En esta ocasión sino te has hecho ya de los altavoces es que tienes un problema, escuchas: El Ave María de Schubert.


SEGUNDO CAPÍTULO

(De la Primera Parte)
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Lully quedó pensativo, pero mucho. Era el más antiguo del grupo conversante.

--- Qué quereis que os diga. - acabó diciendo - Los tiempos cambian en extremo.

"Nosotros, a los que llamaron despues renacentistas, - aunque yo ya estaba al final de esa época y entré en la del Barroco - teníamos otra concepción de la Música, que ahora mismo, nada tiene que ver.

"Pero ni siquiera la de "religiosidad", pues aunque eran tiempos de mucha iglesia pá un láo y pá otro, la música, por mucho que dijesen los clérigos, era libre, era.... La Música.

"También es cierto que a mi, lo de los religiosos y todos esos líos, en nada me afectaban, pues me escapé más pronto que la mar, y me lié con ballets y comedias de la época.

"Y a quien le afectara lo religioso, estupendo. La inspiración musical, bien puede venir por lo divino o por la luz que hay en determinado bosque a una hora precisa, pero viene, la Música iba al que la deseaba: La Música era la Música. Y podía tener sus señores y sus maestros, los que la escuchaban por escuchar y los que pagaban por hacerlo, pero Música, amigos míos.

"Yo cuando escucho las voces de un coro en cualquier catedral de La France, cualquiera que fuere su autor, se me vienen mil vidas a mi alma y sólo tengo ganas de fusionarme con el sonido....... y volar.

Por fín, habla Brahms.

--- Romántico y soñador que es usted, Lully.

"Después de escuchar lo que he escuchado, yo, el más joven de los que aqui estamos conversando, - después de la desconocía Enya ésta - qué les voy a contar.

"Cada cual pertenece a una época y casi diría que cada uno pertenece a una época particular, que si la vas haciendo cada vez más tuya, o bien te vuelves loco por lo solo que te quedas, o encuentras caminos indescriptibles por los que navegar e importarte muy poco si estás solo, o te sigue la humanidad en pleno.

"Todo el mundo lo sabe ya. Me refiero al hecho de que tardara veinte años en componer mi primera sinfonía, y creo haberme hecho más famoso por eso, que por mi obra en conjunto.

"Menos mal que los hay forofos de la música de cámara y me escuchan, además ahora estan celebrando el centenario de mi desaparición, y se lían a poner toda mi obra, por todas las radios del mundo. Je! ¿No es gracioso pensar eso, y estar hablando aqui con ustedes como si nada?

En el momento de acabar Brahms su alocución, Schubert pasaba por allí y saludó correctamente a los conversantes.

--- Muy buenas tengan ustedes caballeros, señorita. - e hizo una reverencia - Disculpen si me entrometo, pero escuché la palabra " celebración ", vi a mi amigo Brahms entre ustedes, y quería darle un abrazo al colega. Es que ambos estamos de celebraciones este año; él, por su desaparición, ( es que muerte suena muy mal ) y yo por mi aparición, con distintos centenarios, pues él cumple el primero, y yo el segundo. ¿No es sorprendente? Creo que voy a componer una canción sobre el tema.

Y se fué disparado a sus habitaciones del Palacio.

--- Este muchacho no para ni un segundo. - Dijo Vivaldi - Asi no me extraña que pudiera haber compuesto más de novecientas obras en tan sólo treinta y un años ¡ Qué bárbaro ! En ese tiempo, Bramito, podrías haber compuesto una sinfonía y media ¡ Eh !

Y se empezó a destornillar de risa, mientras los otros sujetaban al ya super malhumorado Brahms.


SEGUNDA PARTE

(Tercer Capítulo)

( Paseando por Palacio )

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El Palcio de Heiligenstadt ...... ( Chist, chist. )

¿ Es a mi ? ( Si, claro )

¿ Qué ocurre ? ( ¿ No sería posible, ponerle otro nombre al Palacio? No hay manera de leerlo bien )

Bueno, no lo sé, venía así en el Tratatado de Nuevos Planetas, Asteroides y Mundos. Los fundadores de éste, le pusieron ese nombre, en memoria de todos los músicos que por allí pasaron, - un lugar de recogimiento y descanso, que se encuentra en Viena y que se llama asi; Heiligenstadt - y en especial a la memoria de Ludvig Van Beethoven, pues es el que mayor tiempo pasó en dicho lugar y en el que estuvo a punto de decidir probar suerte en otra vida.

