Leyenda del Centinela: Amaike y su enamorado

Esta piedra a dado lugar a la imaginación popular para conformar una leyenda que conjuga la historia de sus primitivos habitantes con la vegetación natural y la formación geológica para narrar que la hija del cacique propietario de estos pagos antes de la llegada del hombre blanco y de nombre Amaike sobresalía entre las mujeres de su raza por algunos atributos personales que la destacaban, como ser una excelente amazona, el color dorado de su larga cabellera y una rara habilidad para cabalgar o correr de noche por los cerros desafiando incluso hasta la ira de los dioses indios. Juntamente con la llegada de los soldados enviados para establecer el Fuerte que daría lugar a la actual ciudad llegó el hijo de un cacique pampa del Salado cuya tribu había sido diesmada por el blanco, quien al verla correteando por los valles se prendó apasionadamente de su belleza y figura, pero manteniendo prudente distancia.
 Las sucesivas derrotas de los soldados y el fracaso de todas las estrategias planteadas para destruir las tolderías hicieron correr la noticia de que todo era a consecuencia del poder que los dioses le habían dado a Amaike y que ésta usaba para alertar y proteger a su gente por lo que informado a Buenos Aires de tal situación se dispuso el refuerzo del número de soldados y oficiales para que rápidamente se terminara con esta serie de derrotas a mano del infiel. Así fue que reforzada la dotación se logra el apresamiento de esta bella india siendo conducida al Fuerte para ser ejecutada al alba. La leyenda que sobre ella se había creado no era en vano, ya que a la noche y merced a su habilidad logra desatar sus pies y con un salto felino huye por sobre las paredes del fuerte hacia los cerros que eran su hábitat natural, pero presa del cansancio equivoca la senda internándose en un zarzal para ensangrentada rodar al fondo de un manantial de agua de roca pereciendo ahogada. El joven indio jamás pudo enterarse de este triste final y regresó tarde tras tarde a la cima del cerro con la esperanza de contemplar a la bella de sus sueños hasta que finalmente sus dioses decidieron conservar su espíritu dentro de una roca de forma tal que cuando Amaike renazca éste se libere y concreten finalmente su historia de amor. Es por eso que la tribu creía que dentro del centinela habitaba el espíritu enamorado del joven cacique.
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