el nombre de Funakoshi, trae a la mente la parábola de "Un Hombre de Tao (Do) y un Hombre Pequeño". Como se cuenta, uno de sus estudiantes le preguntó una vez: "Cuál es la diferencia entre un hombre de Tao y un Hombre Pequeño?" El Sensei replica, " Eso es fácil. Cuando un hombre pequeño recibe su primer dan, casi no puede esperar partir a casa y gritar a todo pulmón para contarle a todos que es primer dan. Cuando recibe su segundo dan, se subirá a los techos y le contará a la gente. Cuando recibe su tercer dan, saltará dentro de su automóvil y dará vueltas al pueblo tocando la bocina y contándole a todos sobre su tercer dan."
El Sensei continúa, "Cuando un hombre de Tao recibe su primer dan, inclinará su cabeza agradecido. Al recibir su segundo dan , inclinará su cabeza y sus hombros. Al recibir su tercer dan, se inclinará hasta su cintura y se irá caminando calladamente a lo largo de alguna pared para que la gente no lo vea y no se den cuenta de él."
Funakoshi era un hombre de Tao. Nunca colocó énfasis en competencias, ni en romper marcas ni en campeonatos. Colocó énfasis en la autoperfección individual. Tenía fe en la decencia y respeto que nos debemos un ser humano al otro. El fue el Maestro de Maestros.