Pensé en ella y en ti...
 
 
 
La madrugada usó el color violeta
en su rico vestir;
cuando abrí mi ventana de poeta
toda la claridad se echó a reír...
 
Cuando miré al jardín de mi alma pobre
sonó un trino evangélico y sonoro;
había cambiado su dolor de cobre
por alegría de oro.
 
El cielo estaba azul, y la mañana
tan dulcemente pura estaba allí
¡que por afinidad de ambas purezas
pensé en ella y en ti!

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