PHILIP GLASS
ROBERT WILSON
Y
LUISA COSTA GOMES
" O CORVO BRANCO "
" EL CUERVO BLANCO "
Nada más lejos de lo imaginable podría pensar alguien que el ACTO IV, iba a ser un "scherzo", y menos todavía que ese escherzo iba a ser una danza, como la he denominado antes, alucinógena.
La música comienza, como todo en la obra maestra, Mágica, jovial, llena de brillos y de tonadas ligeras, vivas, locuaces. Surgen por todas partes más bailarines de los que son y vestidos con ropajes que tampoco nadie podría imaginarse.
Doce son los bailarines, y parecen más por la sencilla razón de que sus movimientos son tan ágiles y frescos que parecen desdoblarse, triplicarse.
El escenario tiene muchas tonalidades de luz y de color. En lo alto del escenario gira y se mueve y contorsiona, una estructura de metal parecida a la de una antena de televisión o de esas que se ponen en lo alto de un edificio para avisar a los aviones que hay edificaciones altas. Por ambos extremos tiene luces blancas, y su movimiento va con el de los danzarines.
Los danzarines son personajes de lo más dispar: Un boxeador, tres o cuatro señoras vestidas de los años veinte, un hombre sin cabeza, un bailarín vestido de motorista, un hombre que hace de enano con ropas de mujer, otro con frac y sombrero de copa.
Particularmente jamás he visto danza tan desmesuradamente perfecta, viva y colosal. Cuando paraban lo hacían los doce personajes a la vez, y su conversión en especie de muñecos era algo increíble. Y luego continuaban al mismo ritmo; unos con pasos más largos, otros con pasos que ni siquiera lo parecían, como si no se movieran pero haciéndolo.
Las luces y los colores de esas luces eran de gran importancia, y junto con la estructura de hierro antes descrita, se convierte en algo tan posmoderno que no hay palabras temporales para describirlo mejor.
La Parte de hoy de El cuervo blanco es muy interesante, no es simplemente una muestra de originalismo artístico posmoderno, va mucho más allá; metafilosofía, pensamiento de entre tiempos diversos, o sea, mezcla de todos los tiempos; el absurdo como manera de expresión, y no solo como burla. Conceptos quizá abstractos, pero interesantes.
La primera parte de este "Entreacto 4" se desarrolla en el escenario principal de la obra; un fondo de tonos azules obscuros. El escritor-narrador está sentado en una mesa de agua. ¿Cómo es una mesa de agua?: Una mesa en cuyo centro hay un hueco donde hay agua y una luz sumergida, que hace un efecto entre misterioso e irreal. Es en ese hueco de agua donde el escritor ve cosas, y escribe con la pluma voladora, que es una pluma que de repente vuela, se le escapa de la mano y se va hacia lo alto del espacio escenográfico.
-El escritor con una mesa de agua y una pluma voladora.
-Escritor. (narración)
" La tierra se pierde de vista a las siete horas y veintidós minutos,
haciéndose las últimas marcas que nos dan idea de la velocidad y del viento
reinante.
"Ponemos rumbo 218 grados de aguja del mando cuyos desvíos habían sido determinados en Lisboa. Terminada la lógica excitación de la partida comienzo a sentirme a gusto y me encajo lo más confortable que me es posible en la minúscula y poco confortable silla del piloto, preparándome para nueve horas seguidas de volante y lanzando un vistazo hacia el muestrario que había delante de mí; aguja, niveles transversal y longitudinal, altímetro, indicador de velocidad, termómetro de agua, termómetro y manómetro de aceite, además de varias cañerías para las bombas y tanques.
(La pluma con la que hace que escribe mientras habla, sale volando. El
escritor mira de nuevo en el hueco de la mesa con agua; da unos golpes,
mira hacia delante, y vuelve a su discurso. La pluma entonces vuelve a su
mano.)
"Todo está en orden. El tiempo sigue igual, pero ahora el viento nos ayuda
un poco. El hidroavión va bien equilibrado, volando solo.
"A las quince y veinticinco, agotados los tanques de popa, pongo en funcionamiento el depósito principal, donde, por el nivel, veo que tengo unos cincuenta galones de gasolina.
"A las quince y treinta el motor empieza a fallar. Me dispongo para aterrizar y, como el motor falla, desciendo con una extraña dicha a las quince y treinta y cinco. El hidroavión roza la cresta de una ola y se posó sin problemas en la cresta siguiente. El motor se para. Examinamos el hidroavión.