( Bueno, bueno, ¿Qué vamos hacerle? Prosiga, no le interrumpo más. )

Pues si. Como iba diciendo, el Palacio de Heiligenstadt, no es desde luego un Palacio normal y corriente. Para describirlo hacen falta palabras que ahora mismo no existen. Para verlo solo es posible con la imaginación. Para escucharlo, - pues tiene sonido propio - sólo hay que entregarse. Y para vivirlo,sólo hace falta sentirlo.

Cada rincón del Palacio es casi un mundo. Podíamos ir acercándonos a cada uno, y con magno placer, deleitarnos con su maravilla.

El Bosque de las Hadas

En este rincón de marco incomparable, ( y de lienzos y esculturas y colores ) nos encontraremos a más de nuestros músicos invitados, y no tán invitados, pues la mayoría residen aquí, en Palacio.

--- Asi que es usted el que cuenta la historieta.

Preguntó Haydn, - el Maestro de Ceremonias - a un caballero de vestimenta elegante y mirada atemporal que le acompañaba en el paseo.

--- Pues si, señor Haydn.

--- Bueno ¿Y quién es usted? No me suena ni su cara, ni su música.

--- No es de extrañar, amigo mío. No se altere por ello.

"Soy la figura, - que aunque le parezca una falta de modestia y de decoro - más importante de la historia de la Música, - desde que el homínido dejó la flauta de tibia o fémur, y empezó a hacerlas de madera- .

"Represento a miles de hombres que han trabajado con desdén y sin parar, en el Universo Musical.

"Nuestros nombres no aparecen en las partituras, ni en los Tratados de Música ni en los Cancioneros, ni en los Madrigales, ni en tántas y tántas otras formas de estudiar la Música.

"Soy, el Anónimo.

--- ¡ Anda ! - Contesta con alegría Haydn - Pues mire que celebro haberle conocido. Es que ha de comprenderme, a un Anónimo, es muy difícil reconocerle, ¡Cambian ustedes tánto! . Muy bien, hombre. ¿Y cómo lo localizaron para que usted pudiera venir hasta aquí?

--- No hubo problemas. Ahora por fín, los Espacios Mentales están limpios de pasadas humanidades y va todo de maravilla.

--- Pues si no le importa, acompáñeme en este paseo por El Bosque de las Hadas, le aseguro que no se arrepentirá.

--- Fabuloso, ¡ Adelante ! . Tenía pensado hacerlo, pues la música que sale de su interior es encantadora.

--- Cierto es, señor Anónimo. La Música en esta impresionante estancia es bella a más no poder. Su morador en esencia es Henry Purcell. Vamos a ver si le podemos robar unos instantes. Desde que su Majestad la Reina Mary ha vuelto a Palacio no deja un instante de componer música para ¡ Ella ! . . .

"En su tiempo, Purcell estuvo enamorado, - Platónicamente por supuesto - de su Majestad la Reina. Al poco tiempo de Ella morir, Purcell no aguantó esa soledad en su corazón. La enfermedad que le tenía ya cogido, estalló y marchó con su amada a reencarnar de nuevo.

"Pero eso son historias del pasado. Adentrémonos en el Bosque.



CUARTO CAPÍTULO

(de la segunda parte)

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Dentro del Bosque de las Hadas, - nombre por cierto de una semi ópera de Purcell - los árboles emitían música, los pájaros multicolores y multifórmicos volaban a ras del suelo. Las Hadas y Enanitos pululaban por entre las flores haciéndolas sonar, y el conjunto formaba una sinfonía sin par.

Haydn y el señor Anónimo, iban disfrutando del paisaje, cuando vieron que de frente, se acercaba otro músico.

--- Señor Anónimo, ahí viene " El Oso".

