Ha hecho falta que Eusko Ikaskuntza celebre su XIV Congreso para que la sociedad vasca se percate de que algo falla en un sector del que, como el vicelehendakari quiso resaltar, va a depender mas de la mitad de nuestra economía en pocos años. Las telecomunicaciones van a ser para la sociedad del siglo XXI lo que el acero fue para la industria vasca hasta no hace muchos anyos: el motor de crecimiento y de riqueza económica. A simple vista, transformar la sociedad vasca para que abrigara esas nuevas tecnologías era una tarea sencilla, hacer agujeros y poner fibra óptica. Ibarretxe no lo pudo dejar mas claro en este foro: "El Gobierno Vasco apostó ya en 1991 por las telecomunicaciones, llevando a cabo una audaz política de inversión en el tendido de cable de fibra óptica". Sin embargo, todos los expertos han puesto en evidencia esta teoría gubernativa y han venido a decir que lo que hace falta no es meter más infraestructura, sino empezar a crear una Sociedad de la Información, es decir, a educar a la gente, principalmente a los universitarios, a promover el uso de la telemática. Mientras el Gobierno Vasco se felicita del acierto de su política de telecomunicaciones ya que -en palabras de Ibarretxe- "seremos la unica comunidad autónoma que tendrá un operador propio", el panorama no es tan feliz en las universidades, hospitales o escuelas. Los estudiantes, nuestros futuros teletrabajadores en esa Sociedad de la Información, tienen que compartir un ordenador por cada 500 alumnos y eso pese a que ese milagroso operador de telecomunicaciones comenzó precisamente a operar hace ya algunos años en la Universidad del País Vasco, conectando entre sí nuestras dispersas facultades. Mientras en Euskadi nuestros políticos todavía se pasan horas y horas debatiendo sobre "el desafío cultural del próximo siglo", en EE.UU. estan terminando de conectar todas sus escuelas a Internet y estan construyendo incluso una nueva red mas rápida y eficiente.

En fin, ha tenido que volver Javier Echeverría a su tierra para recordarnos que, pese a nuestra reluciente fibra óptica, nos estamos quedando fuera de onda y que eso lo vamos a pagar muy caro. Ha tenido que recordarnos que donde se va a construir país dentro de poquitos años no es en el mundo material sino en esa Telépolis de bits en la que pasaremos la mitad de nuestras vidas.

El País Vasco tiene que tener su barrio en Telépolis. Es necesario que la sociedad vasca tome el testigo de este XIV Congreso y fuerce a los políticos a comprar más ordenadores para las universidades, para los centros sociales, para Osakidetza, para Langai... Hemos estado trabajando al ritmo de los políticos y eso nos ha llevado a un retraso "electrónico" del que tenemos que salir rápidamente. Por eso, hago un llamamiento desde aquí para constituir un foro permanente en el que debatir la situación de Internet en el País Vasco y proponer medidas para impulsar su uso.