Circadiano. Como sabemos, es un periodo aproximado de 24 horas, se aplica especialmente a ciertos fenómenos biológicos que ocurren rítmicamente alrededor de la misma hora, como la sucesión de vigilia y sueño. Hoy por hoy no hay quien escape a eso, ni cuando se viaja por el espacio, con amaneceres y anocheceres continuos. Es necesario acompasarse al reloj biológico interno, para no enfermar, para seguir siendo útiles.

La tecnología, que nos facilita la existencia, que incrementa la productividad, que nos produce el espejismo de la producción continuada y masiva, es utilizada por entes biológicos de reloj circadiano, es su limitación.

La comunicación, la red, Internet, nos permite trabajar continuadamente, a cualquier hora y desde cualquier sitio. La coordinación, la definición de cada tarea, es el reto para que todos los esfuerzos concurran eficazmente y se arme el puzzle. Que fácil es inhibirse de esa responsabilidad pretendiendo solo poner el capazo para recoger el vertido del cuerno de la abundancia, en que pretenden convertir, por sobreexplotación, la revolución digital. Algunos gurús ya dicen, sin recato alguno, que ya no se puede definir lo que cada uno tiene que hacer. El caos que acompaña a todas las revoluciones aviva las mentes codiciosas que pretenden justificar un lucro desmedido poniendo solo de su parte una voz repetida y antigua, más, más, más. Olvidan, quizás ignoran, que la base de toda la revolución digital es el pulso, continuo y acompasado, del reloj que anima cualquier circuito electrónico, a cuyo mandato se organizan todas las tareas del nuevo universo digital.

El reto de los departamentos de recursos humanos es cómo vertebrar a un ejército de trabajadores dispersos, mas humanos que nunca, pues trabajan en su entorno y a su ritmo. Definir un objetivo global, nítido y convincente, asignar a cada uno su parte, hacer comprender claramente la relación entre lo individual y lo colectivo es su reto. Y hacerlo con equilibrio en cantidad y calidad. Sin soluciones a la brava del tipo trabaje usted todo el tiempo y como le dé la gana. Tienen una tarea difícil; definir y describir el puesto de trabajo del trabajador en la revolución digital.

El nuevo ganadero sabe que en el tiempo en que antes ordeñaba a una vaca ahora ordeña a muchas, es tan fácil como conectarlas al ordeñador automático, pero sabe que la conexión debe respetar escrupulosamente el ritmo biológico del animal.

Quizás dentro de poco tiempo, cuando topemos con otros seres del universo, sometidos a otros soles, los mestizos resultantes sean explotables continuadamente, desde cualquier sitio, bajo ninguna norma ni definición y solo en la medida de su rendimiento.

Conocimiento. Acción y efecto de conocer. Entendimiento, inteligencia, razón natural. Noción, ciencia, sabiduría. Nadie pone en duda que los trabajadores que se dedican a la producción de software lo hacen con conocimiento, como cada profesional, en cada trabajo, de cualquier índole. No es conveniente cegarse con la intoxicante presión mediática con la que se presentan las nuevas tecnologías y elevar una actividad laboral que se realiza con conocimiento a trabajar sobre el propio conocimiento. Si no apreciásemos una táctica de endiosamiento del trabajador de la informática para conducirle a que se considere un caso excepcional, por lo tanto diferente, diferenciable, individualizable por consiguiente, tildaríamos de pretenciosa la denominación de trabajador del conocimiento para el trabajador del software.

La trastienda. Cuando observamos el patio trasero de cualquier gurú podemos ver el contraste entre su prédica y su práctica. Que una pequeña empresa de 41 directivos y secretarias, sin convenio propio, absorba a otras con más de 3000 trabajadores, con convenios conseguidos después de años de luchas, para destruir sus condiciones laborales, es un acto de depredación desreguladora extremo e injusto. Cuando además en el trascurso de la "negociación" colectiva se pretende aumentar la presencia física de los "trabajadores del conocimiento" además de recortes en incrementos salariales, antigüedad, seguro de vida, ayuda médica, traslados, comida, etc, etc, etc, queda clara la pantomima, cuando no la esquizofrenia o simplemente la incompetencia de unos recursos humanos, que bajo la responsabilidad del gurú sapientísimo, no hacen otra cosa que actuar de verdugos encapuchados de su ceguera. Y entrecomillo "negociación" porque a esos "trabajadores del conocimiento" se les niega hasta la información que legalmente les corresponde para negociar.

En los albores de la nueva era industrial valía cualquier humano, hombre, mujer o niño para atender al giro permanente de las máquinas, en los albores de la nueva revolución digital se pretende lo mismo, eso sí, emborrachando de egolatrismo a la mano de obra. Cínicos explotadores, listillos de tres al cuarto. (16.may.2000)

"Otras empresas competencia de Indra - EDS, SAG, Ibermática,... (por citar algunas) - se preocupan por el bien de sus empleados.

Yo estoy orgulloso de pertenecer a INDRA y de representarla por los clientes por los que paso, dejando una buena imagen de empresa.

¿No creéis que esa labor merece una recompensa y no un castigo como lo considero es el cambio de convenio? ¿dónde está el agradecimiento de la empresa que ha sido apoyada en las épocas flacas por lo empleados ? ¿por qué no es agradecida y responde a sus fieles empleados, que a pesar de recibir ofertas de otras empresas hemos aguantado en espera de que el esfuerzo de todos diera su futo? Ahora ha llegado la hora de repartir ese fruto.

En bolsa se dispara ("Indra vale más"), los beneficios y las expectativas se han disparado a un 60%.

INDRA, no olvides que sin nosotros no vales nada y no podrás alcanzar esas expectativas, y no podrás cumplir con tus clientes. MIMANOS" (18.feb.2000)