Cartas de Compromiso y Solicitud de Maestria de Miguel Fernandez
en Reiki y Energia de la Luz


Santiago, 07 de Mayo de 2003



Soy hijo de padres católicos, estudié en colegios católicos, pero el Dios y Jesús que ellos me dieron a conocer no encajaba en mi sentir, ya que este era castigador y había que hincarse a rezar físicamente en la iglesia tantos padres nuestros y ave Maria para poder ser redimido de los pecados, y con eso se resolvía todo problema. ¿Donde queda la conciencia?, el proceder diariamente con los principios que Jesús nos enseñó?

A través de los años me fui dando cuenta que Dios no está solo el domingo en una iglesia para escucharnos a través de un sacerdote, sino en cualquier lugar, momento, día y hora, ya sea en la iglesia, en el campo , playa, etc. Y fue solo así como me atreví a “conversar” con el (a solas) bajo mi plena conciencia. En momentos difíciles de mi vida recurría a la Biblia hurgándola para buscar respuestas a tanta injusticia que se ve y se vive; en esos momentos algo dentro de mí me daba esas respuestas pero, muchas veces no las entendía.

Tenía veinte años cuando acompañé a una gran amiga (Erica Dahuabe) a un curso de “meditación trascendental”, donde se hacían ejercicios de iluminación de nuestro cuerpo con la energía del cosmos a través de la meditación para así sanar nuestras dolencias y las de otras personas que lo necesitaban; comprobé que esto era factible pero, ¿donde quedaba Dios? Así me introduje vagamente en el campo de la meditación, ya que siempre me ha hecho feliz interiormente el poder ayudar a otras personas. Después de unos años me alejé de esto por circunstancias familiares y económicas que me absorbieron en gran parte introduciéndome a un mundo fuertemente material donde el poder lo tenía el dinero y con el se compraba prácticamente todo (aunque nunca le tuve, ni he tenido apego al dinero), sin embargo algo dentro de mi me decía que este no era el camino que yo deseaba en mi interior, en el que viví muchos altos y bajos espirituales y sentimentales.

El año pasado puse una cafetería en Providencia, donde conocí por destino a una hermosa mujer, y conversando tardes entera con ella me di cuenta definitivamente de lo lindo y gratificante que es dar amor al prójimo y lo feliz que esto me hacía; tu ya sabes de quien te hablo. Alicia. A través de ella tuve la suerte de conocer a su maestro de reiki, Marco Antonio. Al poco tiempo estaba haciendo mi primer taller de reiki con él, practicando nuevamente las meditaciones y conociendo las facultades que tiene el “reiki no tradicional”. Indistintamente se fue formando una amistad con Marco Antonio, acompañándolo así en sus talleres de Santiago como en regiones y viendo lo hermoso de su labor y lo importante y necesario que es para la gente, sobretodo por el mundo en el que estamos viviendo, donde se pierden valores, esperanza, Fé, humildad y sobretodo amor con la humanidad.

Marco Antonio te escribo esta carta para contarte muy brevemente sobre mi vida espiritual y material, para que sepas de mi sentir, con el fin de poder colaborar con esa linda labor que desempeñas; mi intención no es evocarme específicamente a un tipo de sociedad carente de reiki, sino a toda aquella persona, cualquiera sea su enfermedad, clase social, raza u origen que a través del reiki aprenda a canalizar para si y los demás el amor que Dios nos tiene para sanar y alimentar nuestras vidas; teniendo así en este mundo un mejor pasar. Personalmente creo que esta labor me permitirá realizar una gratificante y nutriente ayuda espiritual al prójimo.

Miguel Fernández Nicolini
mifernico@yahoo.es
Santiago - Chile
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