La
«National Commission for the Protection of Human
Subjects of Biomedical and Behavioral Research»
(1974-1978) recibió el mandato del Congreso de
los Estados Unidos que desarrollara los principios a que
atenerse en la investigación con sujetos humanos,
y también que examinara los problemas éticos
planteados por la investigación con fetos humanos,
niños, prisioneros y enfermos mentales. Los miembros
de la comisión constataron la dificultad que tenían
al intentar ponerse de acuerdo en el alcance jerarquización
de los principios, salvo cuando eran muy generales. También
constataron que fácilmente llegaban a acuerdos,
en la mayoría de los casos; cuando discutían
sobre situaciones concretas.
Al final de todo un proceso de discusión de casos
llegaron o la formulación de tres principios éticos
básicos refiriéndose a aquellos criterios
generales que sirven como base para justificar muchos
de los preceptos éticos y valoraciones particulares
de las acciones humanas. Tres principios fueron identificadas
como particularmente relevantes para la ética de
la experimentación con seres humanos. Después
se ha visto que lo son también para toma de decisiones
racionales en la clínica.
Son los principios de respeto a las personas, de beneficencia,
de justicia. forman el cuerpo doctrinal dé Informe
que redactó la «National Commission»
con el nombre de Informe Belmont.
El respeto a las personas incluye por lo menos dos convicciones
éticas: «Primera, que todos los individuos
deben ser tratados como agentes autónomos, y segunda,
que todas las personas cuya autonomía está
disminuida tienen derecho a la protección, La autonomía
se define. en este contexto como «capacidad de las
personas de deliberar sobre sus fines personales, y de
obrar bajo la dirección de esta deliberación.
Respetar la autonomía significa dar valor a las
consideraciones y opciones de las personas autónomas,
y abstenerse a la vez de poner obstáculos a sus
pociones, a no ser que éstas sean claramente perjudiciales
para los demás».
|