Tito Rodríguez

La Madre del Cordero
Tito Rodriguez

Nos criamos, desde chicos.
juntos, en ´El Miraor`,
mi padre, peón antiguo,
el suyo, administrador
Claro que cuando uno es chico
no entiende la diferencia,
Qué lindo haber sido dueño!,
de tan tremenda. inocencia.

El fundo, jugando, entero
Io habíamos recorrío,
yo le ganaba casi siempre
porque era algo más crecío,
ella me juntaba flores,
yo le tiraba las trenzas,
y en eso se pasó el tiempo
casi sin darnos ni cuenta.

A mi me tocó salir
al campo, a pelar el ajo.
ya no era tan cauro chico
'taba gueno pal' trabajo.
Claro que todas las tardes
salíamos a pasear,
y nos mirabamos mucho
sin hallar que conversar.

Yo me ensayaba toíto el día
de Io que le iba a pedir,
pero cuando estaba cerca no
encontraba qué decir.

No sé lo que me pasaba
cuando la tenía a mi lao,
se me anudaba el cogote
y ahí me quedaba pegao.

Un día me dijo, ella,
que se iba a ir de !a hacienda,
la mandaban a estudiar
alas monjas. pa' que aprienda
a coser, a bordar, a leer,
había dicho Don Guille,
los libros son cosa buena
y hay que saber lo que dicen.

A mí me dentró una Pena
cuando me dijo que se iba
que saqué juerzas de aentro
y le díje que la quería.

Ella no me dijo na',
me puso coloraita,
y yo que le robo un beso
de su mismita boquita
Pasó el tiempo, un par de años,
Y nunca me olvidé de ella,
por las noches la veía
mirándome de una estrella.

Ella también me quería,
yo estaba seguro de eso,
me lo había dicho el gusto
dulcecito de su beso.

El hombre cuando es bien hombre, me dije,
ha de saber lo que pasa,
me agencié su dirección
con una emplea 'e las casas,
Francisco me hizo la carta
y aunque no tuvé respuesta
no me eché a morir por eso,
lo que es bueno, siempre cuesta.

Tiempazo después el fundo
amaneció trastornao,
las viejas de la casona
corrían de lao a iao,
se voltiaron dos vaquillas
las chuicas ¡como dentraban!
se raspaban las tortillas
y las empanas chirriaban,
se acomodaron las mesas,
el lugar p'a las cantoras,
se adornó too con copihues
y con hojas de totora,
A mí no me dió alegría,
me dió tooo junto al tiro,
la niña Rosa volvía,
de nuevo, pal' lao mío.

Después me quiso dar mieo,
pensé hasta en no merecerla,
pero mandé el mieo al diaulo
y me cacharpié pa' verla.

Ahí venía mi niña
más linda que el mismo cielo,
con su misma boca roja,
esa, donde puse mi beso.

Venía con un vestío
que encandilaba los ojos,
tomá del brazo e' Don Guille
que no cabía de gozo,
Pasamos a la comía,
se destaparon los chuicos,
el vino ¡cómo corría!
cosa era que daba gusto.

Después le entramos al baile,
se afinaron las vihuelas,
y se calentaba el adre
con el tañar de las cuecas.

No pude hablar con mi niña,
estuvo muy ocupaaza
hablando con las visitas
y otra gente importantaza.

Días después, una tarde,
estando yo en el corral,
pensaba ya en olvidarla
cuando me siento Ilamar,
Venancio, me dicen, Beno.
y me la quedo mirando
ahí estaba mi niña linda
de pura dicha Ilorando.

Nos abrazamos bien juerte.
¿Ud. me había olvidao?
¡Jamás!. le digo y la beso
como nunca había besao.

Nos seguimos encontrando,
era mía hasta los huesos,
y yo también la quería
aunque muriera por eso.

Tengo dos manos le decía
pa' hacer su felicidad,
y ella se me entristecía
cuando me sentía hablar.
Un día vino Don Guille,
a conversar, dijo, de hombre a hombre.
habló cosas muy bonitas
con apelativo y nombre,
me dijo que la dejara.
que la Rosa estaba grande
y que las cosas de niño
deberían de olvidarse.