"No hay averías y el mar está picado. Nos tumbamos en los flotadores cambiando impresiones. "
(El escritor se ha levantado y continua escribiendo con la pluma en el aire)
" Nos sentimos a gusto a pesar de los tiburones que pasan entre los flotadores. Intentamos poner en marcha el motor, pero no lo conseguimos. Creo que la avería está en la conducción de la gasolina y que algún trozo de "durit" o suciedad está impidiendo el paso del combustible. "
(La pluma sale volando de las manos del escritor. Aparecen los cuervos)
-Los cuervos. (Recitativo)
" Nada allí no hay nada. Nada allí no hay que temer. No hay distancia, no hay lejanía. Nada más allá del peligro de los principios. Qué boca reseca qué chirriar de dientes. Yo soy la cabeza negra contra el blanco arenal. No hay distancia. Abajo, golpe bajo el bombear del ombligo. La respiración difícil. "
(El escenario ha cambiado, pero solo el fondo, que es una pintura abstracta preponderando el negro y las formas caóticas de esa pintura. Los cuervos siguen presidiendo la escena, y el escritor sigue hablando)
-Escritor.
" Este es el movimiento anteprimero, aquél en el que todavía nada existe. Tal vez exista en alguna parte, una dirección: un norte, un sur y un deseo de ir. Se trata de este movimiento, aquél nítido antes de levantar el brazo, antes de mover la pierna, un movimiento de antemano.
" En el instante en que la posibilidad es más fuerte que la realidad: el instante antes del comienzo, en que todo es todavía posible. Vago, libre, nebuloso, indefinido y posible.
" Ahora es preciso imaginar esto por primera vez. La curiosidad del universo que en esa época no pasaba de una bella durmiente compuesta por aminoácidos. El sueño que ese universo soñaba antes de tomarse en este universo.
" El caos tranquilo y uno antes del desorden de la organización. Ahora es preciso imaginar esto cuando el cuerpo ecuménico, donde queda la cabeza, el tronco y las extremidades. Y como ese cuerpo se dispersa y se desmembra en el viaje y en el riesgo del conocimiento, en la dádiva de sí, en el peligro de la muerte y como él vuelve de nuevo en sí y se contiene pero alterado. Quizás todo esto esté dentro del movimiento anteprimero. "
-Los cuervos. (Recitativo)
" Una bandera portuguesa.
Una bandera portuguesa. Una fotografía, el casco de vuelo. Una hélice del flotador del Lusitania. Una carta, tres huevos autografiados. Cuatro fragmentos de las Rocas de San Pedro..."
(Salen tres personajes vestidos de amianto. Un muñeco que simula ser otro
de esos personajes vestidos de esa característica manera empieza a arder.
El escritor entra en desesperación, gesticulando con todo su cuerpo,
convirtiéndose en danza terrible, preocupada, temerosa, llena de confuso.
Los cuervos son inmunes a todo lo que ocurre, son fríos, son gélidos, son
inmutables.)
"Un pan pequeño, dos barras de chocolate Nestlé.
Una espada, un cinturón, un gorro.
¡Aquél motor era nuestro corazón!
Sacadura Cabral pidió un cigarrillo, no hizo comentarios. "
(La música salta en estrépito prestigioso, llena de dramatismo, de barbarie
ordenada, de cúmulos de desahogo, de desesperación del escritor convertida
en idas y venidas acompañando al excelente orador. Los cuervos se mueven
poco a poco mientras el escritor se ve cercado por la rabia, por el no
saber qué hacer. Mientras los hombres de amianto empiezan a sentirse igual
de incómodos y aterrados que el escritor. La escena es pavorosa, es
terrible, casi indescriptible, pero posible, pues todo cuanto ocurre es
claro y conciso, extraño, pero comprensible.)
(El Escritor, después de la lucha y la desesperación, vuelve a hablar, y esta vez, para recitar y, de alguna manera, presentar a los grandes hombres que hicieron de Portugal un Imperio)
-El escritor.
" Joao Afonso, maestro de remolares. Joao Afonso, carpintero y maestro de galés. Joao Afonso, maestro de calafates. Fernando Afonso, maestro de navegación de la India. Pero de Alenquer, piloto y descubridor. Gonzalo Alvares, piloto y patrón mayor de la navegación de la India y Mar Océano. Pedro Alvares, maestro de naves de la ruta a la India. Pedro d´Andrade, descubridor. Antonio Gonzalves Bica, constructor naval. Alvaro de Braga, escribiente de la Aduana y Tesorería Real de Oporto. Tomé Branco, patrón mayor de la India. Esterao Cordeiro, piloto. Joao Carreira, marinero. Antonio da Costa, maestro de calafates de la ribera de Goa.