--- Perdón, no entiendo, ¿El Oso?

--- Bueno, así se le conoce al señor Händel.

--- Grande es, pero como para llamarle "oso".

Haydn saluda a Händel.

--- ¡ Mister Händel ! ¡ Cuánto me alegra verle ! Mire, le presen......

--- Un momento, amigo Haydn. De "mister", ná de ná. El hecho de que me fuera con los guiris no significa que me convirtiera en un cerdo inglés - con perdón-. Soy alemán y a mucha honra.

--- Disculpe, hombre, era por entablar un poco de charla de manera simpática y presentarle a este gentil hombre que me acompaña, es el señor Anónimo.

--- Encantado de conocerle.

Evidentemente, se dieron la mano.

--- Lo mismo digo señor Händel, creador de Oratorios donde los haya.

--- Oh, muchas gracias. La verdad es que no es para tánto, aquellos eran casi trabajos forzosos. Eran demasiado largos, sabe usted, para que encima luego la gente no se enterase de lo más mínimo, - ni los ricos ni los pobres - de lo que uno hace. ¿Verdad, Haydn? Porque tú tambén sufriste de ese trabajo forzoso, en menúo peázo de esclavo que te convirtieron los muy... Mejor me callo. Pero ¿verdad que fué así?.

--- Por desgracia si, pero de todas maneras no me arrepiento. Lo importante es trabajar en lo que te gusta, y si te mandan un poco más de la cuenta, pues apechugas y sigues pá delante. De todas maneras con los reyes no había nada que discutir, asi que, para qué amargarse la vida.

--- Señor Händel, - se dirije de nuevo hacia él el señor Anónimo - ¿Por qué le llaman el "oso"?

--- ¡ JA JA JA ! - rió complaciente Händel - Si, tuvo su gracia aquello.

"Menos mal, que lo que sucedió, transcurrió en una planta baja de un edificio.

"El caso es, que una vez estando con una repelente estudiante de canto, tan malo me estaba poniendo su recalcitrante voz, - y mire que soy hombre paciente y tranquilote - que me ví obligado a echarla de la habitación. Lo único, que lo hice de manera un poco brutal, pues la tiré por la ventana..... Prrrrfff JUA JUA JUA JUA. Cada vez que me lo recuerdan, me pasa esto, que me mondo de la risa..... JUA JUA JUA JUA.

--- Pues si es posible, señor Händel, y si deja de reirse, le haré otra pregunta, para rellenar un poco más esto.

--- Adelante, hombre. Pero llámeme Fréderic, es así como me llaman los amigos.

--- Muy bien, Fréderic ¿Cómo fué que usted no conoció a Bach, con tántas cosas en común como tenían?

---Bueno, eso es ya un rollo. ¿Y por qué habría de conocerle? ¿Usted conoce a todos los Anónimos? Pues claro que no, y si los conociese, vería que hay muchas cosas en común.

--- No pasa nada, hombre. Pero es que los dos nacieron en Alemania, casi en el mismo pueblo, los dos son músicos, los dos se quedaron ciegos y encima, les operó el mismo médico audaz y loco.

--- Eso, encima recuérdeme las desgracias. ¡ Encima recuérdeme que había un médico imbecil que se dedicaba a hacer lo que hacía !.... ¡¡¡ En el puñetero siglo dieciocho operando a la gente de los ojos !!! ¡¡¡¡Por los Dioses del cielo !!!!

"Malos tiempos aquellos. Pero ahora es muy diferente, y las personas que conozco no son "padres" de lo que se conoce hace ya mucho tiempo con el nombre de la "Música".

"Bueno, que no quiero recordar más cosas. Si van a ver a Henry, está en el semicírculo de los Abedules, escuchando música de "Atmósferas" con Buxtehude y Monteverdi, y me ha parecido ver a un tal.... Kítaro, si, si que era él. Yo me voy corriendo, que he quedado con Tallis y con Nyman, para ver un concierto de los Himekami. Hasta más ver, señores.

Se despidieron todos, y el señor Anónimo se sintió un poco molesto por haber enfurecido al señor Händel, pero no era su intención claro.






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