Entiende Beno, me dijo,
que ella no es de este lugar,
es toa una señorita
y algún día se va a casar,
no con un peón de fundo,
y no es por desmerecer,
la vida es triste Venancio,
pero qué se le va a hacer.

Me la empató muy re bien,
después me soltó el doblao,
Entiende bien lo que digo, Beno,
si no te vai pa' otro lao.

Ahi me meti a las tomas ,
¿el trabajo? dije, aunque Io pierda
me pelié hasta con los pacos
a punta e' rebenque mierda.
Cuarenta días tomando,
bailando cueca aperrao.
pa' eso había juntado harta plata
y no soy ningún fijao.

La vida es triste Venancio.
eso no corre conmigo
mientras haya chinas guenas
la vida es vida mi emigo.

Tiré de chincol a jote,
Ie saqué al mundo la madre,
tuve preso por rosquero
y me tomé hasta el vinagre.

Y aquí me tienen ahora,
con los bolsillos pelaos,
sin pega en ninguna pane
y con el hocico hinchao.

Y se me viene el problema,
todavía la estoy queriendo
Los hombres piensan como hombres dije una vez,
y me estoy desconociendo.

La Rosa es mía o de naiden
los prejuicios, a la cresta,
y si a Don Guille tenerme
de yerno tanto le cuesta,
habrá que poner remedio,
al tiro, a esta situación,
yo no veo la diferencia
entre empleao y patrón.

Si me buscan a la mala
a la mala bajo el vino,
y esto ya decidío
por el único camino.

Cuando uno quiere a la buena
Dios sabe que no es desaire
yo soy un roto e' trabajo
no le agacho el moño a naide.
Así que esta misma noche
agarro pingo y apero,
Me robo a la Rosa, ¡mierda!
¡Ahí está la madre del cordero!
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Llanto de Luna
Julio Gutiérrez
1943
Canta Leo Marini - Tito Rodriguez

Llanto de luna en la noche sin besos
de mi decepción
Sombra de pena, silencio de olvido
que tiene mi hoy.

Llaga de amor que no puede sanar
si me faltas tú.

Ebria canción de amargura
que murmura el mar.

Cómo borrar esta larga tristeza
que deja tu adiós.

Cómo poder olvidarte si dentro,
muy dentro estás tú
cómo vivir así en esta soledad
tan llena de ansiedad de ti
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Tiemblas
Autor:Tile Caret Alonzo
Interprete:Tito Rodriguez

Tiemblas,
cada vez que me ves, yo se que tiemblas.
No hay misterios de tí, que yo no entienda
Por qué tratas de ocultar...
que yo soy parte de tí?

Vives...
esperando un amor que no recibes
sin que llegue la dicha que persigues
y es cosa muy natural!...

Hubo un adiós que no derrotó al corazón,
igual que una raíz mi presencia quedó.
Se que en la vida un día mandó la razón...
pero no se escapó del ayer... tu corazón.

Y por eso tiemblas...
cada vez que me ves, yo se que tiemblas
Por qué tratas de ocultar...
que yo soy parte de tí?

Hubo un adiós...
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Tu Pañuelo
(Tito Rodríguez)

El pañuelo que dejaste aquella noche
Yo lo guardo en mi memoria, tu recuerdo
Cuando solo yo me encuentro, lo contemplo
Y presiento de cerca tu figura.
En su seda está la huella de tu llanto
Y el rosado de tus labios aún perdura
Y me embriago en su perfume aún latente
Que me hace revivir aquel ambiente.

*Tu pañuelo, yo lo beso, lo acaricio y lo estrujo
Tu pañuelo, yo lo cuido, lo venero y es mi consuelo.
El pañuelo que dejaste aquella noche
Fue testigo de momentos de locura
Ya no estás y todo fue una aventura**
De tí, hoy sólo queda tu pañuelo.*
**Y de tí hoy sólo queda tu pañuelo
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