(Aparecen dos bandas verticales de color negro desde arriba del escenario,
colocándose hacia el centro del mismo. Los cuervos se ponen a cada extremo
de las bandas. El fondo abstracto ha desaparecido, y todo vuelve a ser
azul, un azul intenso con mezclas de celeste)
Bartolomeu Días, navegante, descubridor. Joao Días, piloto de la barra. Joao Alvares Fagundes, descubridor. "
-Cuervos (Recitativo final)
" No hay nada que temer, esto negro son mis manos bien firmes en el barro. Y aquello debe ser el sur donde pongo el pie en el resto del mundo y de mi esperando adormecido traicionado. "
(Empiezan a pasar por entre las bandas, -haciendo las veces de puertas-,
todos los personajes que han conformado la obra de arte, y que han
conformado, de alguna manera, la Historia de Portugal visto todo desde una
perspectiva de lo más original. Todo es muy fantasmagórico, y a la vez es
todo muy emocionante)
En esta parte del impresionante espectáculo no hay más recitativos, es todo en silencio, con una música tranquila, explícita, emotiva, llena de vida y de entusiasmo. Todos los personajes van introduciéndose en lo que ha sido su Mundo en las tres horas de visiones del pasado y del futuro. Todos empiezan a emitir un canto con sus gargantas ya henchidas y plenas de gozo:
Los marineros, el gallo de Barcelos, la Reina, el señor de sombrero de copa, Vasco de Gama, los pajes de la reina indígena de la India, el boxeador, el hombre vestido de cuero, las señoras de los años veinte, el hombre de hojalata, el pie de elefante, el hombre cuchara, el obispo con su báculo aserpenteado, el Rey, los pajes de los reyes de Portugal...
Es todo tan increíble que parecen seres reales que han aparecido de repente por no se sabe qué curvatura del espacio tiempo.
El canto de las sublimes gargantas se va elevando cada vez más, y la emoción cada vez embarga más.
... el niño, la bacteria, el dragón, las siamesas, el escritor... y casi lo más impresionante: salen todos los miembros del coro, que han permanecido ocultos, pero presentes en casi todo momento. Van vestidos de negro, y van descalzos, y se compenetran tan bien con los demás personajes, que no desentonan en absoluto.
Todos a la vez empiezan a levantar el brazo derecho y a elevar su mirada hacia el extraño cielo de azules mezclados. Las siamesas bailan de manera onírica levantando y bajando sus brazos mientras dan veultas sobre sí mismas... y la obra finaliza de la manera más Grandiosa que jamás haya habido en la historia de este pobre y muertecino siglo veinte.
Y como es de rigor, pondremos a continuación los artistas que han hecho
posible esta maravilla de futuro absoluto.
Cuadro de cantantes:
* Reina y Científico 1: Ana Paula Russo.
* Rey: Yuri Batukov.
* Viajero 1 y Vasco de Gama: Herbert Perry.
* Marinero 1, Científico 3 y Viajero 2: Douglas Perry.
* Cuervo 1 y voz en off: Susan Hanson. (Ni idea de cuándo aparece esa "vozen off")
* La reina indígena, Miss Universo y Dragón: Janice Felty.
* Hombre de hojalata, Acéfalo (Dios): Anthony Roden.
* Rey indígena, pie de elfante: Vincent Dion Stringer.
* Cuervo 2 y Científico 2: María Jonas.
* Marinero 2 y Viajero 3: Fabrice Raviola.
* Marinero 3 y Viajero 4: Zheng Zhou. (Ni idea del "Viajero 4")
* Gallo de Barcelos y Hombre Perro: Marina Ferreira.
* Judy Garland Siamesa 1: Paula Pures de Matos.
* Siamesa 2: Sandra Madeiros.
* Hombre Cuchara: David Lee Brewer.
* Escritor-Narrador: Diego Infante.
* Niño (Niños, según el reparto): Daniel Esparza ( Amir Abushanab ) (Ni
idea)
Coro del Teatro Nacional de Sao Carlos de Lisboa.
Director: Joao Paulo Santos.
Orquesta Sinfónica de Madrid.
Ópera "O Corvo Branco"
Música: Philip Glass.
Libreto: Luisa Costa Gomes, Philip Glass y Robert Wilson.
Coreografía y luminotecnia: Robert Wilson.
Transcripción del curro este, pues yo: Quirón Alvar, quién si non ;-)
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Y pá escribirme a mí.